A Miguel le pareció extraño que su novia, Ramona del Carmen Murua, no haya ido a trabajar. Además de ser su pareja, ambos eran compañeros en una empresa del barrio porteño de Puerto Madero y como ella nunca se ausentaba, el hombre decidió acercarse el miércoles pasado hasta su casa de la localidad de Bosques, en Florencio Varela, tras intentar llamarla inútilmente al celular durante todo el día. En la puerta lo atendió un hombre, que le dijo que no había visto a la mujer desde la noche anterior. Pero Miguel dudó y luego de comprobar con vecinos que su novia sí había estado en la vivienda, regresó, entró como pudo y se encontró con una escena de terror: la mujer estaba muerta envuelta en un cubrecama con señales de haber sido golpeada.
La persona que había abierto la puerta del predio, por su parte, ya no estaba. Entonces, el novio llamó a la Policía Bonaerense. Cuando los efectivos de la Comisaría Nº5 de Florencio Varela llegaron hasta el lugar, notaron que el cadáver de Ramona tenía a simple vista golpes en el rostro. El caso, un femicidio, quedó a cargo del fiscal Hernán Bustos Rivas.
Según el sumario policial, el novio de la mujer les dijo a los efectivos que cuando llegó a la casa para preguntar por su pareja, la persona que lo había atendido en la entrada dijo ser un sobrino de la víctima, a quien identificó como D.M.. A partir de ese momento se convirtió en el principal sospechoso. También les reveló que el presunto pariente estaba acompañado de una mujer, por lo que desde entonces se realizaron varios allanamientos y relevaron las cámaras de seguridad, aunque con resultado negativo. Pero con el correr de las horas, la historia tuvo un giro importante y la investigación apuntó en otro sentido. El sobrino, realmente, no era el sobrino.
En medio de la investigación trascendió un testimonio clave que refería al posible asesino: el de Estela, la vecina de la casa de al lado donde ocurrió el crimen y amiga cercana de Ramona, quien reveló cómo fue el descubrimiento del cadáver y quién era en realidad la persona que vivía con la víctima en la calle Brochero.
Según dijo la mujer en C5N, la persona que le habló en la puerta a Miguel la noche del hallazgo del cadáver fue José Aldo Costilla (48), una ex pareja de Ramona que vivía también en la propiedad. De acuerdo con el relato de la testigo, Murua permitía que este hombre conviviera con ella porque no tenía a dónde ir. Además, porque es una persona adicta al alcohol y sin trabajo. Para Estela no había dudas de que fue Costilla el que mató a Murua.
“Él vivía ahí hace mucho. No sé la relación porque Ramona no me decía que tenían algo que ver. Él sí decía que eran pareja. Él vivía ahí porque no tenía a dónde ir. No sé qué tipo de relación tenían. Ella le tenía confianza. Le dejaba cuidar la casa y los perros. Es lo que sé”, confió Estela, quien además dijo que las peleas entre ambos eran algo de todos los días. “Se escuchaban las discusiones”, contó.
Después de la breve charla sostuvo con el hombre en la puerta de la propiedad y con la incertidumbre de qué le pudo haber pasado, Miguel se acercó hasta una remisería del barrio que había acercado a Ramona hasta la casa la noche del martes, el día en que se vieron por última vez. Allí, el chofer que le brindó el servicio le dijo que sí había transportado a la mujer y que incluso vio cómo entró.
Fue entonces que el novio supo que algo andaba mal. Regresó hasta la casa de Ramona, golpeó la puerta nuevamente pero esta vez nadie lo atendió. Sin perder un segundo, se dirigió a la propiedad de Estela, le contó lo que estaba pasando y le pidió permiso para saltar la medianera. La amiga lo autorizó y ahí encontró a la mujer de 57 años muerta y envuelta en el cubrecama, con manchas de sangre.
“Él era muy borracho. Ella lo denunciaba, venían patrulleros. Él le decía que no tomaría más. Cambiaba por un tiempo y hace poco que volvió a tomar. Se escuchaban discusiones. A Ramona no le gustaba que él tomara alcohol. Nadie advirtió que algo así podría pasar. Parecía que quería quedarse con la casa porque decía que la vivienda era suya”, añadió la vecina.
En tanto, tras el testimonio de la pareja de la víctima comenzó a ser buscado como principal sospechoso del crimen el hombre que convivía con la mujer asesinada, que presuntamente se retiró de la vivienda con varios bultos en sus manos en la tarde de ayer, de acuerdo al relato de vecinos que lo vieron irse.
Con la mirada puesta en Costilla, los investigadores finalmente lograron detener en las últimas horas al sospechoso. Según confirmaron fuentes policiales, lo capturaron luego de una serie de allanamientos en el barrio Villa Vatteone en una casa ubicada en la calle 12 de Octubre y Belgrano. Le secuestraron un teléfono celular marca Samsung J5.
Para el arresto también fue clave un mensaje que le envió Costilla al esposo de Estela. En el audio, el sospechoso le recriminó a su vecino el hecho de que haya dejado entrar a la Policía a la casa donde encontraron el cuerpo. Por eso, los amenazó de muerte. “Te voy a volar la gorra a vos, tu mujer y tu hija. Yo estoy rejugado amigo”, le dijo el hombre en la grabación.
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