En el barrio Santa Marta, en la localidad de Ingeniero Budge de Lomas de Zamora, a Matías Leonel Castillo lo conocían como “Pastelito”. El apodo del adolescente de 14 años tenía que ver con que se dedicaba a vender pastelitos para subsistir luego del asesinato de su madre Deborah Daniela Castillo, en un hecho de inseguridad. Este domingo, al chico, el segundo de cinco hermanos, lo asesinaron de un disparo a sangre fría tras un robo, y cuando intentaba recuperar lo que le habían sustraído.
A “Pastelito”, que también iba a la escuela secundaria, y a sus hermanos de 16, 12, 9 y 5 años los criaba su abuela materna, Selva Sandra Castillo (57), que también era la tutora legal. Según pudo saber Infobae de fuentes con acceso al expediente, la noche previa al crimen la mujer preparó la cena para sus nietos. Cerca de las 21 del 8 de enero, Matías le dijo que iba a salir con amigos, y que después volvería.
“Me voy sin comer porque voy a cenar con los chicos”, le dijo “Pastelito” a su abuela, según figura en la causa. Selva no se alarmó: era común que, en horas de la tarde o de la noche, los amigos de Matías lo pasaran a buscar en moto para después “ranchear” en la intersección de Pampero y Terrada, a cuatro cuadras de su casa. Esta vez era diferente, Selva no lo vería nunca más con vida.
Diez horas más tarde de ese adiós, entre las 6 y las 7 del domingo, la abuela se despertó sobresaltada. “Mami, mami, levantate que lo lastimaron a Matías”, le avisaba su nieto mayor, hermano de “Pastelito” y de profesión panadero. El adolescente de 16 años tomó conocimiento de lo que le había pasado a través de uno de los amigos de la víctima, quien le fue a golpear la puerta para avisarles de la tragedia: lo habían asesinado a 12 cuadras de su casa.
“Pastelito” no estaba solo cuando lo mataron: uno de sus amigos resultó herido y por eso la causa que investiga el fiscal Gerardo Loureyro, a cargo de la UFI N°3 de Lomas de Zamora, fue calificada como “homicidio y lesiones graves”. El funcionario ordenó las pericias a cargo de la Policía Científica y solicitó a la DDI local que realice el relevamiento de cámaras de seguridad de zona.
Si bien no están claras las circunstancias del ataque, y hasta aseguran los testigos que lo amenazaron con una botella, la versión más fuerte que manejan los investigadores indica que a “Pastelito” lo quisieron asaltar y que la víctima fue a pedirles ayuda a sus amigos para recuperar lo que le habían robado. “Lo cierto es que cuando llegaron al lugar donde podían estar los presuntos ladrones, fueron atacados”, dijeron las fuentes consultadas. Y la secuencia quedó filmada.
En una de esas grabaciones se ve el momento exacto en que “Pastelito” escapó de sus atacantes sin suerte. Eran los mismos agresores que habían herido de bala a su amigo, que fue trasladado al hospital Gandulfo de Lomas de Zamora con un disparo en la axila derecha y permanece internado. El video del ataque a “Pastelito” dura 59 segundos y se lo ve al adolescente corriendo por Olmos y luego doblar por Bustos. En ese punto no hay cámaras, por lo que la secuencia del homicidio no quedó registrada.
Lo cierto es que el crimen fue alrededor de las 6.30 del domingo, tan solo a solo cinco cuadras de donde el 1° de enero mataron de un balazo en la nuca a Lara Valentina Fernández (17), para robarle un teléfono celular. Los policías de la Comisaría 9° de Parque Barón fueron alertados por los vecinos que se encontraron con el cuerpo de un adolescente sobre el asfalto: era “Pastelito”.
“Es un nene, es un nene”, se lamentaron algunos testigos que luego declararon en la causa. Según pudieron recapitular los investigadores, momentos antes del crimen, la víctima y su amigo iban en una moto cuando fueron interceptados por dos sospechosos, también a bordo de una moto y que se les pusieron a la par. Fue entonces que les efectuaron varios disparos, para luego darse a la fuga. Pero antes de huir, le robaron a “Pastelito”.
Además de identificar a los agresores, la policía trata de establecer si se trató de un robo al voleo o si habían mantenido una discusión previa.
“Pastelito por siempre: hoy nos enteramos de la triste noticia de que le arrebataron la vida a uno de nuestros niños, 14 años, si 14 años (…) le arrebataron los sueños, la adolescencia, el corazón a toda su familia, nos destrozaron a nuestra institución”, escribió en su perfil de Facebook Guillermo Morinigo, el entrenador del club donde el joven asesinado jugaba a la pelota, junto a una foto al lado de la víctima.
Hincha de River, tanto su técnico como sus compañeros de equipo lo recordaron como “un pibe amiguero” y uno de los mejores jugadores que tenía la escuela de fútbol: era delantero y goleador.
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