César “El Gordo” Vega es un hombre escurridizo. Tiene el perfil de esos delincuentes de carrera que conocen las trampas de la policía y cómo mantenerse prófugos. Aunque eso no dura para siempre. Luego de haber robado la camioneta de Florencia Cardarelli, la esposa del presentador televisivo Carlos “Bebé” Contepomi, en diciembre último pasó a la clandestinidad absoluta. Sabía que ese asalto había sido demasiado mediático y que tenía a buena parte de la Fiscalía General de San Isidro y de la DDI local tras él. Durante semanas enteras se escondió cambiando de casa y de teléfono. Pero todo terminó cuando él y su novia embarazada cometieron dos errores: ir a un hotel alojamiento a disfrutar de una noche de placer y hacer una reserva en una aplicación de viajes.
Vega fue finalmente detenido ayer martes por la noche en una casa en San Martín, sobre la calle Belgrano. Cuando la Bonaerense irrumpió en la vivienda, estaba repartiéndose 1.250.000 pesos entre dólares y billetes nacionales con un cómplice.
Según datos de la UFI de Boulogne que investiga el caso, “El Gordo” fue condenado en 2017 a cuatro años y dos meses de prisión por narcotráfico y quedó detenido en la cárcel de Campana hasta septiembre del año pasado. A principios de ese mes, la Justicia le otorgó la libertad asistida. Pasaron sólo tres meses hasta que fue descubierto robando la camioneta de Cardarelli.
El robo que hizo caer a Vega y su banda se produjo el 16 de diciembre cuando la esposa de Contepomi ingresaba a su casa en Boulogne. Justo en el momento en que la mujer abría el portón e ingresaba con su camioneta dos delincuentes, con Vega a la cabeza, la hicieron bajar del vehículo y se lo llevaron. Todo quedó registrado en una cámara de seguridad.
A partir de ahí comenzó una investigación minuciosa para dar con los delincuentes que incluyó pericias, allanamientos, pinchaduras de teléfono y seguimientos a pie. Para eso se conformó un equipo de cuatro fiscales, con el doctor Patricio Ferrari a la cabeza.
El primer dato concreto al que se llegó es que los delincuentes que robaron a Cardarelli eran tres. Dos que se bajaron y uno que hacía las veces de conductor del Peugeot 308 blanco con el que llegaron. Ese vehículo luego fue abandonado y se convirtió en el primero de los errores de la banda.
Policía Científica de la Bonaerense encontró en el habitáculo del auto blanco una huella digital lo suficientemente clara como para cotejarla con la base de datos. En pocas horas, los fiscales tenían el dato de que pertenecía a César Vega. Con esa información comenzó una cacería para intentar dar con el prófugo.
“Fueron varias semanas de seguimiento. No fue fácil porque cambiaba permanentemente de lugar y de teléfono. Estaba en movimiento constante. Tuvimos que intervenir varios de sus celulares, el de su novia embarazada y montar guardias en los domicilios vinculados a él”, explica una fuente que participó de la búsqueda.
Efectivos de la DDI de San Isidro se apostaron en una casa en la zona de Pilar pero fue en vano. Vega sabía que lo estaban buscando y abandonó esa casa y no volvió más. En esa vivienda sólo quedó su novia.
Luego de varios días de trabajos de inteligencia se supo que uno de los teléfonos que teóricamente utilizaba Vega, impactaba una vez por semana en la antena ubicada en Panamericana y Ruta 202. “Por más que teníamos ese dato no era tan fácil ubicarlo porque las antenas dan un radio que puede ser de hasta 3 kilómetros”.
Sin embargo, el sábado pasado se dio una coincidencia. A las 00:30 tanto el celular de Vega como el de su novia impactaron en esa misma antena. Los investigadores llegaron a una conclusión. En esa zona hay tres hoteles alojamiento: “Magnus”, “Okey” y “Classic”. Los efectivos fueron en búsqueda del prófugo y su novia. En uno de esos lugares el conserje les confirmó a los policías que la pareja a la que buscaban se había ido 10 minutos antes.
A pesar de la frustración de ese momento, el dato sirvió para corroborar que efectivamente “El Gordo” Vega estaba en esa zona.
Tres días después, la suerte se le terminó. Como suele pasar en estos casos, fue una distracción lo que hizo que la cacería llegue a su final.
Ayer por la mañana, llegó un llamado al teléfono de la novia de Vega mientras estaba en su casa de Pilar. Era la voz de un hombre. “Hola. Como le va? Soy de DIDI. Estoy llegando en dos minutos. La espero más adelante”. Si bien en esta aplicación de viajes los autos se solicitan desde la app misma, el chofer llamó por teléfono de línea para avisar su ubicación porque la calle estaba cortada. “Bueno, ahí me acerco”, respondió la mujer.
Al miso tiempo, un efectivo de la DAJUDECO (Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado) escuchaba la conversación a través de una pinchadura ordenada por el juez y daba aviso a la fiscalía de la novedad.
Desde la Fiscalía General de San Isidro se envió un oficio a la empresa de viajes para que informe el destino de ese trayecto y si en el historial del usuario coincidía alguna dirección. La respuesta fue rápida y efectivamente había una calle y un número que se repetían: Belgrano al 4000, Villa Lynch.
Varios móviles de la DDI de San Isidro se apostaron para hacer guardia pero observaron que había un error. En realidad, una maniobra distractiva. La mujer de Vega ponía otra dirección en la aplicación y luego caminaba algunos metros. Pocas horas de vigilancia fueron suficientes para dar con la casa correcta, también sobre la calle Belgrano pero al 4763.
Cuando ingresaron a la vivienda se encontraron con Vega y un cómplice contando dinero. Un total de $1.250.000 entre pesos y dólares. Además estaban las respectivas mujeres de cada uno. Inmediatamente fueron detenidos los dos hombres. La fiscalía sospecha que el segundo de los apresados es el otro que aparece en la filmación del robo a Florencia Cardarelli.
Vega tenía en su poder una pistola y un DNI trucho con su fotografía. El nombre que puede leerse es de un familiar suyo. “Creemos que desde el 1 de enero hasta ahora, mientras los buscábamos realizó viajes cortos a las provincias de Chubut, Río Negro, La Pampa y Santa Fe donde realizó otros robos similares”.
Se cree que la banda que comandaba “El Gordo” Vega robó un total de 57 camionetas en los últimos meses tanto en la zona norte del Conurbano como en la Ciudad de Buenos Aires. La curiosidad es que todos los vehículos robados son iguales en cuanto a marca y modelo.
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