La historia parecía sencilla, lineal, como muchas otras historias del crimen:
El martes por la noche, Eduardo Hynst, de 56 años, pensionado, dedicado a la reparación de equipos informáticos, fue asesinado en su casa de la calle Sucre al 2100 en Don Torcuato. El detenido por el crimen fue su propio hijo, Michal Martín, escritor y poeta que mantenía un blog con artículos, narraciones y composiciones propias. El método para matarlo: un destornillador clavado en su ojo izquierdo.
La Policía Bonaerense acudió al lugar con personal de la Comisaría 3° de la zona, alertada por un llamado al 911. La víctima fue trasladada de inmediato al hospital de General Pacheco, donde falleció al instante. Michal, de 30 años, fue arrestado en una causa a cargo de la fiscal Virginia Toso. Así, Michal posó para la cámara policial en su fichaje, sus tatuajes anarquistas en el pecho al descubierto. Supuestamente, según información policial a la que accedió Infobae, padre e hijo tendrían una rencilla de vieja data.
Pero el crimen, al parecer, fue una venganza en casa: justicia por mano propia, de la más extrema.
La noticia llegó a los medios. Una usuaria de Facebook que aseguró haber conocido a Hynst hijo en un viaje a San Martín de Los Andes descreyó de la versión original, de que era una simple pelea. Entonces, comenzó a escribir en su muro:
“Este padre Eduardo Daniel Hynst era un abusador y violador extremadamente violento con los miembros de su familia y quién sabe con cuantos más”, afirmó: “Tampoco dice que fue denunciado por su víctima en el año 2018 y que la causa corría riesgo de prescribir”.
Efectivamente, según pudo corroborar este medio de fuentes del caso, Hynst padre tenía una denuncia de abuso por parte de una joven de su familia que fue archivada en 2018 por prescripción: habían pasado 20 años de los supuestos abusos. Michal se negó a declarar ante la fiscal Toso, no refirió si fue víctima o no de estos abusos.
Se secuestraron teléfonos que podrán ser peritados, un paso clave en la causa.
A principios del mes de septiembre del año pasado, otro parricidio ocurrió en el barrio Fuerte Apache de Tres de Febrero cuando en el Monoblock 12 de dicho asentamiento, un hijo confesó haber matado a su padre.
No era algo raro en el barrio, ya otras veces la familia Duarte había tenido problemas con su hijo Carlos de 28. Tras varios episodios, en esta oportunidad algo fue diferente en los gritos. El joven, luego, confesó que mató a su padre. “Tengo que matar a mi papá como ofrenda a San La Muerte para estar libre”. dijo.
El homicidio de Carlos Fabián Duarte de 49 años ocurrió en uno de los departamentos de la barriada de Ciudadela, cuyo nombre es Barrio Ejército de Los Andes, aunque es popularmente conocido como Fuerte Apache. Allí, lamentablemente, los vecinos bastante conocen de casos de inseguridad, tiroteos, crímenes, ajustes de cuentas y drogas.
Sin embargo, lo que ocurrió esa noche fue distinto. Y fueron los vecinos los que llamaron al 911. Cuando la Policía Bonaerense llegó al lugar se encontró con el sospechoso, Duarte hijo, con el torso desnudo, un cuchillo tipo Tramontina en una mano que tenía un “mango atado con un hilo blanco, al estilo tumbero -según las fuentes- y la punta afilada; y una confesión escalofriante. Lo detuvieron.
La madre del detenido y también esposa de la víctima no presenció el crimen, pero sí escuchó el escándalo previo. Cuando fue a ver qué pasaba, ya era tarde. Carlos, su marido, no sobrevivió a la puñalada mortal que le dio su propio hijo.
“Según los vecinos, el hijo había amenazado con matar a su padre en varias oportunidades”, dijeron las fuentes consultadas. Otras explicaron que el detenido ya “tenía problemas desde hacía tiempo”, pese a que no supieron precisar de qué índole, hicieron referencia a “brotes”.
Así, dijeron que la familia no echó a Duarte hijo porque “sentían pena por él” e, incluso, alegaron que “hace 2 años que salió de la cárcel”. Sin embargo, no supieron precisar por qué delitos. En el Servicio Penitenciario Bonaerense no hay antecedentes de ingresos de Carlos Alberto Duarte, afirmaron otras fuentes.
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