El triple crimen narco cometido en Rosario a fines de enero pasado se convirtió en el símbolo máximo de la oscuridad sin ley de la historia reciente. El presunto traficante Iván Giménez, alias “Maxi Rey”, su pareja Érica Romero y su hija bebé Elena fueron acribillados e incendiados a bordo de su Audi TT tras salir de una boda en el salón de eventos Campos de Ibarlucea, donde los novios eran, precisamente, dos traficantes procesados por la Justicia.
Giménez no parecía -al menos según lo que la Justicia pudo constatar- un jugador narco de gran peso en un territorio minado por capos y bandas de gran alcance. ¿Qué podría haber motivado un crimen tan feroz que incluyó la muerte de una bebé? Hoy, más de dos meses después, se conoce uno de sus vínculos más temibles.
En las últimas horas, la Justicia detuvo en Rosario a Fabián Gustavo Pelozo, en una causa a cargo de los fiscales Adriana Saccone, Javier Arzubi Calvo y la PROCUNAR, el ala de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico con el fiscal Diego Iglesias y Eduardo Villalba en Salta, junto a la Agencia de Criminalidad Organizada con los fiscales Luis Schiappa Pietra, Matías Edery, Gastón Ávila y José Luis Caterina. El triple crimen los toca de cerca. No fueron detenidos por la masacre de la familia, sino en una causa narco, pero existen vinculaciones con la investigación.
Pelozo, de 34 años, ex empleado en empresas del rubro de la construcción, es una celebridad secreta en el hampa, sospechado de ser un capo ocultos del negocio de la droga. También cayó junto a él su cómplice Ignacio Quintana, en operativos realizados por Gendarmería y Policía Federal.
Pelozo, básicamente, era el jefe de Quintana y el segundo de una organización investigada hace al menos dos años por movimientos de cocaína de gran tamaño. Según firma un investigador de la Justicia federal, supuestamente trabajaba para un traficante sospechado de participar de la bajada de 382 kilos supuestamente realizada en septiembre de 2020 en un campo de Santa Fe por Adelaida Castillo, ligada al poderoso clan Loza, condenado por lavado de dinero tras megaenvíos de droga a España. Junto a Quintana le habrían dado el lugar. Por otra parte, habrían proveído a distintos grupos. Dentro de uno de esos grupos, se cree, estaba Iván Giménez.
El hombre asesinado, que además era conocido como “Maxi Rey” también fue mencionado por Carlos Arguelles, el arrepentido asesinado de dos tiros en la cabeza en septiembre de 2021, por supuestamente haber manejado dinero de Pelozo. Se cree, también, que Pelozo tendría lazos con Esteban Lindor Alvarado, uno de los capos criminales más temidos de Rosario. Entre los domicilios allanados por los fiscales provinciales también se encuentra el de una mujer familiar del principal investigado, quien se desempeña como policía de la provincia de Santa Fe.
Según información de la causa, la organización de Pelozo, Quintana y su jefe se dedica a realizar el transporte de cocaína desde Bolivia y Paraguay hacia la Argentina. Por ese transporte que incluía un piloto podían llegar a cobrar comisiones fabulosas de hasta 300 mil dólares. Adelaida Castillo habría contratado sus servicios. La banda tuvo una atención con ella: al ser una conocida, no le habría cobrado comisión. Los detenidos eran, supuestamente, quienes llevaban adelante la logística. El jefe de la organización le delegaba a Pelozo y Quintana “organizar el apoyo logístico con vehículos, el predio para el aterrizaje, el acopio” y la ruta de caminos y campos para mover el cargamento. El 21 de septiembre de 2020, tres días antes de que capturen a Adelaida Castillo, “Maxi Rey” fue visto ingresando a un domicilio en Ibarlucea ligado a la familia de la pareja de Pelozo con una mochila al hombro.
Es decir, Pelozo habría sido el mayorista de Giménez.
Hay pasajes mucho más inquietantes en el expediente que apuntan directamente al crimen. La relación entre ambos, en algún punto, se rompió. “Esta vinculación jerárquica entre Pelozo y Giménez habría tenido su fin a mediados de los meses de octubre y noviembre de 2021, donde se advirtió que este último dejó de utilizar sus teléfonos, como así también se lo dejó de ver en los lugares habituales donde era observado en las tareas de campo”, continúa un informe de la Justicia federal.
El mismo informe, al que accedió Infobae, ratifica un dato que este medio conoce desde el momento del crimen: Giménez era responsabilizado en el hampa por la pérdida de un supuesto cargamento de 200 kilos de marihuana en el río Paraná el 12 de octubre pasado. Un bulto de 40 kilos fue hallado flotando en la zona, de acuerdo a un reporte de Prefectura. Luego de ese hallazgo, un hombre reportó haber sufrido una serie de amenazas.
La matemática es sencilla: un kilo de marihuana vale 30 dólares en Paraguay. 200 kilos son, a valor dólar libre del día, 12 millones de pesos. ¿Una familia entera fue masacrada sin piedad por este número y una traición?
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