Dos asesinatos de corte mafioso ocurrieron este último domingo en la zona noroeste y oeste de Rosario. El primero fue cometido a la madrugada, cuando dos ocupantes de una moto abrieron fuego contra una multitud que se encontraba en la calle festejando un cumpleaños. Como consecuencia, una joven falleció y otras ocho personas sufrieron heridas de arma de fuego. El segundo tuvo lugar cerca de la medianoche, cuando sicarios entraron a una precaria casa y mataron a una joven de 19 años de un tiro en el rostro.
Con respecto al primer hecho, ocurrió en Larrea y French, en el barrio Empalme Graneros. Unas 200 personas, según estimaban fuentes policiales, cortaban la calle para festejar el cumpleaños de una joven que vive en Larrea al 500 bis. En un momento, frenó una moto y se escucharon entre diez y trece disparos.
Las nueve personas que sufrieron heridas por el feroz ataque fueron trasladadas a distintos hospitales de Rosario. En el Alberdi murió Brenda Samira Del Valle Bravo, de 24 años, que había ingresado con al menos un tiro en el abdomen.
De acuerdo a la información oficial que brindó el Ministerio Público de la Acusación, también resultaron heridos otras nueve personas, la gran mayoría mujeres jóvenes baleadas en las piernas, con dos menores de edad en la lista. Como todos fueron trasladados a distintos centros de salud, se produjo una confusión: una joven embarazada de cinco meses encontrada en una guardia fue contada como víctima del ataque en Empalme Graneros, pero resultó ser víctima de un intento de robo en la zona norte.
La fiscal de Homicidios Dolosos que interviene en la investigación es Georgina Pairola, que no descartaba ninguna línea investigativa hasta este lunes. De acuerdo a investigadores policiales, uno de los posibles móviles era una venganza por un asesinato cometido de la semana pasada en el mismo barrio, pero que los sicarios hayan disparado a la multitud y no a una persona en particular genera confusión.
Otra de las hipótesis apunta a un conflicto interpersonal. Pero la violencia del ataque abrió también la posibilidad de que entre la multitud se encontrara alguien sospechado por venta de estupefacientes en la cuadra del hecho.
Ignacio Gabriel G., de 25 años, se presentó ante la fiscal Pairola después de haber sido señalado en testimonios de personas como uno de los presuntos partícipes en la letal balacera, Lo hizo en horas de la tarde en el Centro de Justicia Penal y luego fue detenido por la Brigada de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC). El otro sospechoso se encuentra identificado, pero aún no fue arrestado.
El otro asesinato del domingo fue cometido en la calle 1709 a la altura del 7800, en barrio Godoy, en la zona oeste de Rosario, a pocos metros de un predio del Servicio Penitenciario santafesino.
Según información de fuentes con acceso al expediente, cuatro sicarios irrumpieron en una precaria casa y acribillaron a una joven de a 19 años en el rostro, hombros y brazos. La víctima fue identificada extraoficialmente como María Esther C. La única testigo fue una mujer de 33 años señalada en julio del año pasado por venta de droga en una denuncia policial, aunque nunca fue imputada por ese delito, un dato que inquieta a los investigadores.
La testigo, según la mecánica que reconstruyó la Fiscalía, fue encerrada en una habitación después del crimen. Fue quien le comentó a la Policía que los sicarios le exigieron plata a la joven antes de matarla de múltiples balazos.
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