Este lunes la fiscalía N° 14 de Bahía Blanca, a través de la fiscal Marina Lara, determinó la responsabilidad penal de Néstor Pinta en dos hechos de abuso sexual perpetrados en 2015 y 2016 por su padre, quién se suicidó tras conocer las acusaciones.
Tras la muerte del acusado Aldo Pinta, la defensa pidió a la fiscalía la imputación de su hijo Néstor por encubrimiento de los abusos sexuales que su papá consumó contra una menor de 15 años que realizó prácticas de esa disciplina deportiva entre 2015 y 2016.
Al momento de los hechos, Néstor Pinta, era director de Deporte de Carmen de Patagones y profesor de la Escuela Municipal de Canotaje y renunció tras la denuncia.
Ayer, tras su declaración su declaración indagatoria, la fiscal planteó que Pinta “tuvo que saber que su padre los estaba cometiendo (los hechos) y tuvo que tener los elementos necesarios para denunciarlo” y sostuvo que “tampoco acompañó a las víctimas ni hubo una mirada atenta cuando él estaba a cargo de una escuela municipal”.
Tras la imputación, salvo que su descargo requiera de alguna pericia, seguirá la elevación a juicio oral, dijo a Télam la abogada Fernanda Petersen, que pidió la imputación por encubrimiento de Pinta.
La denuncia se formuló en junio de 2020 en la Unidad Fiscal Temática 14, por los abusos que padeció la víctima entre septiembre de 2015 y noviembre de 2016 pero el padre del remero, de 62 años, se suicidó y la causa quedó extinguida.
La víctima había declarado que los abusos eran cometidos con el consentimiento del hijo de Pinta, múltiple campeón de regatas, que en julio del año pasado fue acusado de “promoción y facilitación a la corrupción de menores” y señaló que los hechos se registraban “con la anuencia del deportista, entrenador de un nutrido grupo de chicos y chicas menores de edad en esa época”.
Según la denuncia, eran cometidos en el contexto de los entrenamientos diarios que realizaban bajo la dirección técnica del reconocido remero, y se llevaban a cabo durante las meriendas que se servían en la casa de los padres del entonces entrenador.
En diálogo con Infobae en agosto de este año, la víctima aseguró que al abusador “lo tomaba como un padre. Mis padres accedieron por la historia de amistad con la familia y por su historia deportiva”, recuerda.
“Arranqué a entrenar ahí en noviembre del 2015. Yo salía del colegio, almorzaba y a las dos de la tarde me iba a remar. Después Néstor nos llevaba en su Jeep a merendar y entrenar en la casa de sus padres, donde también vivía él y estaba su gimnasio. El primer día que llegué me llamó la atención ver salir a una de mis compañeras de la habitación de los padres de Néstor. Pero al otro día, la que pasó a la habitación fui yo. Desde ese día y durante un año y medio fui abusada por el padre de Néstor”.
La víctima habló de una especie de “ritual”. Las alumnas llegaban a la casa de Néstor, tomaban mate con facturas y entrenaban en el gimnasio. En ese momento, de acuerdo al relato de la víctima, Aldo las hacía pasar a la habitación para “sacarles las tensiones”. Lo que hacía, sin embargo, siempre según la denuncia de la víctima, era pasarles una botella por el cuerpo y realizar tocamientos en sus genitales.
“Era cotidiano, era algo de todos los días. Literalmente un desfile de niñas entrando a una habitación con una persona que cerraba la puerta y estaba 10 minutos tocándote y eructando”, afirmó. “Era salir de la habitación completamente perturbada, sintiéndome sucia, con la cabeza gacha”.
“Lo que más quiero es que no vuelva a ocurrir”, siguió su testimonio. Y concluyó: “Esto pasa en muchos lugares. El deporte tiene que ser sano, no que vayas con la intención de disfrutar y se vuelva un infierno”.
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