Tras la protesta enardecida que terminó con incidentes con la Policía esta mañana, familiares y amigos de Luciano Olivera, el joven de 16 años que murió tras recibir un disparo en el tórax por parte de un efectivo de la Bonaerense tras una supuesta persecución en Miramar, volvieron a congregarse esta tarde para reclamar justicia. Alrededor de las 19 y hasta horas de la noche se registraron incidentes con la Policía: hubo corridas, disparos de bala de goma y se arrojaron piedras y gases lacrimógenos.
La manifestación, a la que también se sumaron vecinos, fue convocada a través de las redes sociales y comenzó en la esquina de las calles 21 y 26, a una cuadra de la sede de la Municipalidad local y a dos de la comisaría. Al grito de “Luciano, ¡presente!”, los presentes reclamaron allí el esclarecimiento del caso por el que está detenido el efectivo de la Bonaerense Maximiliano González.
Si bien se había convocado a la marcha a partir de las 17, los concurrentes empezaron a concentrarse en inmediaciones de la plaza céntrica media hora antes. Con aplausos incesantes que se prolongaron por más de 10 minutos, exhibieron una gran pancarta con la leyenda “Justicia por Luciano Olivera. Basta de gatillo fácil”. Luego marcharon por las calles de la ciudad.
Otros carteles que se observaron en la manifestación aludían con nombre y apellido al policía acusado. Mientras, en la puerta de la comisaría unos 50 policías de Infantería se mantenían apostados para resguardar el lugar, del que también fueron retirados todos los patrulleros por prevención.
El operativo se implementó tras lo sucedido esta mañana, cuando familiares de Luciano se acercaron a la escena del homicidio para comenzar una protesta que derivó en incidentes con la Policía. Hubo insultos y piedrazos por parte de los manifestantes, que exigían explicaciones por lo ocurrido. La Bonaerense, por su parte, respondió con balas de goma y el clima se caldeó.
En medio de los disturbios, una prima de Luciano recibió tres balazos en el cuello mientras que Nicolás Galante, periodista de radio Brisas recibió otro en uno de sus brazos.
Esta tarde, los incidentes se repitieron, con manifestantes arrojando piedras, botellas y palos hacia un cordón policial del cuerpo de Infantería que avanzaba a su dirección. El centro de Miramar se convirtió en escenario de caos y descontrol.
Los disturbios se desencadenaron minutos antes de las 19, en los alrededores de la dependencia policial. En esas circunstancias, un grupo se desprendió de la concentración y empezó a lanzarles distintos objetos contundentes y hasta una bomba molotov a los uniformados, quienes se agruparon con sus escudos.
Posteriormente, los efectivos policiales comenzaron a disparar balas de goma. Una formación avanzó por una de las calles laterales de la comisaría y lanzó gases lacrimógenos para terminar de dispersar a los manifestantes.
La situación de tensión se mantuvo entrada la noche. Los manifestantes que quedaron se reagruparon en una esquina de la plaza y continuaron arrojando objetos. También prendieron fuego varios neumáticos, ante la mirada de los policías, que se ubicaron a lo largo del ingreso a los edificios de la Municipalidad, cuyos vidrios frontales terminaron estallados, y del Concejo Deliberante.
Al menos un policía resultó herido, con una lesión en la pierna izquierda. Fue trasladado en una ambulancia al hospital municipal, ubicado a unas pocas cuadras. Por el momento no se reportaron detenidos.
Más temprano, Jésica, una prima de Luciano que resultó herida con postas de balas de goma en el rostro en medio de los incidentes de esta mañana, se refirió al policía detenido en declaraciones a TN: “Lo conocemos del barrio. Acá en Miramar nos conocemos todos, pero jamás tuvimos problemas con él”. La mujer descartó así la versión de que el adolescente y el acusado mantenían una enemistad.
“No había bronca entre ellos. Luciano era un nene y el policía le disparó disparo sin que él le haga nada. Lo mató el hijo de mil puta”, soltó con furia Sol, tía de Luciano.
De acuerdo al relato de la tía, el chico “salía de jugar a la pelota y se iba para la casa”, tal como ocurrió con Lucas González, baleado por la Policía de la Ciudad semanas atrás en Barracas. La mujer contó que cuando su sobrino vio al patrullero “salió corriendo para que no le sacaran la moto porque no tiene registro, lo tiraron de la moto y lo mataron”.
El sumario policial del hecho al que accedió Infobae asegura que cerca de las 4 de la madrugada el Comando de Patrulla de Miramar intentó identificar a un joven a bordo de una moto Yamaha YBR de 125 cc color roja que supuestamente se dio a la fuga al ser alertada en la zona de la plaza principal de la ciudad balnearia.
Cuando la moto fue interceptada por otro móvil del comando, luego de una alerta radial, Luciano detuvo su marcha. Pero luego, según se informa en el sumario, el joven volvió a encender el motor y se dirigió contra uno de los cuatros policías que intervenía en el procedimiento.
Ahí fue cuando González disparó su pistola reglamentaria. De acuerdo a su propio relato, el disparo se le escapó. A pesar de las tareas de reanimación que le practicaron, cuando llegó la ambulancia Luciano ya estaba muerto.
González ahora espera su indagatoria. La causa está a cargo de la fiscal Ana Caro, con tareas designadas a la Policía Federal.
Este viernes, tras la difusión del caso, el Gobierno de la provincia de Buenos Aires anunció que se presentará como querellante institucional en la causa. A través de la Subsecretaría de Derechos Humanos bonaerense, las autoridades consideraron que, ante las pruebas recolectadas, lo sucedido constituye “un claro caso de violencia institucional que implicó la utilización letal de la fuerza”.
Por eso pidieron los órganos judiciales competentes que desplieguen una investigación “pronta, exhaustiva y consistente” para determinar las circunstancias en las que el adolescente murió y si los policiales involucrados tienen “responsabilidades funcionales y penales” en el desenlace de los hechos.
Fotos: Pablo González
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