Tamara Gómez Coronel (30) quería separarse y se lo había dicho a su pareja. Estaba decidida pero Nelson Ivan Teves (34) no lo aceptaba. A pesar de que habían estado juntos los últimos años y de que tenían una hija de 8 en común, la oficial de la Policía Bonaerense necesitaba terminar la relación. Durante varias semanas, el tema llevó a largas discusiones que duraban horas. La última fue el domingo por la noche en la casa que compartían en Melchor Romero y terminó con el femicidio de Tamara: le aplicó, al menos, 13 puñaladas. El agresor quedó detenido y la justicia cree que planeó todo con anticipación.
“Si bien no está el resultado final de la autopsia sabemos que la atacó con un cuchillo de importantes dimensiones, del tipo que suelen usar los carniceros. Ella recibió cortes en manos, ante brazos, rostros y uno profundo en el cuello que es el que finalmente la termina matando”, explica a Infobae una fuente judicial.
Según la reconstrucción de los hechos que lleva adelante el fiscal de la UFI 16 Juan Cruz Condomí Alcorta, la pareja estaba junta desde hacía 10 años. En la tarde del domingo, Teves llevó a su pequeña hija de 8 años a la casa de un familiar a que pase el día y se quede a dormir. Este dato es un indicio para la justicia de que los hechos no se precipitaron, sino que el asesinato fue premeditado.
Una vez solos en la casa, habría comenzado una discusión cuando la tarde se convertía en noche. Varios vecinos, que declararon ante la policía, contaron que en las primeras horas de la madrugada, desde afuera, se escuchaban los gritos de ambos. Familiares de la víctima, explicaron que la pelea era siempre por el mismo motivo: ella quería separarse y él no.
Se cree que en el medio de esa pelea, Teves sacó de un cajón un cuchillo grande: tiene un mango blanco de 14 centímetros y una hoja de 19. Ese cuchillo no pertenecería a la casa, otro indicio de que todo fue planificado. Con ese elemento como arma atacó a su pareja y madre de su hija. Sin embargo, se cree que previo a acuchillarla la golpeó en la cara para dejarla inconsciente. No lo logró del todo porque Tamara intentó defenderse como pudo. En sus ante brazos tiene cortes y otras lesiones defensivas.
El ataque duró pocos segundos pero fue tiempo suficiente para que llegue alguien a la casa y sea testigo fundamental de la situación. La hermana de Tamara, que vive en una casa en la parte trasera del terreno, entró por los gritos desgarradores de su hermana. “entró cuando la situación estaba prácticamente terminada, cuando las heridas mortales ya estaban realizadas”, explica una fuente policial.
Teves dejó tirado el cuchillo e intentó escapar. La hermana de Tamara lo persiguió e, incluso, algunos vecinos que se habían juntado en la puerta también intentaron detenerlo. No pudieron. El agresor, empleado de una empresa metalúrgica, se subió a un Volkswagen Polo color azul patente DJU581 y se fue. En el camino recibió un piedrazo por parte de uno de los vecinos que hizo estallar la luneta trasera.
Tamara fue trasladada, aún con vida, a la guardia del hospital Alejandro Korn de Melchor Romero. Sin embargo, ya nada había para hacer y murió algunos minutos después.
Los médicos que revisaron el cuerpo constataron, al menos, 13 puñaladas. Las heridas están por casi todo el cuerpo. Encontraron lastimaduras en manos, ante brazos, rostro, cabeza, pecho. Se cree que la herida mortal fue una que se encontró en el cuello de gran profundidad.
Mientras tanto, Teves fue detenido a las pocas cuadras. Había dejado el auto con el que escapó en la casa de su hermano y se fue caminando, nadie sabe bien a donde, sin remera y con sus manos chorreando sangre. Cuando el medico de policía lo revisó constato cortaduras de las típicas que se ven en las manos de los asesinos que usan un cuchillo para llevar a cabo un crimen.
En las imágenes que acompañan esta nota, tomadas en la comisaría, se pueden ver las manos de Teves con manchas de sangre de Tamara y también con lastimaduras.
El juzgado de garantías 6, a cargo del magistrado Agustín Gripo, ordenó la detención formal del imputado. La acusación es sumamente grave: homicidio agravado por darse en un contexto de violencia de género, por el vínculo y por alevosía. Con cualquiera de esos agravantes la prisión es perpetua.
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