El fiscal federal Leonel Gómez Barbella pidió la “inmediata detención” de otros ocho agentes de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, entre ellos dos comisarios, en la investigación que busca esclarecer el homicidio del jugador de Barracas Central, Lucas González. En la causa que ya hay tres personas procesadas y nueve agentes detenidos.
Ante la solicitud de la Fiscalía, el juez Martín Del Viso ordenó para este lunes 13 de diciembre la ampliación de las declaraciones indagatorias de seis de los detenidos a raíz de los nuevos elementos que se incorporaron al expediente, y que refuerzan la hipótesis de que González y sus dos amigos sufrieron tormentos físicos y psicológicos durante el operativo que finalizó con el homicidio del joven.
Las instrucciones del magistrado, según confirmaron fuentes judiciales a Infobae, dejan en una situación más complicada a los uniformados imputados por el crimen. Es que, dependiendo del resultado de los testimonios ante el tribunal, el juez estará en condiciones de avanzar con las nuevas detenciones. De ratificarse la presunta responsabilidad en los hechos de estos nuevos sospechosos llegaría a 17 el número de efectivos de la Policía de la Ciudad en prisión.
Después de revisar la nueva prueba en el expediente, el fiscal Gómez Barbella resolvió imputar y pedir la detención de otros uniformados que participaron de alguna manera del procedimiento. El planteo tuvo el acompañamiento del abogado de la familia del joven asesinado, Gregorio Dalbón. Se trata de dos comisarios, un subcomisario, dos principales y tres oficiales, cuyos nombres se mantienen por el momento en reserva. Son siete varones y una mujer.
A todos se los acusa por “insertar datos falsos en las actuaciones labradas” en el marco del asesinato de Lucas González, ocurrido el 17 de noviembre pasado. También están sospechados de cometer los delitos de “tentativa de homicidio” y “privación ilegal de la libertad” de Julián Salas, Niven Garnica y Joaquín Zuñiga Gómez, los amigos que estaban con el joven y que fueron apresados durante el cuestionado procedimiento.
Según Gómez Barbella, los nuevos imputados “alteraron los rastros y pruebas del delito” de los tres policías procesados por el homicidio en la avenida Iriarte a metros de Vélez Sarfield “al arribar inmediatamente e intentar fraguarlo para aparentar que se había tratado de un enfrentamiento, colocando para ello un arma de utilería ‘plantada’ en el interior del rodado Volkswagen, modelo Suran”.
El fiscal reconstruyó que los policías, después de llegar al lugar, se referían al grupo de jóvenes con frases amenazantes, tales como “a estos villeritos hay que darle un tiro en la cabeza a cada uno”. “Dónde tenés la falopa, donde está el arma con la que mataste a tu amigo”, les decían, según relataron las víctimas.
Uno de los jóvenes que padeció esos tormentos y que iba con Lucas precisó: “Me habían dicho que era un hijo de puta, que me tenían que pegar un tiro en la cabeza a mí también y me empezaron a tomar los datos y me preguntan: ‘¿De dónde sos?’. Le digo: ‘Soy de Florencio Varela’. Y me dice: ‘Ah, sos un villero también, a vos hay que pegarte un tiro de verdad’, me dijo”.
Además, según la investigación judicial, algunos de los efectivos participaron de la lesión circular de 1 cm. de diámetro en el dorso de la mano derecha de Lucas, muy similar a lo observado en quemaduras de cigarrillo en los momentos en que el joven agonizaba.
En el marco de la solicitud de detención, y con los nuevos elementos, el juez Martín Del Viso ordenó la ampliación de las indagatorias de los detenidos Fabián Alberto Du Santos, Juan Romero, Roberto Inca, Héctor Cuevas, Lorena Miño y Micaela Fariña, por los tormentos físicos y psicológicos aplicados contra los jóvenes.
“Los policías aquí acusados fueron quienes participaron en este procedimiento fraguado donde se continuó con la línea falaz instalada por Issasi, Nieva y López (los procesados por el homicidio) aparentando como un “tiroteo” entre los niños y los policías y para reforzar ese escenario armado, les plantaron el arma de cotillón dentro del rodado”, indicó el fiscal.
Cuando el juez procesó a los tres policías se destacó que “los adolescentes no contaban con ningún elemento relacionado con un arma de fuego, ni con un elemento contundente que le hubiera permitido al personal policial suponer que podían atentar contra su integridad física”. Por eso, los agentes señalados tuvieron “cabales conocimientos en el invento y fabricación de pruebas en contra de las víctimas”.
En la reconstrucción de los hechos, en el tramo de la esquina de las arterias Alvarado y Pedriel de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, dos de los jóvenes que acompañaban a Lucas hicieron saber que “les rogaban a los policías que los custodiaban que les aflojaran las esposas pero no lo hacían, argumentándo que no tenían llaves para poder hacerlo”. Recién con la llegada del padre de uno de los jóvenes se pudieron liberar de las esposas que sujetaban sus manos en la espalda desde hacía cerca de dos horas.
El juez Martín Del Viso instruyó realizar las ampliaciones de indagatorias a través de la plataforma Zoom ante el “aumento de casos de COVID-19″. La convocatoria está prevista a las 9.30.
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