Una videollamada por Zoom a escondidas con su mamá cambió todo. Así resumen altas fuentes judiciales a Infobae el desenlace de la brutal historia de E., una joven mexicana de 22 años oriunda de Puebla, que desde agosto de 2020 vivió un calvario a manos de su esposo y su suegra, quienes la mantuvieron secuestrada en una casa del partido de Lanús, en medio de un contexto de violencia pocas veces visto. En esa comunicación con la madre quedaron grabados de casualidad los maltratos a los que era sometida y por eso finalmente pudo ser salvada, con un trabajo a cargo de la fiscal María Soledad Garibaldi.
El rescate se dio en tiempo récord. El sábado pasado, la joven aprovechó el descuido de su marido -un hombre argentino de 36 años identificado como S.J.T.- para tomar su celular y llamar a la madre, que vive en México. De acuerdo con investigadores del caso, E. estaba incomunicada desde que llegó a Argentina y sólo se contactaba con la familia a espaldas del esposo. Pero ese día el hombre se dio cuenta que su mujer estaba hablando por videollamada y desató su furia.
Sin importarle que la cámara del celular captaba todo, comenzó a golpearla y a insultarla. Del otro lado, horrorizada, la madre de la víctima observó toda la secuencia sin poder hacer nada. Lo único que hizo fue tomar capturas de las agresiones y los moretones que le ocasionó a la joven y con eso se dirigió a las autoridades mexicanas para denunciar lo que ocurría.
Sin esperar mucho tiempo, la familia se contactó con la Embajada mexicana en Buenos Aires y desde ese momento, comenzaron a intervenir las autoridades argentinas. Los primeros en recibir la denuncia fueron los funcionarios de la subsecretaría de Género de la Municipalidad de Lanús, quienes a su vez dieron intervención a la Comisaría de la Mujer. Casi en paralelo, la investigación recayó en manos de la fiscal Garibaldi, titular de la UFI 8 de Delitos Sexuales, Violencia de Género y Familiar de Lanús, quien pidió a un juez de Garantías un allanamiento de urgencia en el domicilio de E., ante la gravedad de la situación.
El magistrado concedió el pedido y fue entonces que los efectivos de la Comisaría 3º de Lanús, de la Comisaría de la Mujer y de la DDI de Avellaneda-Lanús llegaron hasta una casa ubicada en la calle Tuyutí en la localidad de Valentín Alsina y detuvieron a S.J.T. Es decir, el mismo sábado, apenas horas después de que la mamá de la joven vio desde México por videollamada cómo su hija era golpeada sin piedad, el calvario llegaba a su fin. En el mismo procedimiento también fue rescatado el hijo de la pareja, un chico de un año y medio de edad.
Según pudieron establecer los investigadores, la violencia no sólo era ocasionada por el esposo de E. Parte de los tormentos que padeció la joven desde su llegada a la Argentina fueron gracias también a S.R.D. (64), su suegra. De acuerdo con los datos recabados, la mujer también golpeaba y maltrataba a la joven y servía como cómplice de su hijo para mantenerla secuestrada y prácticamente sin salir de casa. De hecho, en este momento E. cursa el embarazo de su segundo hijo y pese a ello, la suegra descarga su furia sin piedad: “Del testimonio de vecinos pudimos saber que la mujer le pegaba golpes de puño en la panza a su nuera”, reveló una fuente con acceso al expediente.
De las averiguaciones que pudo hacer el equipo que comanda la fiscal Garibaldi se supo que la violencia contra la joven mexicana era algo constante. Los vecinos detallaron que prácticamente a diario un patrullero llegaba hasta la casa de la calle Tuyutí luego de recibir llamados por los ruidos que provenían del lugar. “Se escuchaban vidrios y muebles rotos y muchos. Todos los días. Estaba probada la situación de violencia. Por eso se pidió el allanamiento de urgencia”, agregaron los investigadores.
Otro dato revelado por los testigos es que desde hacía tiempo que nadie veía a la mujer por la calle, y que en cambio se la escuchaba llorar y pedir auxilio a los gritos desde la casa donde estaba encerrada. La madre sabía que su hija era víctima de violencia pero que indicó que no ella no había querido denunciar por miedo. Es que al parece, entre el marido y la suegra la manipulaban con el hecho de que era extranjera y que supuestamente nadie le iba a creer.
E. conoció a su pareja hacia 2019 en un bar de la zona de Puebla, cerca del Distrito Federal. Todavía no fueron esclarecidas las circunstancias en las que comenzaron la relación, pero lo cierto es que al poco tiempo, la joven quedó embarazada y se casó legalmente en México con S.J.T. Casi inmediatamente después del nacimiento del menor en ese país, decidieron radicarse en la casa de Valentín Alsina. “La preocupación de la Embajada también se dio por la situación del niño, que también es mexicano”, indicaron. Según las fuentes, E. trabajaba como enfermera pediátrica y antes de conocer a su marido, vivía de su empleo y no tenía ningún tipo de necesidad. De hecho, su mamá también se desempeña en el sector de la salud. Sin embargo, por motivos que todavía son materia de investigación, decidieron mudarse a Argentina.
En cuanto al acusado, sus registros oficiales indican que está afiliado en la Obra Social del Personal de Maestranza y su último empleador, hasta 2015, fue un hombre dedicado a los servicios de desinfección y exterminio de plagas en el ámbito urbano. Hoy, está imputado junto a su madre por los delitos de lesiones, privación ilegal de la libertad y amenazas coactivas en el marco de violencia de género.
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