Fiel a San La Muerte y al Guachito Gil: cayó el último miembro de una peligrosa banda de secuestradores extorsivos

Maximiliano Frechero fue detenido en su casa de Merlo con gran cantidad de dinero y armas. A la organización criminial que pertenecía le endilgan al menos 6 ataques

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Así detuvieron al secuestrador extorsivo

Maximiliano Javier Frechero (28) era devoto de San La Muerte y el Guachito Gil. En su casa había construido un altar donde ofrendaba bebidas alcohólicas y cigarrillos encendidos a cambio de pedidos. Tal vez, una de esas plegarias era no ser detenido. Sin embargo, no le alcanzó. Frechero era el último eslabón suelto de una temible banda a la que se le imputan seis secuestros extorsivos, todos ocurridos en la zona Oeste del Conurbano entre marzo y octubre de 2020. Un delito para pesados de verdad, que ya casi no existe. En febrero, por ejemplo, hubo sólo dos: uno en Santa Fe y Tucumán, según los datos de Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese).

Frechero fue detenido en las últimas horas en su domicilio en la localidad bonaerense de Merlo, tras las órdenes del Juzgado Federal Nº2 de Morón, a cargo de Jorge Rodríguez, y el fiscal federal Santiago Marquevich, titular de Ufese.

Cuando los agentes de la división Antisecuestros de Policía Federal arribaron a su casa, Frechero, que había armado un perímetro cerrado de cámaras de seguridad, ya había visto a los policías que estaban por ingresar y se lanzó a correr en calzoncillos por los techos. Sin embargo, rápidamente fue capturado en la casa de un vecino.

Una vez adentro de la casa del detenido, los policías encontraron armas, más de doscientas municiones calibre 9 milímetros -algunas de ellas con teflón-, chalecos antibalas, gran cantidad dinero (pesos y dólares), un auto con la patente cambiada y documentación de otra persona con la foto del imputado. También hallaron el altar a San La Muerte y al Guachito Gil en una galería del patio.

De este modo, Frechero quedó detenido y acusado por delitos complejos: secuestros extorsivos, asociación ilícita y robo en poblado y en banda. El resto de sus cómplices, por su parte, ya habían sido arrestados. Entre ellos, en junio pasado, cayó el presunto líder: Hugo Alejandro Álvarez alias “el Gordo Ale”. Lo capturaron en la provincia de Corrientes.

Así fue detenido el sospechoso
Así fue detenido el sospechoso a pocas cuadras de su casa

De esta manera, la banda a la que se le imputan seis secuestros extorsivos fue desbararada. En 2020, la Policía Bonaerense ya había detenido a cuatro de sus miembros: Alejandro Emanuel Fatú, alias “El Mono”, un virtual NN nacido en 1989, mecánico de oficio -según él mismo-, y oriundo de Isidro Casanova; Sergio Javier Vandamme era un poco mayor que Mono, 42 años, nacido en Monte Grande y también decía ser mecánico; Mario Raúl Pérez, un changarín de Rafael Castillo, de acuerdo a su propio cuento y que cobra asignaciones universales por hijo y un beneficio para acceder a una garrafa; y Gloria Isabel Benítez, de 42 años, pareja de Vandamme, con una densa tintura rubia en el pelo, correntina y comerciante, al menos eso aseguró ella.

Estos criminales triunfaron en un delito de pesados en el tiempo más duro del aislamiento preventivo y obligatorio. Incluso, se cree que estarían vinculados al asesinato del policía Iván Leonel Triveño, de 25 años, ocurrido el 31 de julio de 2020 durante un intento de robo de un camión de gaseosas, el cual es investigado por la UFI de Homicidios de La Matanza.

El primer secuestro se concretó en marzo de 2020, pero la mecánica de la banda estaba aceitada. Los seis hechos que se le imputan fueron todos similares.

Hugo Alejandro Álvarez alias “el
Hugo Alejandro Álvarez alias “el Gordo Ale”, lider de la banda

La primera víctima fue un empresario oriundo de Ramos Mejía, 35 años, socio en una firma que controla una concesionaria. Ocurrió el 9 de marzo de 2020 por la mañana. Lo cruzaron en Haedo mientras viajaba en su Mini Cooper. Sus captores estaban a bordo de una Ford EcoSport: dos encapuchados forzaron al empresario a subir al coche mientras otros se llevaban el auto de la víctima, ambos grupos estaban conectados por handies. Los llamados extorsivos fueron al socio del empresario, a través de su propio celular. Finalmente, cobraron: 6.400 dólares y tres mil pesos en un bolso entregado bajo un puente en La Matanza. La víctima fue liberada ilesa.

El 7 de mayo de 2020, otra vez atacaron: la víctima fue un empresario porteño, 45 años, dedicado al negocio de los neumáticos. Lo abordaron mientras iba en su Volkswagen Tiguan. Lo ataron con precintos y lo hicieron gritar mientras le negociaban 500 mil pesos a su esposa por teléfono. Su mujer le dijo que no tenía esa plata. Terminaron por soltarlo en Morón. Antes, le robaron su vieja MacBook, tal vez por despecho. El próximo golpe les saldría mejor.

Pocos días después, el 19 de mayo, se llevaron a un escribano de 65 años mientras llegaba en su camioneta Jeep en Ituzaingó, pleno mediodía. Bajaron armados de su Volkswagen T-Cross y se lo llevaron a punta de pistola, también a su camioneta. Negociaron a toda velocidad mientras circulaban por el Acceso Oeste con la esposa del hombre cautivo: lo liberaron cerca de la cancha de Deportivo Morón después de la entrega de 7 mil dólares y 40 mil pesos.

El resto de la banda
El resto de la banda detenida en 2020

El premio gordo llegó el 11 de agosto de ese 2020 de encierro total por la pandemia, otro hombre de negocios que viajaba en un Audi Q5 y al que capturaron, con una camioneta Honda HRV como auto de apoyo, en la bajada de Brandsen de la Autopista Oeste. Lo soltaron cerca de un conocido supermercado de la zona. Una hora y media de cautiverio: 160 mil pesos y 30 mil dólares.

Las patentes robadas e intercambiadas eran otro clásico del grupo, con Fatú junto a Mario Pérez. Vandamme y Gloria supuestamente proveían la logística. Chapas tomadas de vehículos en la calle, siempre de alta gama, eran empleadas en el secuestro siguiente.

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