“Yo no voy a caminar más, ¿no es cierto doctor? Mamita, si me muero no lo dejés así. Fue Caty y el chabón. Me tiraron desde el auto de mi papá”. Esas fueron las últimas palabras que le dijo su hijo a Mariana después de haber sido baleado y que ella repite en diálogo con Infobae. Las pronunció en la guardia del hospital Fiorito de Avellaneda, cuando lo llevaban para hacerle una tomografía. Minutos antes había recibido un disparo en la nuca que quedó alojado en la médula ósea. 21 días después, murió.
“Yo lo espero todos los días”, cuenta Mariana, resignada porque sabe que eso no va a pasar. Ella es la mamá de Santiago Silvente (25), quien murió el 9 de diciembre pasado en el hospital Fiorito de Avellaneda luego de haber recibido un disparo cuando iba en moto con un amigo, el principal testigo del caso.
Por el crimen, buscan a la ex pareja de Santiago y al actual novio de la joven de nacionalidad peruana. Ambos tienen pedido de captura nacional e internacional, confirmaron a este medio fuentes de la investigación que lleva adelante la UFI N°2 de Avellaneda, a cargo de María Laura Carballal, por el delito de homicidio.
Todo comenzó el 18 de noviembre pasado, cuando Santiago se juntó con un amigo en Avellaneda para ir a comer unas hamburguesas. Aunque, para Mariana, la locura empezó mucho antes, cuando su hijo decidió terminar la relación con la joven peruana: “Ella estaba obsesionada con él, quería casarse, y él no quería nada formal. Estuvieron 9 meses juntos pero iban y venían”.
Lo cierto es que la ex se quedó con un auto que el papá de Santiago le había regalado, según Mariana: un Renault Megane. La última vez que se cruzaron, cuando ese 18 de noviembre se lo encontró en Avellaneda junto a su amigo, ella iba en el Megane de la víctima y al volante estaba la nueva pareja de la joven. La situación derivó en una discusión entre los dos hombres.
“‘Qué hacés manejando el coche’, le dice Santi. Discuten, lo baja, se golpean y cuando ella desciende del coche se termina la pelea, y se van. Mi hijo se fue para lo de la madre de su hija a buscar una remera, que vive a unas cuadras. Iba con su amigo, con el que iban a comer hamburguesas, en la moto, cuando el chico le dice: ‘Acelerá que están tirando’”, relata Mariana como si estuviera viéndolo en vivo y en directo.
El amigo de la víctima cayó de la moto, herido. “Vio desde donde disparaban y así lo contó ante la Justicia: desde el Renault Megane que el padre de Santiago le había regalado”, narra Mariana y agrega que, “por un artilugio con el 08″, ese coche quedó en poder de la joven peruana.
Santiago se llevó la peor parte de esa balacera: un tiro en la nuca. Así entró a la guardia del Fiorito donde le dijeron que ya no iba a poder caminar. Después de cruzarse con su mamá, lo llevaron para hacerle una tomografía. “Nunca lo volví a ver despierto”, se lamenta Mariana.
Durante los 21 días que estuvo internado, Santiago sufrió una neumonía, un trombo se le alojó en el pulmón, se le hizo una úlcera en el duodeno y sufrió una septicemia, luego una hemorragia que lo llevó al quirófano nuevamente: “Cuando salió, lo llevaron a terapia y se fue”, recuerda con fortaleza Mariana.
Según la mujer, el abogado de la joven peruana prófuga pidió una eximición de prisión en las últimas horas. A los dos sospechosos los buscan por todos lados, pero no hay pistas de su paradero sí se sabe que la sospechosa dejó a sus dos hijos menores de edad con sus familiares y huyó.
Por lo pronto, Mariana y su familia decidieron marchar para pedir Justicia por Santiago. Será el 23 de diciembre, a las 17. Partirán desde la avenida Belgrano y Güemes rumbo al hospital Fiorito. Piden que quienes decidan participar de la marcha pacífica lleven un globo o una flor blanca.
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