Marcelo Ricardo Blanco, un fiscal de 59 años que se desempeñaba en el fuero de ejecución penal que se encarga de supervisar las condenas de detenidos, fue hallado muerto ayer en su casa del barrio Los Troncos de Mar del Plata. Su deceso es investigado por la UFI N°6 de Mar del Plata, a cargo de la doctora Romina Díaz.
Según confirmaron fuentes con acceso a la investigación a Infobae, su cuerpo presentaba diversos cortes y una notable pérdida de sangre. Se encontró un portón de vidrio roto el lugar, con el que habría tenido un accidente. También, se halló un trapo cerca del cuerpo. Una posibilidad, no confirmada aún, es que habría intentado detener el sangrado. Sin embargo, las fuentes insisten con que un homicidio o un suicidio por lo pronto, están descartados del expediente. Se descarta también la presencia de terceros en el domicilio. La hipótesis principal es la de un accidente doméstico. La autopsia fue realizada anoche en la morgue judicial marplatense.
Blanco fue hallado ayer por un familiar que ingresó a la casa cerca de las 17 horas, según información de Télam: ya estaba sin vida. De inmediato, se llamó a la Policía Bonaerense, que envió a un patrullero al domicilio de la calle Viamonte, lo que disparó la causa por averiguación de causales de muerte en la UFI N°6.
El fallecido fiscal trabajó en la Justicia de Mar del Plata como fiscal de la unidad especializada en estupefacientes entre 2007 y 2015 antes de desempeñarse en el área de Ejecución Penal. Blanco se había opuesto a la libertad del motochorro Alejandro Miguel Ochoa, acusado de matar a la psicóloga María Rosa Daglio, un brutal ataque cometido en marzo de este año.
Ochoa, de 55 años, había estado encarcelado bajo la supervisión de un juzgado de ejecución penal de Mar del Plata, acusado de robo agravado. Según registros oficiales, Ochoa dejó la cárcel en abril de 2020, tras ser beneficiado por la Justicia, con una pena de ocho años y cuatro meses de prisión supervisada por el Juzgado de Ejecución Penal N°1 de Mar del Plata: le correspondía salir de prisión con una pena cumplida recién en 2024. Otra mujer había sido la víctima del ataque por el que fue condenado, un arrebato en moto que terminó con la joven bajo las ruedas, con sus piernas rotas.
Para salir de la cárcel, Ochoa le mintió a la Justicia.
El 29 de abril de 2020, luego de recibir la prisión domiciliaria con una decisión de la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata firmada por el juez Marcelo Riquert, juró que se quedaría en su casa de Castelar junto a su mamá, su hermano discapacitado y su hijo pero en lugar de eso salió a robar. También prometió que cada 15 días pasaría por un juzgado a notificarse pero nunca lo hizo.
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