M.F se sentó bajo el sol azteca y sintió la vibración ancestral. El 11 de marzo pasado, el hombre de 48 años, vecino de Victoria en la zona Norte del Conurbano -cuya identidad se mantiene en reserva en esta nota para no entorpecer la investigación en su contra- comenzó a filmar su discurso para Youtube frente a una de las pirámides de Teotihuacán, construidas en las afueras de México DF. “Buenas, un nuevo video para el canal. Estoy en un lugar muy especial, increíble. Hemos explicado por qué uno hace la experiencia por primera vez, por qué la reitera, cómo se prepara, cómo la incorpora”, dijo como preámbulo: “Ahora, vamos a hablar del estar, el estado de conciencia al que uno accede”.
Ese estado del que hablaba era uno realmente poderoso, y una experiencia netamente clandestina. La semana pasada, M.F terminó detenido por la Policía Federal.
En los últimos años, el hombre de Victoria se había convertido en un referente del consumo local del veneno del bufo alvarius, un sapo proveniente del desierto de Sonora de México. El veneno, en forma de cristales, se fuma en pipa para acceder a estados visionarios, profundas alucinaciones y visiones que ocurren gracias a su presunta presencia de moléculas de DMT, un agente psicoactivo que también es parte de la ayahuasca y está penado por la ley argentina desde la actualización del decreto de la Ley de Drogas en 2016. Sus devotos también hablan de propiedades terapéuticas, mejoras psicológicas casi inmediatas. M.F no es un pionero. La organización Inner Mastery, allanada en Mar del Plata en 2018, ya vendía talleres para curiosos y buscadores psiconautas. En todo caso, el hombre es un insistente.
El veneno del sapo comenzó a asomar tímidamente en Argentina durante 2016 y 2017 en “ceremonias” y “talleres” en La Plata y Capital Federal. Suele ser parte del circuito de la ayahuasca, las llamadas ruedas frecuentadas por jóvenes de clase media y clase media alta en busca de sanación o de una experiencia estupefaciente que ninguna droga proveída por un transa promedio puede suplir. Es una situación netamente cultural, por fuera de los parámetros del narcotráfico de costumbre. Sus facilitadores no posan como dealers, sino como maestros.
Así, M.F fue arrestado este último sábado por la división Precursores Químicos de la Policía Federal, que depende de la Superintendencia de Drogas Peligrosas, en una causa a cargo del juez federal Claudio Mirabelli. Lo encontraron, literalmente, en medio de una ceremonia chamánica en una quinta de Ingeniero Maschwitz, donde asistieron más de 20 personas en torno a un mantel blanco en el piso de una cabaña de adobe especial. M.F, básicamente, tenía qué fumar.
Allí, le encontraron 80 gramos de cristal de sapo que testeó positivo por dimetiltriptamina ante los análisis de test reactivo, así como un frasco con 35 mililitros de LSD líquido, sus pipas y sus implementos chamánicos.
El hombre de Victoria cayó, precisamente, porque no se escondía. Tenía su página de Facebook donde ofrecía un contacto de WhatsApp. “¡Buenas, sapitos!”, les decía a sus seguidores. Antes de la pandemia ofreció talleres en San Juan y Berazategui, también en Uruguay. En 2019 había anunciado que hablaría en el World Bufo Alvarius Congress. Lo hizo, con un discurso en México DF en una sala vistosa, donde no pareciera que se vendiera o se anunciara nada ilegal. “Hace diez años esto no estaba en la cabeza de nadie”, dijo allí.
Así, comenzaron a seguirlo. Sus movimientos migratorios volvieron a llamar la atención. “Estoy realizando sesiones y retiros”, le escribió a alguien que preguntaba semanas atrás. Tras una última sesión ofrecida en la zona del Parque Pereyra Iraola, fueron por él.
Al fumar el cristal, “uno conecta con el ser, con la partícula más pequeña de ese ser. Y de ahí uno emana, va a la esencia de ese amor de donde uno vino”, continuó en el video bajo las pirámides: “Es un instante, dentro del espacio, pero fuera del tiempo”.
El veneno, por otra parte, supone varios efectos secundarios indeseados, con experiencias de tomas que suelen realizarse sin un médico clínico disponible. Pueden terminar mal. En 2019, Nacho Vidal, actor estrella del cine porno, terminó detenido y luego liberado luego de que un amigo suyo terminara muerto en su casa de Valencia tras fumarlo.
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