Waldo Servián Riquelme, oriundo de Paraguay y preso en el penal de Marcos Paz, fue condenado a prisión perpetua por uno de los femicidios más bestiales de la historia argentina reciente. El delito: asesinar y despedazar en 25 partes con una amoladora y un cuchillo a su pareja y madre de sus dos hijos, Mirtha Liliana González Ayala (37), en 2019, en la Villa 31 Bis de Retiro.
Hoy lunes, el acusado enfrentó por Zoom la última audiencia del juicio en su contra en el Tribunal N°14, integrado los jueces Silvia Estela Mora, Hugo Norberto Cataldi y Domingo Luis Altieri, un proceso comenzado el 31 de octubre último.
Antes de escuchar la pena, y antes de anunciar la deliberación para decidir su veredicto, la jueza Mora le ofreció a Servián Riquelme la chance de dar sus últimas palabras. El acusado, que se negó a declarar en la primera audiencia del juicio, aceptó la oportunidad.
“Ante tan lamentable y desafortunado hecho, quiero decirles que yo no maté a la madre de mis hijos, viví con Liliana 15 años de mi vida. Ahora estoy metido en esta cárcel y no puedo estar para mis hijos, para darle amor y apoyo como ellos se merecen. Quiero agradecer a mis familiares, porque nunca me dejaron solo. Con respecto a mis hijos, espero que estén bien, siempre, estén donde estén. Gracias”, afirmó en un breve monólogo que presenció Infobae de manera virtual, con familiares de Servián Riquelme también conectados.
Entre sus decisiones, la jueza ordenó destruir la amoladora Black & Decker y el cuchillo usado en el crimen, así como una muestra de tela recolectada en la investigación. También ordenó que se le devuelvan sus documentos, secuestrados durante los allanamientos originales del caso.
Se esperaba una dura pena. El fiscal Fernando Klappenbach pidió la pena de prisión perpetua, lo mismo hizo la querella de la madre de la víctima, representada por los abogados Pablo Rovatti y Victoria Hernández Lehmann, ambos del Programa de Asistencia y Patrocinio Jurídico a Víctimas de Delito de la Defensoría General de la Nación.
La defensa de Servián Riquelme pidió que el presunto femicida - que fue arrestado tras una meticulosa investigación de fiscal Andrés Madrea- sea absuelto, o que en todo caso, no sea condenado a perpetua.
El primer planteo que hizo el defensor José Vera en su alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal N° 14 fue pedir su absolución, al considerar que en este caso existía el “beneficio de la duda”, ya que no se investigó como posible autor a otro hombre que tenía acceso a la vivienda donde ocurrieron los hechos, un albañil paraguayo -misma nacionalidad que la de la víctima y el acusado-, al que Vera identificó como “Willy” Sanabria. ”Los investigadores tenían dos caminos: Waldo o Willy, y les resultó más fácil ir por Servian Riquelme”, dijo el abogado en la audiencia de alegatos que presenció Télam.
Entre los testigos del proceso estuvo el legista Hugo Magnani, que aseguró que el descuartizamiento fue “postmortem” y que, desde su punto de vista, “se empezó con una amoladora”, que fue hallada dentro de un balde en la escena del crimen, y “se terminó con un cuchillo”, también secuestrado en la casa que la pareja compartía, situada entre las casas 108 y 112 de la Manzana 110 del Barrio San Martín, de la Villa 31 bis de la Capital Federal.
Los fundamentos del veredicto serán entregados el lunes próximo.
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