Una mujer fue condenada hoy a prisión perpetua acusada de matar a golpes a la hija de 4 años de su pareja en la ciudad chubutense de Puerto Madryn. Se trata de Fabiana Cruz (21), quien durante el juicio oral reconoció haber cometido el crimen de la niña Agustina Quispe (4) en 2019 y luego haber fingido que la víctima se había caído.
La Fiscalía local informó hoy a través de sus redes sociales que la condena fue impuesta por el tribunal integrado por Patricia Asaro, Horacio Yangüela y Patricia Reyes, quienes le atribuyeron el delito de “homicidio doblemente agravado por alevosía y ensañamiento”.
El hecho ventilado en el debate ocurrió el 21 de agosto de 2019, en la provincia de Chubut, donde la condenada estaba en pareja con la madre de la niña.
El mediodía de este jueves, el Tribunal dio a conocer su veredicto dándole la razón a los fiscales y dispuso la pena de prisión perpetua en una sentencia de 93 páginas. “Condenar a la pena de prisión perpetua, accesorias legales y costas como autora material por el delito de homicidio agravado por alevosía y ensañamiento”, sostuvo la jueza Patricia Asaro.
Los fiscales Daniel Báez y Jorge Bugueño, a cargo del caso, se mostraron conformes con la condena; en tanto que las defensoras públicas Laura Martensen y Luciana Capone esgrimieron que la prisión perpetua era inconstitucional por ser una pena “cruel e inhumana”, por lo que en sus alegatos habían pedido 10 años de cárcel.
Sin embargo, el tribunal rechazó el planteo de inconstitucionalidad de la prisión perpetua, según detalló la agencia Télam.
De acuerdo a la investigación, Cruz asesinó a golpes a Agustina al enterarse que Ana, su pareja y madre de la niña, estaba embarazada. Luego del crimen, la mujer le dijo a un vecino que la nena se había caído y golpeado. Este hombre declaró que vio a Cruz con la víctima en brazos y ensangrentada, y que la llevó hasta el hospital.
En el juicio, el médico Daniel Cardarilli sostuvo que esos golpes no pudieron haber sido nunca producto de una caída. El integrante del Cuerpo Médico Forense fue contundente. “Me llamó la atención la multiplicidad de lesiones”, dijo, describiendo lesiones en 16 grupos y un traumatismo de cráneo, según comunicó el propio Ministerio Público Fiscal de Puerto Madryn.
La autopsia estableció que la muerte de la nena se produjo por un paro cardiorrespiratorio con múltiples traumatismos de cráneo y golpes en todo el cuerpo.
Casos similares estremecieron al país en las últimas semanas. El barrio Toma 7 de Mayo, en pleno oeste de la ciudad de Neuquén, arde y pide Justicia. Allí, a Salomón Antivil, un nene de apenas dos años, lo mataron a golpes en su propia casa y por eso los vecinos decidieron hacer justicia por mano propia: quemaron la precaria casilla en la que vivía el menor junto a su familia luego de enterarse de que el principal acusado del crimen era Laurentino Andrés (26), el padrastro de la víctima. Su muerte violenta trae casi de inmediato a la memoria el crimen de Lucio Dupuy, el nene pampeano de 5 años también asesinado a golpes y por cuyo crimen fueron arrestadas su mamá y la novia de la mujer. Es que las similitudes aberrantes entre ambos casos estremecen.
El caso de Puerto Madryn
En la mañana del jueves 29 de agosto de 2019, Fabiana Romina Cruz, por entonces de 19 años, salió de su casa del barrio Nahuel Huapi en la ciudad chubutense de Puerto Madryn con su hijastra Agustina -hija biológica de su pareja Ana, de apenas cuatro años- desvanecida y ensangrentada en sus brazos.
