Aníbal Lotocki vivió su día fatídico en la Justicia. El Tribunal Oral y Correccional N°28 de la Ciudad lo condenó a 4 años de prisión por el delito de lesiones graves. La causa se inició por las denuncias de las modelos Stefanía Xipolitakis, Silvina Luna, Gabriela Trenchi y Pamela Sosa, que acusaron al médico de realizarles cirugías estéticas con productos prohibidos y en cantidades exageradas lo que les provocó un importante daño en su salud. El fiscal Sandro Abraldes había solicitado una pena de siete años y también que se sume el delito de estafa pero el acusado fue absuelto por ese delito.
También se lo condenó a cinco años de inhabilitación para impedirle que practique la medicina, según confirmaron fuentes judiciales a Infobae.
Luego de varias dilaciones por la pandemia, finalmente el debate oral contra Lotocki comenzó el jueves 5 de agosto. Las audiencias se dieron una vez por semana y cada una duró unas cinco horas. Lo primero que se hizo fue darle la posibilidad al medico para que se defienda y así lo hizo. Durante una audiencia completa, se dedicó a responder preguntas de todas las partes involucradas. Allí negó que la sustancia que utilizó, el metacrilato, estuviera prohibida y, además, especificó que la usó en las cantidades que recomienda el fabricante.
Después de eso fue el turno de las denunciantes. Las cuatro mujeres hablaron frente al único juez del tribunal, el doctor Carlos Rengel Mirat. En las siguientes audiencias declararon bajo juramento una gran cantidad de testigos y allegados a las víctimas que contaron el padecimiento que sufrieron luego de las operaciones. Además, testificaron los integrantes de una junta médica que se realizó el año pasado.
Los alegatos llegaron el 29 de diciembre. los alegatos. Allí, el fiscal Abraldes pidió la pena de 7 años y 9 meses de prisión más 10 años de inhabilitación para ejercer la medicina. Los abogados querellantes acompañaron el pedido con mínimos matices. Por su parte, la defensa de Lotocki, a cargo de la doctora Ileana Lombardo, solicitó su absolución.
En la audiencia de hoy, realizada vía Zoom, Lotocki tuvo la posibilidad de decir sus últimas palabras. Según pudo saber Infobae, el médico habló de su situación personal y de que el juicio lo perjudicó al igual que los “embates mediáticos”. Mencionó que su nombre se vio “manchado” por todas las “mentiras” que se dijeron. Luego, llegó la pena y el veredicto. Sin embargo, aclaró el juez aclaró que la prisión no será efectiva hasta que la sentencia quede firme. Es decir, por el momento, Lotocki no irá a la cárcel. Tampoco se hizo lugar a la inhabilitación preventiva. Podrá ejercer la medicina hasta que vaya preso.
Infobae habló con la defensa del medico, que aclaró que apelarán la medida en Casación, aunque se mostraron satisfechos en cuanto a la absolución por el delito de estafas. Por el lado de las querellantes, también mostraron su satisfacción por la condena. “Las chicas sufrieron mucho y se merecían que la justicia condene al tipo que les hizo esto. Aunque esperábamos algo más de pena”, explicó uno de los abogados que participaron en el juicio.
El caso data de agosto 2014, uando Silvina Luna evidenció problemas en sus riñones tras recibir metacrilato en una cirugía de glúteos a cargo de Lotocki.
En 2011, Lotocki -responsable de los pechos de Vicky Xipolitakis, la cola de Oriana Junco y la lipoaspiración post-parto de Verónica Ojeda, entre otras operaciones polémicas- la rellenó, según él mismo, con 500 centímetros cúbicos de grasa de la propia Luna más un pequeño porcentaje de polimetilmetacrilato, un químico empleado en cirugía estética y odontología -que se fabricaba en el país en ese entonces a 400 pesos la jeringa. Estaba aprobado por la ANMAT para ser usado en pequeñas cantidades, pero era rechazado por una parte de la comunidad médica.
El 24 de julio de 2014, la modelo fue admitida en el Hospital Italiano. A través de varios análisis, su entonces médico, Diego Lowenstein, pudo determinar una aumento de calcio en la sangre de la modelo, lo que llevó a cálculos renales. También, le detectó varios granulomas en el proceso. Luna había empezado a quejarse de esto hace un año y medio, cuando fue a ver a Lowenstein por una serie de dolores. El parte médico del Italiano tras el alta reflejó esta problemática: “insuficiencia renal”, “hipercalcemia” y “litiasis ureteral bilateral” fueron los términos empleados.
Lotocki negaba cualquier impericia desde su clínica Full Esthetic en Belgrano, decía que el metacrilato estaba aprobado por la ANMAT para escudarse, pero la problemática ya era estudiada por la medicina. En el 2012, un grupo de nefrólogos del Hospital Italiano presentó un trabajo en el Congreso Nacional de su especialidad. “Hipercalcemia secundaria a enfermedad granulomatosa causada por inyección de metacrilato” es su título, con dos casos testigo analizados. En junio de 2014, un grupo de nefrólogos también argentinos, de instituciones como el Hospital Fernández y el Hospital Alemán, publicó en un jornal estadounidense -para luego ser integrado a la US National Library of Medicine- un trabajo del mismo título, con otros cuatro casos. En ellos, se sugiere una posible relación entre metacrilato y problemas renales.
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