El nene de 13 años pedaleaba su bici como todas las mañanas. Iba a la escuela por la calle 467 del barrio platense de City Bell cuando sintió un impacto inesperado en la rueda trasera que lo tiró al suelo. Antes de que pudiera levantarse, otro golpe: esta vez, una piña en su cabeza. Y un tironeo que le arrebató la mochila donde llevaba los útiles para la clase. Así, en cuestión de segundos, un ladrón lo atropelló, le pegó, le robó y lo dejó tirado, asustado y dolorido. Lo inexplicable es que el asaltante era policía.
Pero eso se supo días más tarde, cuando la Justicia comenzó a investigar el hecho gracias a la denuncia de un grupo de vecinos y al testimonio de una mujer que logró tomar la patente del Volkswagen Gol que atropelló al chico desde atrás. “Todas las mañanas tomo el colectivo para ir a trabajar y siempre veo pasar al nene que va a la escuela”, comentó la testigo a los investigadores.
Su dato fue determinante para que la fiscal Virginia Bravo iniciara un rastrillaje virtual del Gol, de color gris, que derivó en la detención, diez días después, del sospechoso: un agente de la Policía Bonaerense que prestaba funciones en la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) de Lomas de Zamora y que ahora podría ser condenado hasta 20 años de prisión si es hallado culpable de lo que se le acusa: robo agravado por el uso de arma.
¿Cuál arma? El coche. Para los investigadores el acusado usó el Volkswagen como tal al “tirárselo” encima al niño desde atrás. Como resultado de su ataque, el ladrón consiguió una billetera “con unos pocos pesos” y abandonó la mochila con los útiles escolares unas cuadras después.
El hecho quedó captado por las cámaras de una farmacia de la zona que sirvió a los investigadores para confirmar la identidad y los rasgos físicos del sospechoso. Pero les llevó casi dos semanas encontrar al policía ladrón. Con la patente, lograron identificar a los titulares del Gol gris, pero cuando fueron abordados por oficiales de la Justicia explicaron que el auto lo habían vendido cinco meses atrás, exhibieron la denuncia de venta e informaron que se lo habían entregado a este agente de la Bonaerense.
El acusado vivía en el barrio El Rincón, en La Plata, no muy lejos de donde sucedió el robo. Hacia allí fue el equipo de la fiscal Bravo. Encontraron a los padres del sospechoso, quienes aseguraron que no veían a su hijo desde el jueves 2 de diciembre, exactamente día del robo, y que no sabían dónde estaba.
A esa altura, el policía ladrón estaba cercado y posiblemente intuía que lo buscaba la Justicia, o alguien le avisó. Es que el lunes siguiente al hecho, el sospechoso debía volver a trabajar a la UTOI de Lomas después de unos días de licencia. Sin embargo no lo hizo.
Su suerte estaba echada. Aunque estaba escondido de quienes lo buscaban, seguía dando vueltas por City Bell con cierta sensación de impunidad. Por eso el viernes de la semana pasada agentes de la propia Bonaerense detectaron el Volkswagen Gol gris en ese barrio, lo interceptaron, lo esposaron y lo subieron al patrullero, pero en el asiento de atrás, donde van los delincuentes.
El acusado se negó a declarar ante la fiscal Bravo, aunque las pruebas en su contra lo comprometen. “El chico la sacó re barata, usó el auto como un arma”, comentó a Infobae una fuente del caso.
Si bien el policía ladrón no tiene antecedentes penales, la Justicia lo investiga también por otros hechos de similares características ocurridos en esa misma zona unas semanas atrás. “Este mismo VW Gol habría participado del robo de un celular y del robo de ruedas de autos, creemos que fue él”, comentó una fuente de la investigación.
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