El chalet de la calle Cantillo 4575 emana pura historia maradoniana. Cada rincón de la casa más icónica que tuvo Diego Maradona esconde una anécdota histórica. Recorrerla es un viaje en el tiempo único donde cada mueble o adorno está tal como la estrella planetaria del fútbol lo eligió cuando compró la casa, a principios de los ochenta, para que vivan sus padres, don Diego y doña Tota. Entre esas paredes, el astro se recuperó de lesiones, se produjeron las reuniones más recordadas y hasta se utilizó como escenario para la presentación en sociedad de su hijo Diego Junior.
Hoy, esta casa, parte central del mito del mejor jugador de todos los tiempos, será subastada.
Todos esos tesoros intangibles que pertenecieron a la familia Maradona durante casi 40 años pasarán a otras manos en breve, junto a la propiedad. En menos de una semana la vivienda formará parte del lote de bienes pertenecientes al ex capitán de la selección que se rematarán en una subasta on line de la que participarán fanáticos de todo el planeta.
La historia cuenta que Maradona compró el chalet en 1981 cuando jugaba en Boca y todavía era representado por su primer agente Jorge Cyterszpiler. “Esa casa Diego la amaba. La compró con el propósito de que sea el hogar de sus padres y así fue hasta que murió su papá en 2016″, aseguró un íntimo amigo de la familia que compartió más de un asado en el jardín de esa casa.
Infobae recorrió la famosa casa de Villa Devoto para filmarla y conocer sus rincones, una última visita antes de que cambie de dueño.
El ex capitán de la selección vivó ahí en dos oportunidades: desde que la compró hasta el verano de 1982 cuando viajó a España para sumarse al Barcelona y luego en 2005, cuando regresó a Argentina de su segunda internación en Cuba.
El frente se mantuvo siempre igual. Nunca fue remodelado como lo fue la mayor parte de la casa. Actualmente los árboles sin podar tapan una importante porción del frente de 17 metros. Entre las ramas, las hojas y las plantas todavía se puede observar la ermita que Don Diego pidió construir y que durante casi 20 años albergó la imagen de la Virgen que acompañó al Diez en sus años en Nápoles. Esa figura ya no está. Nadie sabe bien si alguien la tiene guardada o si se la robaron.
Cuando se traspasa la puerta principal, hecha de madera y que quedó inmortalizada en cientos de fotos del día que Diego presentó a su hijo napolitano, lo primero que aparece es un inmenso living con tres tipos de cerámicos diferentes. Sobre la derecha una especie de barra circular rodeada de espejos con un estilo típico de los años ‘80. Los amigos de Diego, de todas las épocas, consultados para esta nota, concuerdan que cuando había alguna fiesta solía pararse detrás de la barra para servir tragos a los invitados al mejor estilo barman.
La iluminación de esta parte de la casa está a cargo de tres arañas de techo sumamente elegantes que Doña Tota le pidió a su hijo. El living se completa con muebles de madera oscura, que fueron elegidos especialmente por los Maradona, y que están decorados con vitró de colores con terminaciones en plomo fundido. “Son elementos propios de la época que ya prácticamente no se fabrican. Estos muebles están instalados desde 1981″, cuenta Pablo Boioli, del grupo Adrián Mercado, encargados de realizar la llamada “Subasta del Diez”.
Sobre el costado izquierdo del living, está el espacio donde solía ubicarse una mesa de mármol que Diego le había regalado a su madre para un cumpleaños a mediados de los 80 y que fue protagonista de una reunión muy especial. Cuando Maradona era jugador de Boca y Mario Alberto Kempes de River, las familias se juntaron a almorzar. Estaban los padres de “El Matador”, los de Diego, Claudia Villafañe y Cyterszpiler. La anécdota cuenta que ese mediodía se prepararon dos platos: asado y ravioles, como para que nadie se queje del menú.
Antes de llegar al jardín hay una especie de comedor diario de importantes dimensiones que está separado del living principal por grandes puertas de vidrio con detalles en bronce. Ahí solían desayunar don diego y doña Tota todas las mañanas antes de realizar sus caminatas por el barrio de Devoto. También era el lugar donde el ex capitán de la Selección solía sentarse a ver televisión cuando estaba de visita. Aún hoy se conserva el soporte donde estuvo colgado uno de los últimos televisores que tuvo la casa.
Unido a este ambiente está la cocina. Es el único lugar de la casa que está hecho a nuevo. En la recorrida que realizó este medio se pudo comprobar que tanto los muebles como los artefactos son de los más modernos. El contraste con el resto de la casa, que se conserva original, tiene su explicación: el incendió de 2014, que consumió buena parte de la planta baja y algunas habitaciones del segundo piso, comenzó ahí y fue inevitable la refacción. Nunca quedaron claras las razones que dieron inicio a las llamas.
Entre los bienes materiales perdidos había varias reliquias que representaban distintos hitos en la trayectoria del astro, tal como contó Infobae. Por ejemplo el Balón de Oro honorífico que France Football le entregó en 1995, a modo de reconocimiento, dado que en los mejores momentos de Maradona solo estaban habilitados a recibir el premio los futbolistas europeos.