Un vecino las auxilió en el momento y las llevó en su auto cerca de las 11 de la mañana hasta el hospital zonal Dr. Andrés Isola de Madryn, donde Fabiana intentó explicar a los médicos: “No sé qué le pasó, se cayó”. Enseguida se encendieron las sospechas. No sólo se notaba que la versión de su madrastra no era compatible con la gravedad de sus heridas sino que, además, era claro que había sido agredida con violencia.
A pesar de los esfuerzos de los profesionales y de una derivación de urgencia a la Terapia Intensiva Pediátrica del hospital de Trelew, Agustina finalmente falleció ese mismo jueves a las 16.
Fabiana Cruz, de 21 años y oriunda de Jujuy al igual que su ex esposa, estuvo detenida con prisión preventiva desde esa tarde en una celda del Instituto Penitenciario Provincial N°1 de Chubut. A partir del viernes 11 de noviembre, más de dos años después del crimen, Fabiana comenzó a ser juzgada por el homicidio doblemente agravado por alevosía y ensañamiento de Agustina, con la acusación llevada adelante por los fiscales Jorge Bugueño y Daniel Báez del MPF de Puerto Madryn.
Tras su detención, Cruz fue sometida a un examen psicodiagnóstico, en el cual ensayó una suerte de justificación: “Ese día explote y le pegué a la nena sin querer”, dijo.
La principal hipótesis de la Justicia es que Fabiana “explotó” por una infidelidad. La mañana del jueves en que Agustina fue asesinada, las dos mujeres habían tenido una discusión muy fuerte. Fabiana no sólo suponía que su mujer la había engañado, sino que había podido comprobarlo: Ana estaba embarazada.
Tal vez sin suponer lo que podía pasar, tras la pelea Ana dejó la casa y salió a trabajar, dejando a Fabiana, que estaba furiosa, a cargo de sus hijos. Apenas 15 minutos después de que un vecino la viera salir de la casa, Fabiana salió a la calle con la nena desvanecida y cubierta de sangre en sus brazos.
La autopsia sobre el cuerpo de Agustina despejó dudas sobre la brutalidad del crimen y el ensañamiento de la asesina con el cuerpo de la nena.
Los forenses, de acuerdo a documentos del caso, establecieron como causa de muerte un paro cardiorrespiratorio a partir de múltiples traumatismos de cráneo y golpes en todo el cuerpo que le provocaron contusiones y cortes además de un edema cerebral y un episodio de “hipertensión endocraneal”. El informe habla también de la existencia de lesiones corporales y óseas previas, propias de un contexto de maltrato infantil.
Las pericias de la Unidad Especial Criminalística en la escena del crimen y el análisis de muestras biólogicas tampoco favorecen a Fabiana.
El análisis de las pruebas encontradas en la casa sin numeración sobre la calle 4 bis del barrio Nahuel Huapi -donde la mujer había quedado esa mañana a cargo de los dos hijos de su esposa- fueron contundentes: un informe scopométrico reveló que las únicas huellas de calzado tomadas en la casa corresponden con la suela de las zapatillas de Cruz. El dato cual comprueba que Fabiana era la única persona presente en la vivienda cuando Agustina fue agredida.
Además, un estudio comparativo del ADN de la acusada con las manchas de sangre del lugar, su ropa y la ropa de la víctima, confirma -a criterio del fiscal de Puerto Madryn Jorge Bugueño, a cargo del caso- no sólo su presencia en el lugar sino también la cercanía que había entre ellas.
Los dos hijos de Ana, ambos sin padre biológico acreditado, vivían hacía un tiempo con su madre biológica y la pareja de ella en esa misma casa. El otro hijo de la mujer estaba incluso presente en la casa en el momento en que su hermana fue asesinada.
Los jueces Patricia Asaro, Patricia Reyes y Horacio Yanguela analizaron toda la evidencia que consta en la causa y escucharon el testimonio de más de 40 testigos antes de dictar sentencia. Entre ellos, el de la madre de Agustina, que tras el crimen de su hija volvió a Jujuy y tuvo su tercer hijo. Fabiana, de 21 años, fue encontrada culpable y fue condenada a prisión perpetua.
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