Melina Romero (30) precalentaba al lado del banco. Estaba por entrar a jugar con sus amigas un picadito de fútbol en la localidad chaqueña de La Clotilde el domingo pasado por la noche. Mientras elongaba, escuchó que alguien la llamaba desde la calle. Era su ex pareja, Gabriel Ernesto “Chachi” Aceval (45), subido a su precaria moto. La mujer se acercó para repetirle que no la molestara más y recordarle, nuevamente, que la relación entre ellos se había terminado hacía tiempo y que ya no volverían a estar juntos. Él no quería entenderlo.
Discutieron, se insultaron y se gritaron hasta que Aceval dio por terminada la pelea de la manera más cruel y sangrienta. Sacó de su bolsillo un cuchillo de caza y, literalmente, le cortó el cuello a Melina frente a sus compañeras de equipo. El femicida se escapó pero fue capturado en la madrugada del martes, oculto en una zona de monte, luego de ser perseguido con rastrillajes de perros. Algunas horas después del asesinato dejó mensajes en redes sociales y un audio al que pudo acceder Infobae.
Según la reconstrucción judicial, Melina, que es madre de dos nenas chiquitas, y Aceval, padre de un hijo de 19 muerto en un hecho vial, fueron pareja durante solo cinco meses. Distintos familiares de la víctima declararon en la causa que la pareja se terminó hace, por lo menos un año, pero que el hombre no lo entendía y la acosaba.
El fiscal Cristian Ignacio Arana y el equipo fiscal número 1, está convencido que el femicidio de Melina fue planificado. Creen que Aceval tenía pensado acuchillar a su ex para luego huir y que lo venía pensando desde hace tiempo. Incluso se cree que preparó algunos elementos de supervivencia para mantenerse prófugo en los montes de la zona. Logró hacerlo durante 48 horas hasta que lo detuvieron.
Los testimonios recolectados en el expediente indican que Melina y Aceval coincidieron en un boliche la noche anterior al asesinato. Hablaron y discutieron pero, en esa oportunidad, sus respectivos amigos los separaron y la cosa no pasó a mayores. Sin embargo, los investigadores creen que ese fue el detonante para que el hombre pusiera en marcha su plan criminal.
La noche del femicidio, Melina llegó con algunas amigas al complejo conocido como “La canchita de Escobar”, en el barrio San Roque de la localidad chaqueña de La Clotilde, ubicada a más de 200 kilómetros de Resistencia. Poco antes de las 21, ingresaron al vestuario a cambiarse. Media hora más tarde las jugadores, con Melina incluida, ya estaban listas y practicaban al costado de la canchita con sus remeras blancas con vivos rosas. En ese momento, Aceval llegó en su moto.
Los testigos aseguran que la conversación entre ellos, que luego se convirtió en discusión, duro pocos minutos. Una de las amigas de la víctima relató que vio como Aceval “abrazó” a Melina para luego hacerle un tajo en el cuello. También explicó que la víctima “caminó unos dos o tres metros hasta que escupió sangre y cayó”
Los primeros resultados de la autopsia señalan que la muerte se dio por un profundo y único corte en el cuello que afectó el paquete vascular izquierdo, causando una hemorragia aguda, shock hipovolémico y paro cardiorrespiratorio. El arma no se encontró hasta el momento. Se cree que se la llevó al atacante y que ese cuchillo fue su herramienta principal para mantenerse dos días prófugo en la inmensidad de los bosques chaqueños de esa zona.
Apenas habían pasado algunas horas del femicidio cuando en el estado de WhatsApp de Aceval apareció un mensaje por demás cínico. Escribió la frase “Le estaba por matar las dos hijas, pero no vino y cayó ella, yo la quería mucho”. El posteo se completa con una foto de Melina.
Pero no fue la única comunicación que realizó de este tenor. Con la poca batería que le quedaba en su celular se comunicó con varias personas. Le envió mensajes a familiares y amigos pero, demás, llamó al comisario de la zona. Según explicó el oficial, en la breve conversación, le dijo “también debería haber matado al juez”.
A uno de sus amigos le envió un mensaje de audio que fue rápidamente reportado al fiscal Arana e incluido en el expediente. Infobae accedió a ese audio que es particularmente escabroso. Aceval habla de Melina, su propia víctima: “Mandale un abrazo a la chiqui. Fue una buena mujer decile. Encima la sigo queriendo a la chica todavía. Una excelente mujer”.
Estas comunicaciones se dieron al menos hasta tres horas después del crimen. Luego el teléfono del femicida se apagó porque se quedó sin batería. El fiscal ordenó el despliegue de más de 100 efectivos, perros rastreadores y drones que rastrillaron la zona hasta que finalmente pudieron atrapar a Aceval en las primeras horas del martes.
El detenido fue acusado de homicidio agravado por el vínculo de pareja. Desde la fiscalía no descartaron sumarle el agravante de femicidio. En cualquiera de los dos casos la pena es, indefectiblemente, la de prisión perpetua.
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