El casero del campo que alquilaba el ex rugbier y presidente del Club Municipal de Vicente López (Vilo), Marcelo Longhi, asesinado el 12 de enero último en la ciudad de Luján, se negó a declarar este lunes ante la fiscal de la causa y seguirá detenido.
Se trata de Ramón Roberto Flores, de 40, alias “Javier”, quien el domingo pasado fue trasladado desde Chaco, donde lo habían capturado la semana pasada, a la provincia de Buenos Aires para ser indagado por la fiscal Mariana Suárez, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 9 de Luján, que lleva adelante la investigación por el crimen del ex deportista.
Según confirmaron fuentes judiciales a la agencia Télam, el hombre, que es uno de los dos principales sospechosos por el hecho, prefirió no hablar, tras lo cual se le informó que permanecerá detenido por el presunto delito de “homicidio simple”, mientras se resuelve su situación procesal.
“Javier” fue apresado el martes pasado cuando caminaba por la localidad de Barranqueras, en el sudoeste chaqueño, mientras que cuatro días antes había sido detenido Pablo Javier Achard, de 44 años, amigo y socio de Longhi, quien también se negó a declarar ante la fiscal cuando fue su turno de hacerlo.
Según precisaron las fuentes, Flores había sido declarado en rebeldía por la justicia de Chaco -de donde es oriundo- luego de que no se presentara en una causa por “tentativa de homicidio agravada por el uso de arma de fuego”, por lo que se dictó una orden de detención.
Justo antes de ser capturado, el casero dio una entrevista a un medio chaqueño en la que rechazó todo tipo de acusación en su contra y aseguró ser “inocente” del asesinato del fallecido presidente del Club Vilo.
“Siento que soy un perejil. Estoy seguro que las cosas que dicen no pasaron ahí. Mi patrón (Achard) y yo no tenemos nada que ver”, dijo el acusado en diálogo con el portal MásContenidos.
Según Flores, él pensaba viajar hacía Chaco para anotar a su hija recién nacida y contó que en el campo “tenía miedo” porque “estaba solo”. “Yo no vine prófugo. Yo vine en la camioneta del patrón Pablo. Le dije que me traiga porque tenía miedo”, indicó.
El casero relató que no le había llegado ninguna citación de la justicia y que su abogado estaba intentando interiorizarse del expediente para establecer los pasos a seguir. Luego, sostuvo que tras el crimen declaró durante seis horas ante la Policía a la que le dijo que su jefe “mantenía una relación con la esposa de un comisario, de un abogado y con una chica del club”.
“Dos noches antes que de venga al Chaco unas personas quisieron entrar en la casa del campo. Cómo tenemos escopetas, saqué una por la ventana y tiré dos tiros al aire. No sé si querían hacerme algo o robar”, denunció en aquella oportunidad.
El hombre también dijo que el campo era alquilado por Longhi y su socio Achard, a quienes solo vio una vez en un hotel de la ciudad chaqueña de Resistencia cuando lo fueron a contratar, recomendado por un amigo que trabajaba en Buenos Aires. “Me llevaron como casero, cuidaba la casa y los animales; ese fue el trato. Yo trabajaba para los dos”, agregó.
El ex rugbier, que tenía 58 años, fue hallado asesinado a golpes y con el cuello quebrado el 12 de enero en la caja de su camioneta Ford Ranger detenida entre unos pastizales, a unos 15 metros de un camino rural que se cruza con la ruta provincial 47, en el acceso al paraje La Choza, en el límite entre Luján y General Las Heras, en el noroeste del Gran Buenos Aires.
Los pesquisas determinaron que adentro de la camioneta estaba el teléfono celular de la víctima, mientras que en proximidades del puente del arroyo La Choza, a un kilómetro del lugar del hallazgo de la camioneta, se detectaron huellas de arrastre.
Inicialmente, los investigadores creyeron que Longhi había salido a las 13.35 de ese día de su campo ubicado en la localidad de Tomas Jofré rumbo a Navarro con 180.000 pesos con los que tenía previsto comprar dos novillos, aunque las pruebas científicas derivaron esa pista, según los informantes.
El giro en la investigación surgió de un informe médico legista clave que determinó que la víctima no pudo haber salido con vida de su campo de Tomas Jofré el mediodía del 12 de enero, como se creyó en un primer momento.
Según el abogado querellante Alejandro Broitman, una de las pruebas contundentes para imputar a Achard y Flores consistió en que “el horario del deceso de Marcelo Longhi no va más allá de las 13 horas”, por lo que “la fiscal estima que murió en el campo” de Tomás Jofré, de donde el socio de la víctima dijo que lo vio salir a las 13.35 del día en que fue hallado muerto.
Además, el letrado remarcó que se “encontraron entre el calzoncillo y el pantalón de Marcelo hojas de eucalipto que no había en la zona donde se encontró la camioneta (con su cuerpo) y sí en el campo, donde el suelo estaba lleno de hojas de eucalipto”.
Se cree que luego del hecho, el socio de Longhi subió a su camioneta a Flores y él mismo lo llevó a la provincia de Chaco para que se esconda. Desde ese momento se mantuvo ocultó en la casa de un familiar. En paralelo, Achard asistía al velatorio de su amigo y lloraba junto a la familia.
Tras la detención del socio del ex rugbier, se allanó su domicilio, donde se secuestró una pistola calibre 9 milímetros con la documentación vencida, 27 municiones y dos teléfonos celulares del imputado.
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