Carlos Iván Fresneda no parece tener nada de especial a simple vista, no parece un delincuente maestro o alguien que pueda tener una gran idea para obrar el mal y llenarse los bolsillos. Sin embargo, la acusación en su contra habla de una maniobra ingeniosa. “¡Tiki tiki!”, se ríe un hombre con cargo que conoce el curro por dentro. La colorida expresión no es en vano.
De 44 años, con una larga lista de empleos varios, comenzó a trabajar para la Municipalidad de Pilar a mediados de 2016. Con el tiempo, llegó a estar a cargo del combustible de los vehículos municipales. La semana pasada, el Departamento Inteligencia contra el Crimen Organizado de la Policía Federal lo arrestó en su casa de la zona de Zelaya, también en Pilar. Allí, le encontraron más de un millón de pesos en efectivo. La UFI N°2 de la zona, con el fiscal Andrés Quintana, había ordenado su arresto por el delito de defraudación a la administración pública. Todo, básicamente, pasaba por la nafta.
El propio secretario de Legal y Técnica del Municipio lo había denunciado tras detectar maniobras turbias. Un investigador del caso las describes: Fresneda, supuestamente, “tenia las tarjetas de carga de combustible de los autos de la Muni.”. El investigador continúa: “Estaba conectado con una estación de servicio y los playeros. Entonces, él iba un día y mandaba a sus amigos a cargar nafta, o venía uno con un trailer cisterna. Llenaba, a él le daban el 50 por ciento del valor y él pasaba la tarjera de la Muni por el 100 por ciento”.
Así, habría robado $60 millones de las arcas públicas.
Quintana y la Federal pudieron establecer la estación de servicio, ubicada en la zona de Villa Rosa, que también fue allanada. Todavía no pudieron determinarse quiénes eran los playeros desleales, ya que los tickets encontrados en el expediente no registraron un operador: se secuestraron más de mil tickets en el allanamiento, con los fichajes de empleados desde febrero de 2021 hasta el día del operativo.
También se libró una orden de presentación en la Dirección de la Flota Vehicular de la Municipalidad para incautar la computadora que Fresneda empleaba para trabajar.
El empleado infiel, por su parte, se negó a declarar al ser indagado. Se secuestraron teléfonos, notebooks y pendrives que podrán ser peritados para buscar más sospechosos. Los amigos de Fresneda que participaron de la avivada son otro punto oscuro.
No es la primera vez que Quintana y el área de Crimen Organizado de la Federal colaboran con éxito en los últimos meses. A fines del mes pasado, detuvieron a Fernanda Valeria Piera, una presunta estafadora inmobiliaria de Pilar acusada de robarle más de un millón de dólares a sus víctimas con un falso barrio privado llamado Las Calas en la zona de Villa Rosa, donde según las acusaciones en su contra ofrecía una serie de posibles departamentos a desarrollar, más de 50 de acuerdo a detectives.
Dos meses antes, detuvieron a Sofía G., una falsa médica que operaba en clínicas de la zona. Según la imputación, atendía a pacientes terminales con un sello robado.
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