La policía mendocina Claudia Pérez había estado en pareja con Juan Pablo Romera por unos 9 años, pero en noviembre de 2021 la relación se terminó. Un mes después de la ruptura, el joven empezó a salir con otra policía compañera de comisaría: Nidia Angulo. En los últimos días, la flamente pareja había decidido irse a vivir juntos. La ex de se enteró de la novedad y, según la Justicia mendocina, eso desató la locura. Ni la restricción de acercamiento para la nueva novia de Romera logró frenarla, incluso lo amenzaba por WhatsApp: “A esa negra la volvés a ver en un cajón”.
Pérez cumplió lo que escribió en ese chat. Mató a Nidia de un tiro en la cabeza en la subcomisaría de El Sauce Guaymallén donde trabajaba. Ahora, está detenida, acusada por homicidio agravado por alevosía y las pruebas en su contra, según el fiscal de Homicidios Gustavo Pirrello, son contundentes: tenía en sus manos rastros de haber disparado recientemente y la amenaza previa que le hace a Romera por WhatsApp.
“Se sumó este domingo que los familiares de Nidia Angulo se comunicaron el domingo al 911 para avisar que habían encontrado la pistola calibre 9 milímetros de Pérez. La propia imputada les indicó dónde estaba escondida el arma, y por eso llaman a la Policía para hacer la entrega”, reveló este lunes el fiscal Pirrello. Ahora será peritada para constatar su fue el arma homicida.
“Claudia Pérez no compartía esa circunstancia (la nueva relación de su ex) y en los últimos días se había enterado de que se fueron a vivir juntos y ese fue el detonante de todo esto”, aseveró el fiscal el móvil del crimen de la policía de la subcomisaría El Sauce.
El crimen
Fue cerca de las 7, en la subcomisaria El Sauce, en la localidad mendocina de Guaymallén, dos policías regresaron de una ronda y al ingresar el destacamento encontraron a Nidia en una de las oficinas que funciona como lugar de descanso. Estaba sobre una especie de cucheta y, en un primer momento, sus colegas creyeron que descansaba, pero luego notaron sangre y una herida en la cabeza. De inmediato, la trasladaron hasta el hospital de la zona. Allí, los médicos que la revisaron constataron su muerte.
Cuando la Justicia intervino, lo primero que hizo el fiscal de Homicidios de Mendoza fue preservar el lugar, ya que si bien en un principio se pensó en un posible suicidio, en la habitación faltaban elementos clave: “Lo que no cerraba es que no se había encontrado el arma con la cual se habría suicidado, la cual aún no fue hallada. Éste primer indicio llamó la atención e hizo pensar en una hipótesis distinta”, dijo Pirrello. Tampoco aparecía el celular de Nidia.
Por eso, el fiscal Pirrello pidió la aprehensión del actual novio de la víctima y de la ex pareja -que además es padre de sus hijos-, pero con el correr de las horas y el avance de las pruebas ambos quedaron en libertad. Es que Pérez también quedó en la mirá: la relación con Nibia era conflictiva por el noviazgo que tenía la víctima con Romera, lo que derivó en denuncias cruzadas y una prohibición de acercamiento.
”Angulo recibía amenazas por WhatsApp de la ex de su actual novio”, confirmó el fiscal de Homicidios en medio de la investigación. Estos y otros elementos llevaron al fiscal a liberar a los dos hombres aprehendidos y dejar bajo custodia a la policía Pérez como principal sospechosa del crimen.
Romera y Nidia trabajaban en la misma subcomisaría donde fue asesinada la policía. Pérez, en cambio, desempeña sus tareas en otra seccional, ubicada en el distrito de Bermejo y, al momento del crimen, tenía una prohibición de acercamiento hacia la novia de su ex.
Por su parte, el titular de la Inspección General de Seguridad de la provincia, Marcelo Puertas, quien lleva adelante una investigación administrativa paralela sobre los posibles responsables que -por algún motivo- posibilitaron consumar el crimen. “Estamos investigando a cinco o seis efectivos policiales que tenían vínculos interpersonales con ella”, agregó Puertas.
Una duda de los investigadores que perdura es por qué Nidia estaba estaba sola en la subcomisaría la mañana en que fue asesinada.
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