Traumatismo de cráneo, hemorragia abdominal aguda, varios hematomas y lesiones en el cuerpo. Además, tenía afectado un riñón, un pulmón y el hígado. Ese es el escalofriante resumen del resultado de la autopsia que le practicaron a Alexander Martín Figueredo, un nene de 3 años nacido en la provincia de Misiones que fue asesinado en 2020 en Brasil por su padrastro y su mamá. Ayer, la Justicia de ese país les aplicó una dura condena a los acusados: él fue sentenciado a 37 años de cárcel; ella a 34.
El juicio se comenzó este jueves en la localidad brasileña de Barracao y el fallo se conoció en la madrugada siguiente, pero con una particularidad. La madre del niño, identificada como Fernanda Fidelina Vázquez, de 24 años, fue juzgada en ausencia porque está prófuga desde el mes de octubre, cuando huyó del penal de Santo Antonio Do Sudoeste, donde cumplía la prisión preventiva. Su novio, Paulo Hernán Alvez, de 25, sí estuvo presente en el debate que se extendió por 20 horas.
Ambos fueron condenados por los delitos de tortura y homicidio agravado por motivo fútil, medio cruel y recurso que imposibilitó la defensa de la víctima. Las penas deberán cumplirlas en un régimen penitenciario cerrado. Es decir, no podrán salir antes de tiempo.
El calvario de Alexander comenzó el 5 enero de 2020. Ese día, la madre se llevó al nene desde la ciudad de Eldorado con destino desconocido. A los abuelos paternos de Martin, le dijeron que se iban a radicar en la localidad de Pozo Azul. Sin embargo, era mentira. Vázquez, su pareja y el menor cruzaron la frontera y se radicaron en la localidad brasileña de brasileña de Bom Jesús, a unos 20 kilómetros de la frontera con Bernardo de Irigoyen. Vivían en precaria vivienda, según se pudo establecer después durante la investigación.
Durante más de dos meses, Damián y la abuela paterna, Gloria García, buscaron al pequeño en varios lugares del norte de la provincia de Misiones. El resultado siempre fue negativo. La madre lo mantenía en contacto mediante llamadas o mensajes de texto, pero nada más que eso. La desesperación por encontrarlo creció hasta que finalmente el hombre decidió hacer la denuncia en marzo ante la policía misionera. Pero un mes después, el 5 de abril, recibieron una llamada que lo cambiaría todo de manera trágica.
Del otro lado del teléfono estaba Fernanda, quien los llamó para decirles que Alexander había muerto. Aquel domingo, el nene de 3 años fue derivado al Hospital de Barracao, en la frontera con la Argentina, con graves heridas. La explicación de la pareja fue que el chico había sufrido un accidente doméstico y golpeó su cabeza contra la cabecera de una cama. Pero los médicos dudaron, ya que el pequeño presentaba lesiones marcadamente más graves con una simple caída. Después, la autopsia terminaría por confirmar el horror.
La justicia comenzó a investigar y los detuvo como sospechosos del crimen de Alexander. Al comienzo, la pareja volvió a afirmar que todo se trató de un accidente, pero durante los interrogatorios comenzaron las contradicciones. Vázquez acusó en un principio a su pareja de golpearlo. El joven nunca lo negó, pero también aclaró que la madre era culpable de las golpizas. Finalmente admitieron que el niño era agredido por ambos.
De acuerdo con la denuncia del Ministerio Público, a cargo del fiscal Felipe Lyra, como forma de castigo, la pareja agredió reiteradamente al menor con puñetazos, patadas, mordiscos, palos y otros instrumentos, provocando lesiones de gravedad. El tráfico domingo 5 de abril, en Bom Jesús, Alvez contó que cerca del mediodía golpeó a su hijastro al verlo con una botella de veneno. Le dio varios golpes en el estómago y el pecho. Alexander ahí comenzó a vomitar y se mostró con mareos. Lo primero que hicieron fue darle una ducha para reanimarlo, pero como el cuadro de salud no mejoraba, lo llevaron a un centro médico cercano.
“Aunque existen pequeñas contradicciones en las versiones de la madre y el padrastro, una cosa es segura: fue un crimen brutal y desagradable, que victimizó a un ángel de sólo 3 años”, clarificó en su momento Emerson Ferreira, jefe de la Policía Civil de Barracao, según consignó el diario misionero El Territorio.
Con todas las pruebas obtenidas, finalmente el presidente del jurado, el juez Rodrigo Will Ribeiro, fijó las duras condenas contra Alvez y Vázquez, de quien además señalaron que no hizo lo suficiente para evitar que su hijo fuera golpeado.
El dolor de la familia
“Yo había visto algo previo al juicio y me encontré con otra cosa que no esperaba. No podía creer la violencia de quienes mataron a mi nieto, no sé cómo definir el grado de monstruosidad para un niño de tres años que no se podía defender”, dijo la abuela al mismo medio de Misiones. “Le mordieron la cara, estaba todo lastimado, con moretones que prácticamente no le entraban más en su cuerpo tan pequeño. Pido todas las noches que Martín se le aparezca en los sueños de sus asesinos, no pido la muerte, sólo que Martín se manifieste con una sonrisa gigante que él tenía”, añadió.
A su turno, Damián, también expresó entre lágrimas su dolor por lo que sufrió el nene. “Fue como que le pegaron una cachetada y para defenderse Martín le mordió a Alvez y éste también le mordió la cara. Dijo que era un perro, pero en la autopsia se reveló que fue Alvez quien le había mordido. Su pecho estaba todo golpeado. No sé por qué se desquitó tanto”, expresó.
Finalmente, el hombre pidió que su ex mujer -prófuga- pague por lo que hizo. “Deseo que Fernanda cumpla lo que dictaminó la Justicia; a Alvez lo mismo y que Dios se encargue de la justicia divina. La última vez que lo vi a mi hijo él me abrazó y me dijo “papi te amo”, eso me quedó grabado para siempre. Fue tan feo lo que vivimos que todo el jurado, el juez, fiscal terminaron también llorando conmocionados por el horror que tuvo que atravesar”, sentenció.
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