Anoche, el hermano de Anahí Benítez, la adolescente de 16 años que en 2017 fue hallada asesinada en la reserva Santa Catalina de Lomas de Zamora, fue atacado a balazos cuando llegaba en moto a su casa acompañado de su novia. Dos hombres a bordo de una motocicleta le dispararon a quemarropa casi sin mediar palabras, aunque por fortuna resultó ileso.
El violento episodio ocurrió a las 21.14 del martes de esta semana en la puerta del domicilio de David Rocco, ubicado en el barrio Parque Barón del mencionado distrito bonaerense. Todo quedó registrado por cámaras de seguridad de la zona. En las imágenes se observa que el joven, al percatarse de los agresores, aceleró a tiempo para escapar de los delincuentes haciendo zig zag.
La madre de David y Anahí, Silvia Pérez Vilor, descartó que el hecho haya sido un intento de robo y denunció que está relacionado con una serie de amenazas vinculadas a la causa judicial que investiga la muerte de su hija.
“Fue muy extraño. En ningún momento le pidieron la moto. Le dijeron que se quedara quieto”, contó la mujer, al tiempo que señaló que la pareja de su hijo “quedó indefensa, con la llave de la puerta en la mano, y a nadie le interesó entrar a robar a la casa”.
A su vez, Pérez Vilor reveló que en simultáneo recibió amenazas el adiestrador Diego Tula, entrenador del perro que encontró el cuerpo de Anahí y que resultó esencial para el esclarecimiento del caso. “(Tula) Me mostró las amenazas que le hicieron a los tres: a él, a la mujer y al perro. Le dijeron que si no cierra la boca los van a hacer boleta”, afirmó.
Más allá de que David logró salir ileso, la mujer dijo que su hijo “está muy mal” anímicamente. “Ya estaba mal por lo de Anahí, como estamos todos. Ahora está con tratamiento psiquiátrico”, dio a conocer en declaraciones a TN. El joven ya había sido víctima de otro violento ataque en mayo de 2018, cuando tres delincuentes lo abordaron con el presunto objetivo de ingresar a la vivienda para llevarse el auto familiar y le dispararon más de 15 veces, sin que ninguna bala impactara en su cuerpo.
“Si el precio de que me dejen en paz es callarme, me voy a callar. Ya lo van a pagar, la verdad siempre sale a la luz”, dijo Pérez Vilor en sus redes sociales, donde compartió el video de la agresión.
Anahí fue vista por última vez el 29 de julio de 2017 cuando salió de su casa para dar un paseo y el 4 de agosto su cadáver fue encontrado desnudo, con lesiones cortantes y golpes en la cabeza, enterrado en la Reserva Natural Santa Catalina. La autopsia determinó que fue estrangulada, que le habían suministrado drogas y que en esas condiciones había sido abusada.
Por el femicidio, el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 7 de Lomas de Zamora condenó el año pasado a Marcos Bazán al considerarlo culpable de los delitos de “privación ilegal de la libertad agravada y homicidio triplemente agravado por alevosía, criminis causa y por mediar violencia de género”, y como “partícipe necesario” de un “abuso sexual agravado por acceso carnal”.
El debate se inició en febrero de 2020 con otro imputado en el banquillo de los acusados, Marcelo Sergio Villalba, cuyo ADN fue hallado en el cuerpo de la víctima, aunque este hombre dejó de ser juzgado en la segunda audiencia porque se concluyó que era un “psicótico” que no estaba en condiciones de estar en el juicio.
Durante el juicio, el fiscal Carrión afirmó que Anahí fue “torturada y cosificada”. Y más allá de que ya no estaba siendo juzgado, también se refirió a Villalba –quien tiene una condena por un abuso en Capital Federal–, como autor de la violación de Anahí y coautor del crimen, recordando que el celular de la víctima se halló en poder de uno de sus hijos.
La hipótesis de la fiscalía es que Anahí conocía a Bazán por el interés que ambos tenían por la naturaleza y por sus inclinaciones artísticas y que, en ese contexto, el condenado la secuestró, la retuvo en su casa, la drogó con “burundanga” y ahí fue violada por Villalba.
Para los investigadores, luego de ello y al ver la búsqueda policial que se desarrollaba por la joven, los acusados decidieron asesinarla para ocultar los delitos que habían cometido.
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