Ayer, luego de tres días de búsqueda, se encontró el cuerpo de Valentín de María, el hombre que desapareció mientras hacía kitesurf en el Río de la Plata, a la altura de Berazategui. El hallazgo implica un cierre para el caso. Mientras tanto, otra historia dolorosamente similar continúa abierta.
El 26 de junio de 2020, María Victoria del Rosario Pardo, fue vista por última vez luego de adentrarse con su tabla y su vela de kitesurf en las aguas de San Clemente. Pardo, una principiante en el deporte de 30 años, se había adentrado en el Atlántico con viento de tierra, que podía arrastrarla lejos. La joven había arribado a esa ciudad costera ese mismo día, un sábado, junto a un grupo de practicantes de kitesurf, y durante la tarde se dirigió hacia Punta Rasa, donde ingresó al mar con un equipo de neoprene negro con capucha, guantes y chaleco rojos y un kite de 5 metros azul y turquesa. Y desapareció.
Nunca volvió a ser encontrada, a pesar de las tareas de rastrillaje marítimo a cargo de Prefectura y una causa por averiguación de paradero a cargo de la UFI Descentralizada N° 1 de Mar del Tuyú con el fiscal Gustavo Mascioli. Sus amigos, por su parte, encabezaron una búsqueda privada con aviones y una campaña de recaudación que alcanzó casi 3 millones de pesos.
Hoy, más de seis meses después, la búsqueda de Rosario sigue, confirman fuentes judiciales a Infobae. Prefectura todavía tiene a su cargo las tareas, en una zona “peligrosa y de difícil búsqueda”, asegura un investigador clave. Mascioli todavía recibe reportes oficiales con resultados negativos. La búsqueda privada se detuvo dos meses después de la desaparición, confirman fuentes cercanas al caso debido a sus altos costos.
La búsqueda fue exhaustiva desde el comienzo. Pocos días después de la desaparición, el radio que llegó abarcar cien kilómetros se amplió en toda la desembocadura del Río de la Plata, en la Bahía de Samborombón, aunque la crecida del mar dificultaba el paso de vehículos todo terreno por las zonas de playas. “Los anillos de búsqueda cada vez se van haciendo más grandes por aire y mar, y se va ampliando la zona en base a parámetros como la dirección del viento y las mareas, en medio de este fuerte temporal”, explicaba el titular de la Dirección de Defensa Civil del Partido de La Costa, Augusto Giachetti.
Había recursos. Prefectura Naval, según dijeron fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación a Infobae, dispuso botes semirrígidos y motos de agua que recorrieron 123 millas náuticas por la zona de costa, islotes, ríos interiores y la Bahía de Samborombón. Cinco móviles terrestres recorrieron las zonas de costa aledañas, para cubrir un total de 98 kilómetros. Un buque guardacostas recorrió el territorio de Punta Rasa a Pontón Recalada, a una distancia de 20 millas náuticas de la costa.
En el aire, otro avión voló 210 millas náuticas desde la Estación Aérea Mar del Plata, otro helicóptero de la fuerza lleva otras 457 millas recorridas. Todo, en condiciones meteorológicas frecuentemente adversas, con visibilidad en ocasiones regular, un frío intenso y vientos de 25 kilómetros por hora.
En conjunto, los propios amigos de Victoria decidieron salir a buscarla. Lo hicieron a un gran costo, con una serie de vuelos privados, aportes de particulares: se hicieron, hasta el momento, tres vuelos particulares de reconocimiento. El combustible cuesta, pero la campaña, iniciada en Instagram, recaudó en cinco días 2,8 millones de pesos en cuentas entre Argentina y Uruguay, destinados a pagar los gastos. Se ofrecieron pilotos desde aeródromos en La Plata, así como pescadores y vecinos.
“Los presupuestos de búsqueda privada también se agotaron y los padres merecían a su vez volver a su casa y hacer algún tipo de duelo. Ya era inhumano para gente grande estar pasando por eso imagínate encima lejos de su casa y sin tener ni siquiera el cuerpo para despedirla”, asegura alguien que integró el equipo de búsqueda. El esfuerzo luego quedó en manos de la familia.
La Justicia, sin embargo, mantiene el expediente vivo.
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