Ayer miércoles por la mañana, la Policía de Córdoba irrumpió en la casa de Agustín Nicolás Pereno en Villa María para allanarlo y arrestarlo. No lo encontraron. Sin embargo, Pereno no corrió para escapar. Casi en simultáneo, el joven de 28 años se presentó por su cuenta ante la Justicia y se entregó para que lo lleven a una celda policial. Será indagado la semana que viene por la fiscal Juliana Companys. La imputación en su contra: estafa y asociación ilícita, ser un recaudador y un reclutador de víctimas en la sección cordobesa del presunto esquema Ponzi masivo de Generación Zoe.
Pereno, ex empleado de concesionarias y del Ministerio de Educación provincial, se convierte en uno más entre once detenidos en la lista, un jugador en un tablero mucho más grande. El caso en Córdoba había comenzado con tres víctimas que denunciaron haber puesto dinero para no recibirlo. Hoy, los denunciantes son más de diez.
Al menos 35 personas trabajaban en la oficina de Zoe en Villa María, dedicadas a promocionar el esquema, captar ahorristas y procesar el dinero: entre ellos se encontraba su cajero, Cristian Delgado. Claudio Álvarez y su madre Silvia Fermani, coaches ontológicos, señalados como los jefes de la zona, todavía se encuentran prófugos. El rol de ambos fue prominente: Álvarez, que protagonizó bizarros videos de captación junto al líder Leonardo Cositorto, llegó a acumular dos BMW a su nombre que terminaron incautados y fundó una empresa dedicada al rubro inmobiliario junto a su pareja, que terminó acusada en el caso y se entregó a la Justicia. También, madre e hijo fueron la caras del lanzamiento del equipo de fútbol del conglomerado, Zoe Athletic, con base en Villa María.
Hay incluso policías involucrados en el caso, miembros de la fuerza provincial acusados de darle una mano a la organización en medio de su caída. Ayer jueves, la oficial Natalia Noriega fue arrestada por supuestamente filtrar información a Zoe de los allanamientos en su contra.
El expediente, por otra parte, decapitó literalmente a la organización. La fiscal pidió la captura internacional a Leonardo Cositorto y a su número 2, “Max” Batista. Ambos siguen a la fuga. Cositorto da reportajes desde la clandestinidad, transmite por Zoom y Youtube, juega el rol de víctima y dice que relanzará Zoe en marzo mientras incita a sus seguidores a seguir captando plata bajo promesas de un apalancamiento del 20 por ciento.
Sin embargo, Pereno es un jugador distinto en todo este esquema. Quienes militaron para Zoe en Córdoba eran una mezcla curiosa: veteranos de las guerras del coaching ontológico y sobrevivientes de otros viejos esquemas Ponzi, ex vendedores de suplementos dietarios o de cosméticos dudosos, buscas y chantas lisos y llanos. Pereno era un emergente mucho más moderno: decía ser un trader en criptomonedas. “Del tamaño de tu riesgo será tu recompensa” era su lema en su bio de Instagram, una de tantas frases hechas que empleaba.
La suya es una cuestión generacional. El auge de las criptomonedas, con la aparente posibilidad de hacerse rico con poco y nada, marcó a jóvenes sub-30 y post-adolescentes atravesados por un discurso fanático. Algunos, los que juegan para sí, son más agresivos, hablan de un capitalismo meme sin reglas, un sálvese quien pueda y de un mercado todopoderoso convertido en el Ojo del Triángulo de la Providencia. Dicen que ellos serán ricos mientras otros serán pobres con sus mediocres plazos fijos. Otros, los que juegan para buscar inversores para sus carteras y cazar palomas, son más gentiles, más seductores, prometen palacios en vez de perdición.
Pereno pertenece a esa segunda categoría.
La fiscal Companys desconoce si Pereno se presentaba en la oficina de Zoe para trabajar, o si lo hacía a distancia, un presunto home office piramidal. Sin embargo, Companys no tiene dudas de que habría participado en la captación y el reclutamiento y por eso pidió su allanamiento y arresto. Hay otros detalles. En sus redes sociales compartía contenido promocional de Cositorto con frecuencia -el líder en helicóptero, el líder supuestamente de paseo en Dubai, “Leonardo siempre a tope”, lo elogiaba- y tiene al menos a siete imputados de la causa en su lista de amigos de Facebook. También invitaba a conocer el proyecto Zoe Cash, la criptomoneda de la organización que se desplomó dramáticamente en valor en las últimas semanas.
Tenía un canal de Telegram donde ofrecía consejos para invertir en criptos, que luego cerró. “Sin fines de lucro, exclusivamente para personas que quieran tener un alto impacto de forma positiva en sus finanzas personales”, decía.
También decía haber estudiado coaching, algo que atraviesa toda la trama de Generación Zoe. El discurso cripto de Pereno, por ejemplo, estaba netamente atravesado por el discurso de coach, un rollo motivacional hecho con exclamaciones. Para mejorar la vida, solo había que invertir. Y lo cierto es que Pereno, al menos según sus redes, buscaba captar inversores hace tiempo.
En febrero de 2020, mucho antes de la existencia de Generación Zoe, mientras era empleado en blanco de un empresario de Rio Cuarto dedicado al rubro de instalaciones eléctricas según su información previsional, Pereno lanzaba desde una página de Facebook con su nombre e imagen la convocatoria para otro proyecto, por llamarlo de alguna forma: Bitcoin Vault.
No hay empresa alguna registrada con ese nombre en Argentina según datos de la AFIP. Es una criptomoneda más, una variante menor de Bitcoin listada en múltiples exchanges menores, con montos de negocio actuales que apenas superan los mil dólares por sitio. Un grupo local la promocionaba con frases de Robert Kiyosaki, el autor del best seller “Padre Rico, Padre Pobre”, ofreciendo a personas locales realizar minería. Por lo visto, el esquema se extendió en el país. Otros imputados en la causa Zoe de Villa María posaron en el pasado con cartelería de Bitcoin Vault. Pereno, por su parte, invitó a un evento de reclutamiento proyecto en un hotel porteño, ofreciendo su contacto de WhatsApp.
Tenía una batería de frases prefabricadas, su rosario de promesas en los posteos en donde se ponía like a él mismo. “¿Querés minar y ser de los pioneros?”, decía. “Conocé como personas comunes como vos y yo están ganado dinero con las criptomonedas”, afirmaba en otro posteo. Hay párrafos más altisonantes. “Cuando hay grandes oportunidades, los sueños se cumplen, pero solo cuando se toma el riesgo, la acción te lleva a esos resultados. En conjunto con mí equipo de Latinoamérica estudiamos las mejores oportunidades en los mercados financieros no convencionales, Criptomonedas, arbitraje, minería e Intercambio de divisas, Captamos el negocio y te entregamos en bandeja la inversión”.
Tal como Cositorto, ofrecía “ingresos pasivos en Dólares todos los meses con rendimientos que fluctúan en un ROI del %15 al %25 mensual”. Es decir, superaba incluso la fabulosa oferta de Generación Zoe.
En agosto de 2020, mientras la promoción de Bitcoin Vault en Argentina se desvanecía, diversos sitios dedicados a cubrir noticias de criptomonedas lanzaban críticas a BV, señalándola como una posible estafa ya que ofrecía hacer sus transacciones reversibles, entre otros factores. Las autoridades en Filipinas denunciaron a Mining City, un sitio asociado a BV donde Agustín de Villa María anunciaba su “cartera de inversiones” con un link difunto.
Pereno será indagado la semana próxima según fuentes de la causa, junto con el resto de los detenidos.
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