A Leonor Herrera le transpiraban las manos ayer al mediodía. La mujer de 39 años estaba sentada junto a dos policías de la Bonaerense y se la notaba incómoda. Tenía que responder preguntas sobre la desaparición de su marido, Juan Manuel Lozada (47), quien hacía 3 días que faltaba de la casa que compartían en Berazategui. La mujer, feriante al igual que su esposo, primero respondió con evasivas, miraba para los costados y preguntaba cuánto faltaba para terminar. Media hora después no soportó más y rompió en llanto: confesó que lo había asesinado la noche de Navidad.
“Llegó borracho y me pego fuerte hasta que me defendí, y lo acuchille”, les dijo Leonor a los policías. Los hematomas en varias partes de su cuerpo eran evidentes. También contó que lo había enterrado en la parte delantera de su casa, donde los investigadores encontraron el cadáver tapado con tierra y cal.
La Justicia investiga ahora el rol del hijo de 17 años de Leonor, que era la única persona que vivía con la pareja.
“Tanto la víctima como su esposa vivian en una casa que está al fondo de un terreno grande. El cuerpo estaba enterrado en la parte delantera, cerca de la reja de entrada. Incluso, la tierra removida se veía desde la calle”, contó los detalles a Infobae uno de los investigadores.
Y amplió: “El cadáver estaba envuelto en una especie de lona, como las que suelen usar los feriantes, y tapado con tierra y cal. Encontramos tres bolsas de cemento sin usar por lo que, probablemente, esos materiales estaban destinados a otra cosa y fue lo primero que encontró para enterrarlo”.
La reconstrucción de la fiscal Silvia Borrone, a cargo de la UFI N°4 de Berazategui, tiene todavía algunos tramos inconclusos por la falta de testigos y porque, más allá de la declaración policial, que no tiene validez judicial; Leonor aún no fue indagada por el crimen de su marido.
Lo que sí está comprobado es que el último contacto que Juan Manuel tuvo con sus hijos, de una pareja anterior, fue en Nochebuena, minutos antes del brindis de Navidad. Fue telefónico y, según contaron, no notaron nada extraño. Recién al día siguiente comenzaron a preocuparse porque intentaron llamarlo pero ya no atendió. Aseguran que le preguntaron a Leonor pero ella dijo que “no sabía nada”.
Esa misma noche hicieron la denuncia y comenzó una búsqueda, que incluyó también a los hermanos de Juan Manuel. Fueron tres dias de incertidumbre. Por su parte, Leonor y su hijo, fruto de un matrimonio anterior, se mantuvieron firmes en su posición de que desde la noche del 24 de diciembre no habían tenido más noticias sobre él.
Según Leonor y su hijo, Juan Manuel había salido después de brindar y no volvió más. También, se mostraron preocupados y colaborando en la búsqueda.
La Justicia recolectó algunos datos de la pareja. Certificaron que vivían en pareja en esa casa desde hacía 5 años y que, junto a ellos, el único que los acompañaba era el hijo adolescente de Leonor. También, que la relación tenía antecedentes de violencia. Aunque no se encontraron denuncias, varios familiares aseguraron que era “común” para ellos escuchar relatos de agresiones mutuas.
Estos datos comenzaron a ser recibidos por los investigadores ayer por la mañana. Para el mediodía, llegó el momento en que Leonor tenía que responder algunas preguntas sobre las últimas horas de su marido. Ahí fue cuando se quebró, y el misterio comenzó a develarse.
“Fui yo. Lo maté pero porque me defendí. Él llegó borracho, me quiso pegar y me defendí. Lo acuchillé”, fue la declaración de la mujer a los policías. Al momento de explicar dónde estaba enterrado el cuerpo de Juan Manuel, en medio de un llanto desconsolado, dio todos los detalles posibles.
Cuando los policías de la comisaría de Berazategui llegaron a la casa de la pareja se encontraron con la tierra removida. El cuerpo estaba enterrado a pocos centímetros. El médico que revisó el cadáver encontró una profunda herida algunos centímetros a la derecha del corazón, probablemente realizada con un arma blanca. Todo coincidente con lo que relató la mujer en sede policía.
Otro dato sumamente importante que abona las palabras de la detenida es que el cuerpo de Leonor posee moretones visibles y hematomas que, se estima, tienen como mucho una data de dos días. Están en sus brazos, pecho y piernas.
En tanto, los investigadores sospechan que el adolescente hijo de Leonor no estaba presente al momento del crimen aunque consideran que es difícil que no se haya enterado al día siguiente de lo qué pasó, cuando volvió a su hogar.
Investigan también si pudo ayudar a su madre a esconder el cuerpo. Aunque Leonor es una mujer de una contextura importante, no creen posible que ella sola pueda haber cargado y enterrado el cadáver de su marido.
A última hora de la tarde de este miércoles se espera que llegue el resultado de la autopsia para determinar qué tipo de heridas tiene la víctima y si, efectivamente, la muerte de produjo por un cuchillazo certero en el pecho. Es que, además, el cuerpo presenta una herida en el cuello compatible con un ahorcamiento.
Una vez que estén esos resultados, al menos preliminares, la fiscal Borrone indagará a la acusada. Por el momento, Leonor es sospechosa de un homicidio agravado por el vínculo, aunque la calificación legal podría cambiar. Es clave para la Justicia determinar si el hecho se dio en un contexto de violencia de género o si se trató de algún exceso en la legítima defensa.
De todos modos Leonor Herrera seguirá detenida.
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