Elián Valenzuela, L-Gante, fue citado a indagatoria por la fiscal Alejandra Rodríguez para las 9:30 de hoy en el marco de la causa que lo investiga por abuso de armas y amenazas contra un vecino al que acusa de querer robarle. El cantante llegó a la cita junto un séquito de 15 personas, recién después de las 10. Una vez dentro del edificio judicial se negó a declarar. Su novia, Tamara Báez también prefirió el silencio, a pesar de que está acusada por el mismo hecho pero imputada de lesiones leves.
El cantante estuvo cerca de una hora frente a la fiscal. En ese tiempo, se le leyó la acusación y se le dio la posibilidad de defenderse pero sólo expresó su voluntad de no hablar.
El hecho investigado se produjo el viernes pasado cuando el artista fue avisado de que un vecino llamado Brian Aruchari habría querido ingresar a su casa para robarle. En teoría, según la versión que llegó a oídos de L-Gante, esta persona habría saltado techos con la intención de ingresar su casa. Se trata de la vivienda, en el barrio Bicentenario de General Rodríguez, que Valenzuela está refaccionando y que en su fachada tiene escrito con azulejos vidriados la frase “cumbia 420″, la marca del estilo del popular cantante.
Lo cierto es que ante esta versión, L-Gante, junto a un grupo de personas, fue a increpar a Aruchari. Parte de la violenta secuencia quedó registrado en un video. En esas imágenes se ve al cantante con un conjunto deportivo gris arrojando un golpe de puño contra quien el creía que le había querido robar.
Cuando se realizó la denuncia judicial, las víctimas de la agresión denunciaron que L-Gante tenía un arma de fuego en ese momento, que le había apuntado en la cabeza a Aruchari y que, para amedrentarlo, había realizado un disparo al piso.
Nada de esto se ve en las imágenes. Sin embargo, la fiscal Rodríguez cuenta con ciertos indicios que la llevaron a imputar al cantante.
Por un lado están los testimonios, seis en total. Uno es el del denunciante, donde cuenta lo sucedido y habla del disparo. Una versión similar dieron su madre y su prima. Pero, además, hay otras tres personas, que no forman parte de la familia del atacado, que también dijeron ver al artista accionando una pistola.
Otra prueba que consta en el expediente es una vaina recogida por los vecinos en el lugar y entregada a la Policía Bonaerense. Se trata de un casquillo de un arma calibre 40. Como aún no se encontró ningún arma, no se puede realizar un cotejo.
En su declaración, la supuesta víctima de la agresión del cantante explicó lo sucedido desde su óptica: “Yo estaba en al plaza que queda justo frente a mi casa en Barrio Bicentenario con unos amigos y mi prima. En ese momento frena un auto blanco del que se baja L-Gante. Estaba muy ofuscado y agresivo. Se me acerca y me dice ‘Vos entraste a mi casa…’”, afirmó.
Luego, Aruchari le contó a la fiscal que el artista, supuestamente, tomó un arma: “Cuando me agarra del cuello le digo que no, que está equivocado. Me agarra del cuello y saca del bolsillo derecho de su campera un arma de fuego, tipo pistola, color gris. Una amiga nos trata de separar y en ese momento él dispara contra el suelo y empieza a pegarme en la cabeza. Al mismo tiempo la novia de L-Gante, Tamara Báez, empieza a pelearse con mi prima, que intentaba ayudarme”.
El propio cantante y su entorno comenzaron negando el hecho pero, ante la aparición de las imágenes, pasaron solamente a rechazar la versión del arma.
“Otro indicio que tenemos es que Aruchari no tiene historial delictivo, no tiene antecedentes. Con toda esta información se optó por la imputación a Valenzuela, su llamado a indagatoria y el allanamiento a dos de sus casa”, explica una fuente judicial.
En esos operativos, realizados a casi una semana del episodio, no se encontró nada de interés para el expediente. Sólo apareció en la vivienda del Barrio Bicentenario una réplica de arma de fuego. “Es una pistola de aire comprimido para la cual no se requiere ningún tipo de habilitación”, explican fuentes del caos.
La llegada de L-Gante a la UFI N°9 de Rodríguez para la indagatoria contó con la presencia de un grupo de personas, 15 aproximadamente, que oficiaron como una especie de seguridad privada del cantante. Su objetivo era evitar que los periodistas presentes pudieran acercarse. Luego se apostaron a la entrada, como si fuesen custodios de la fiscalía hasta que fueron retirados por la policía.
“Fue todo muy formal. Tanto el como su novia no quisieron declarar. No pronunciaron ninguna frase ni nada por el estilo, fue todo muy respetuoso”, asegura un investigador.
Pasada ya la indagatoria, L-Gante seguirá imputado por ambos delitos, tanto por el uso indebido de arma de fuego como por el de amenazas gravadas, a la espera de una resolución de la fiscal. No quedan muchas más medidas de pruebas como para que la justicia decida si eleva la causa a juicio oral.
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