Sin dudas la parte más característica de la casa de Devoto es el jardín de 45 metros de largo. Todavía se mantiene intacta la carpeta de pasto sintético que Maradona ordenó colocar algún tiempo después de haberla adquirido. Arrumbado contra un rincón hay un aro de básquet con el logo de la NBA que Diego recibió como regalo en 2015.
Esta parte trasera de la vivienda fue escenario de decenas de navidades, fines de año, cumpleaños y asados. “No me voy a olvidar nunca las mesas largas que poníamos para las fiestas. Podían llegar a venir hasta 50 personas. Músicos, celebridades, artistas, de todo. Era una casa que Diego disfrutó mucho toda la vida”, recuerda Guillermo Coppola, consultado para este artículo.
La parrilla, ubicada al fondo a la derecha sobre un pequeño quincho, era uno de los lugares preferidos de Don Diego. Sus asados son recordados por casi todos los visitantes de Cantilo. Era también uno de los lugares de la casa más cuidados junto a la importante pileta que está en el centro del jardín. En la actualidad, la situación es diferente.
El abandono que sufrió la vivienda producto de que nadie se hizo cargo realmente desde la muerte de Maradona padre en 2015, se hace más notorio en la parte que estuvo a la intemperie. La parrilla tiene leña y carbón de hace años junto con algunos platos de madera que se utilizaron alguna vez. La pileta está llena de agua verde. Incluso fue motivo de queja de algunos vecinos porque el agua estancada durante años se convirtió en un presunto foco de reproducción del mosquito del dengue.
La casa estuvo al cuidado de algunas de las hermanas de Diego desde la muerte de su padre. La utilizaban para reunirse en los cumpleaños o fechas especiales. Desde el 25 de noviembre del 2020, cuando murió Maradona, pasó a manos de los herederos que, evidentemente, no pusieron mucha atención en ella.
La segunda planta también forma parte importante de la historia. Para acceder hay que subir una escalera circular con escalones de mármol que en su parte más alta tiene un curioso aparato de iluminación circular que Diego eligió a fines de los ochenta y que al encenderse genera un efecto de luces muy particular pero pasado de moda.
La primera habitación que aparece luego de subir las escaleras es, justamente, la que usaba el ídolo cuando se quedaba en Devoto. Ahí durmió en 2005 cuando volvió al país luego de realizar su segunda internación en Cuba y decidió vivir unos meses en la casa de sus papas. Se trata de un cuarto pequeño con baño en suite que, actualmente, no guarda ningún referencia a Maradona.
Siguiendo por el pasillo, luego de pasar por una especie de jardín de invierno que tiene grandes ventanales que dan a la pileta, está la habitación principal. Esa que por casi 40 años usaron Don Diego y Doña Tota. Ese cuarto tiene un balcón que da a la calle Cantilo y que guarda, quizás, el recuerdo más valioso. Luego de salir campeón del mundo en México y de visitar la Casa Rosada con la copa, Diego fue a la casa de sus padres y se asomó por ese balcón para saludar a la multitud de vecinos que lo esperaban afuera.
Pero la casa de Devoto no sólo albergaba recuerdos sino también algunos elementos que pertenecieron al futbolista y a su familia y que estaban desparramados, literalmente, por toda la casa.
Cuando los encargados del remate ingresaron a la casa encontraron una gran cantidad de fotos, casettes, trofeos, cuadros y demás objetos por todas partes. Todo ese material se recolectó y se juntó en cajas que están guardadas en un lugar reservado a la espera de que alguno de los herederos los recoja. Se trata de objetos que no fueron parte de la mudanza que se realizó en abril del 2021.
Entre esas cosas que se encontraron hay una gigantografía de una tapa de la revista Gente del año 2004 con la foto de Diego, Claudia, Dalma y Gianinna abrazados con el título: “La vida siempre nos da una segunda oportunidad”.
Si todo sale según lo estipulado, la casa cambiará de dueño el próximo domingo 19 de diciembre. Ese día, desde las 11, se realizará el remate de dos propiedades, tres vehículos y decenas de elementos que pertenecieron a Diego. La decisión fue tomada por los cinco herederos con el objetivo de convertir los bienes en billetes y de esta manera evitar los gastos corrientes que acarrean en la actualidad.
La autorización llegó el 15 de octubre por parte de la jueza platense Luciana Tedesco del Rivero que entiende en el expediente de la sucesión. La condición es que el dinero no puede tocarse hasta que se termine de definir la situación de tres jóvenes que dicen ser también hijos de Maradona.
La subasta está a cargo de la firma Adrián Mercado y se realizará de manera virtual. Participarán personas de todo el mundo que desde hace semanas ya se están inscribiendo. También se puede ser espectador, abonando una entrada virtual de $600.
Como en cada remate, los elementos comienzan con un precio base que luego va aumentando a medida que los participantes pujan. El precio base de la casa de Devoto es de 900 mil dólares.
Una vez que se baje el martillo, la casa de la calle Cantilo esa que Diego tanto amaba, la que compró con sus primeros sueldos en Boca para que vivan sus padres, la que albergó reuniones y fiestas memorables, la que fue escenario de muestras de amor como el reconocimiento de Diego Junior dejará de tener el apellido Maradona como propietario para siempre.
fotos y video: Matías Arbotto
SEGUIR LEYENDO: