Cintia López, la madre de Lucas González, el joven de 17 años asesinado por efectivos de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, intentó suicidarse el domingo por la noche y debió ser internada en un hospital de Florencio Varela. La mujer fue hallada por su hija menor luego de que se autoinfligiera heridas en la cocina de su domicilio.
La información fue confirmada por su marido, Mario “Peca” González, quien describió la tortura emocional que atraviesa la madre del futbolista de 17 años desde que ocurriera el asesinato de su hijo.
“Estamos en una tragedia encima de otra”, afirmó González, en declaraciones a la TV Pública.
“Estábamos mirando una película en casa, normalmente, comiendo pochoclos, mirando tele, en un momento me descuidé y me dormí. Ella estaba en la cocina, yo en el comedor. Entonces, en un momento me despierto y bueno, mi hija Valentina de 13 años la encontró lastimada. Y bueno, tuvimos que tomar la decisión de traerla al hospital”, completó el padre de Lucas.
Según confirmó González, este fue el tercer intento de suicidio que llevó a cabo Cintia en los últimos tres meses. Las dos veces anteriores había ingerido un exceso de pastillas. Ante tal escenario, aseguró que se resolvió internar a Cintia en un centro psiquiátrico.
“Estamos continuamente con la familia y amigos detrás de Cintia, intentando que se sienta bien, que haga cosas productivas para que esté ocupada su mente, pero no deja de autolastimarse. Y bueno, llegamos a este punto en el que la doctora psiquiátrica dijo que ‘basta’ el día de ayer”, aseguró González.
Cintia López fue internada en el Hospital Mi Pueblo, de Florencio Varela, donde permanecerá hasta quedar fuera de peligro. Se estima que en el transcurso de los próximos días será trasladada a un centro de atención psiquiátrica para ser tratada por su estado de salud mental.
“Ya en dos ocasiones lo había intentado tomando pastillas. Son avisos que nos está dando, porque si ella quiere tomar una decisión drástica, lo puede hacer en cualquier momento”, advirtió el padre de Lucas González.
El padre del futbolista asesinado agradeció la ayuda del intendente de Florencio Varela, Andrés Watson, para la internación y la atención de su esposa y procuró que desde ahora se pueda iniciar un nuevo camino en la vida de la familia, con el objetivo final de hacer justicia por el crimen de su hijo.
“Yo tengo que estar como puedo y de pie para poder salir con la familia y amigos. Tenemos que seguir adelante porque Lucas necesita justicia y para salir adelante por mi mujer. Quiero que mejore, que esté bien y que vuelva a mi casa con los chicos. Esperemos que toda esta pesadilla termine de una buena vez y que podamos vivir tranquilos”, reflexionó entre lágrimas.
Por su lado, el abogado de la familia, Gregorio Dalbón, dialogó con radio La Red, donde pidió a las autoridades políticas que trabajen en pos de una ley de salud mental y que sostengan una atención personalizada y muy cercana con aquellos familiares que sufrieron una tragedia de la magnitud de la familia González.
“Es gente muy humilde que no sabe qué hacer, le reparan la situación mental y la mandan a casa. Es muy jodida la Argentina, a veces los políticos en vez de subirse arriba de una muerte de un chico y hacer una causa para quedar bien con su patrón político, llamále kirchnerista, macrista, radical, hagan alguna ley de salud mental para la gente que queda destruida cuando le matan a un hijo”, aseguró Dalbón.
Y agregó: “Si uno presta atención a los reportajes de Cintia, ella decía “me quiero ir con él”. Ella lo avisaba. Ya van tres meses, evidentemente no se recupera (...) La única manera que a Cintia la curen en un instituto es internarla en un lugar de salud mental. Porque uno va con un tercer intento de suicidio a un hospital y te mandan a tu casa. Los políticos tienen que entender que después de una tragedia hay una familia que contener, no alcanzan los psicólogos que ponen en las intendencias. Para este tipo de cuestiones hay que estar más encima de los sobrevivientes”.
El crimen de Lucas González ocurrió el pasado 17 de noviembre, cerca de las 9.30 horas, cuando la víctima y tres amigos de la misma edad salieron de entrenar del club Barracas Central donde jugaban al fútbol. Los adolescentes se encontraban a bordo de un vehículo Volkswagen Surán, propiedad del padre de uno de ellos, cuando fueron interceptados por un auto Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Ciudad. Sin patente ni signos de ser un móvil policial, del vehículo bajaron tres efectivos armados y sin identificación.
De acuerdo a la pruebas recabadas, los jóvenes creyeron que eran ladrones que iban a robarles por lo que tomaron la decisión de huir del lugar. En ese momento, los policías dispararon desde distintos ángulos. Al menos cinco tiros impactaron en el auto y uno de ellos en la cabeza de Lucas, que murió horas más tarde.
Por el homicidio están procesados con prisión preventiva los policías Gabriel Isassi, Juan Nieva y Fabián López. Mientras que por el encubrimiento hay un total de 11 efectivos presos y otros dos imputados pero excarcelados.
En diciembre, la mamá de Lucas participó junto a la de Luciano Olivera, otro adolescente víctima de “gatillo fácil”, de una conferencia de prensa en la que reclamaron justicia y celeridad para detener a los policías involucrados. Ese día, Cintia reflejó el dolor que sentía por la pérdida de su hijo de 17 años y transmitió sus pocas ganas de continuar viviendo a raíz de la dramática situación.
“Lo único que quiero es tenerlo a él conmigo, como siempre digo, ya no puedo, no entiendo por qué hicieron esto, me arruinaron la vida. Sigo por mis dos hijos y por mi marido, porque si no ya me hubiera ido con Lu”, dijo entre lágrimas López.
“Nos arruinaron la vida y van a pagar por todo lo que hicieron, todos los fueron cómplices que lo paguen. Me lo mataron. No me animo a ir al cementerio, no quiero saber que esté ahí abajo. Quiero que todos paguen lo que hicieron tanto en el caso de Lucas como el de Luciano”, agregó durante aquella jornada.
La semana pasada, la familia del adolescente denunció ante el Consejo de la Magistratura al juez de la causa, Martín Del Viso, por mal desempeño de sus funciones y prevaricato.
En su escrito, el abogado Dalbón denunció a Del Viso, luego de que el magistrado rechazara los pedidos del fiscal del caso, Leonel Gómez Barbella, para la detención de otras cinco personas por el encubrimiento del hecho y negara el procesamiento de dos oficiales que fueron liberadas por falta de mérito.
Gómez Barbella había solicitado la inmediata detención de la abogada Verónica Gabriela Andraca, de la División de Asuntos Penales y Contenciosos de la Policía de la Ciudad; la abogada Silvia Alejandra Ozón, Jefa de División de la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Justicia y Seguridad; el comisario mayor Fabián Lencina y los oficiales Pablo Daniel Granara y Lucas Damián Evaristo Varas.
En tanto, también el fiscal solicitó nuevamente los procesamientos de las policías Lorena Miño y Micaela Fariño al presentar el informe final del peritaje odorífico, el cual indicó que habían manipulado la réplica del arma hallada en el auto de los adolescentes.
En su denuncia, el abogado de la familia de la víctima indicó que el juez “dictó resoluciones arbitrarias, infundadas, basadas en hechos falsos”, y destacó “la peligrosidad procesal que conlleva mantener en libertad a imputados que formaron parte de un ardid delictual que terminó con la vida de un niño de 17 años y mantuvo en privación ilegal de la libertad a menores de edad”.
“No hay nada personal con el juez. Es sólo nuestra forma de defendernos ante tanta injusticia con las oficiales Miño y Fariña. Ni siquiera con las y los demás. Pero esas dos deben ir presas. Manipularon el arma. No tienen perdón de Dios. Nos quisieron hacer pasar por delincuentes en vez de ayudarlos cuando eran víctimas”, señaló Dalbón.
Con información de Agencia Télam.
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