Las imágenes de las cámaras de seguridad que se conocieron en las últimas horas son tremendas y muestran cómo fue el crimen de Gastón Blasco (36): el albañil estaba limpiando la piscina de su casa de Merlo el 9 de diciembre pasado cuando su vecino, José Antonio Soria (52), se asomó por la medianera, apuntó y le disparó. Luego, el asesino se atrincheró en su casa y murió baleado por agentes del Grupo Halcón de la Policía Bonaerense.
Todo sucedió el jueves pasado en el barrio Pompeya, de la localidad bonaerense de Merlo, en la zona Oeste del Conurbano; más precisamente en Curuzú Cuatiá 565. Allí, Soria, un empleado de una agencia de seguridad, se refugió luego de asesinar a Blasco tras una presunta discusión. Según los primeros datos de la investigación, al asesino le molestaban los ruidos de su vecino.
Fue Raquel, la mujer de Blasco, quien llamó al 911 para avisar que su esposo había sido herido a balazos por Soria por lo que agentes del Comando Patrulla de esa jurisdicción se desplazaron hasta la escena del crimen, ubicada en Cossio entre Dean Funes y Alejandro Dumas.
Al llegar al lugar, los policías notaron que en el interior de la propiedad estaba Blasco tendido en el suelo, ensangrentado pero ya sin vida: había recibido un tiro en una pierna y otro en el abdomen. También se dieron cuenta los agentes que el asesino seguía cerca y, al verlos, les disparó. Luego, se atrincheró en su casa.
Incluso, el asesino les disparaba a los policías que arribaban al lugar. Uno de los tiros impactó contra el frente del patrullero. Se inició entonces un tiroteo que se extendió por varios minutos y se solicitó el apoyo de más efectivos.
Tras el crimen de Blasco y el ataque a la Policía, se montó un gran operativo en los alrededores de la casa de Soria. Con la participación del Grupo Halcón e, incluso, del jefe de la Policía Bonaerense, Daniel García; se perimetró esa zona del barrio Pompeya y llamaron a un especialista para que negocie con el sospechoso la forma en que se iba a entregar.
No ocurrió. Soria no mostró ninguna intención de deponer su actitud, por lo que los policías finalmente ingresaron a la propiedad, se enfrentaron con el sospechoso a los tiros y lo mataron. La Policía sabía que el vecino tenía varias armas de fuego, de puño y largas, como así municiones, un chaleco antibalas y un casco metálico de fabricación casera.
El fiscal Fernando Capello, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N°2 del Departamento Judicial de Morón, se dirigió hacia la propiedad de la calle Curuzú Cuatiá para supervisar las tareas de los policías. Al tiempo que se conocía que el asesino también había intentado atacar a un sobrino de Blasco, quien logró escapar.
Lo cierto es que las horas pasaban, la tensión no cedía y como Soria no daba señales de querer entregarse, los agentes del Grupo Halcón decidieron ingresar en la casa. La respuesta del asesino fue una ráfaga de tiros que hirió a dos agentes del Grupo Halcón: el comisario mayor Oscar Alarcón, quien recibió un disparo en la pierna derecha y otro en el dedo meñique de su mano derecha; y el subteniente Jonatan Medina, que fue herido en su pierna izquierda. Ambos fueron trasladados al hospital Eva Perón fuera de peligro.
En la misma secuencia, los policía lograron finalmente matar al agresor y dar por terminada la tensa situación. Al recorrer la casa, la Policía secuestró un impresionante arsenal. Soria contaba con un fusil de asalto con mira telescópica calibre 308, una escopeta 12/70 con posta de guerra, una pistola 9 milímetros marca Beretta y una ballesta de caza.
Según trascendió, este vigilante privado tiene antecedentes penales: en 2003 se abrió una causa por lesiones en la que él figura como damnificado por haber recibido un disparo en la pierna, mientras que en 2016 protagonizó un enfrentamiento con dos vecinos por el que terminó detenido. Además, en el 2019 fue denunciado por amenazas.
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