F. F., un abogado de 46 años vinculado a diversas empresas de logística y del rubro gastronómico, comenzó su martes como tantos otros. Cerca de las 8 de la mañana salió de su casa en Ituzaingó con su camioneta Volkswagen Amarok para iniciar su jornada laboral pero a los pocos metros su rutina se interrumpió. Un Volkswagen Polo azul con al menos tres delincuentes lo interceptó a los pocos metros. Dos de los ladrones se subieron a la camioneta y comenzó un tormento que duró 40 minutos. La secuencia incluyó golpes, un rescate negociado por su pareja en pesos, dólares, relojes y, finalmente, la liberación.
Según la información recabada por el fiscal Santiago Marquevich, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos, luego de que los delincuentes se subieran a la camioneta, comenzaron a dar vueltas por el barrio Udaondo, en el oeste del Gran Buenos Aires. Con el propio celular del abogado llamaron a su esposa para pedirle que reúna el dinero que pueda para que sea liberado. En el medio, el abogado y empresario fue golpeado varias veces.
El rescate se pagó. La esposa de F. F. juntó el dinero como pudo. La recompensa consistió en una mezcla de dólares y pesos en efectivo, al menos tres mil en moneda estadounidense. Además sumó tres relojes de alto valor. Luego acordó con los secuestradores el lugar preciso en el que dejaría el dinero. 40 minutos después del secuestro, la mujer dejó un bolso con el dinero y las joyas en la esquina de La Espuela y De La Carreta, en Parque Leloir.
Según información policial a la que accedió Infobae, la víctima fue liberada algunos minutos después de las 9 de la mañana en Castelar sobre la calle Marqués de Loreto al 2100.
Con el empresario ya a salvo, la UFESE ya comenzó la investigación del caso con varias medidas ordenadas. Las víctimas declararon ayer en la causa, tanto el empresario como su pareja. Aseguraron que el hecho fue muy veloz y que no alcanzaron a verles las caras a los secuestradores. Se cree también que los delincuentes no habrían tenido información previa del abogado y empresario, un posible hecho al voleo.
Si bien los delincuentes aun no fueron identificados, el trabajo con las cámaras de seguridad de la zona será clave para poder detectar el auto con el que los delincuentes interceptaron a la víctima.
El secuestro extorsivo es, prácticamente, una modalidad delictiva en desuso. Según datos de la propia UFESE, en el primer semestre de este año se registraron 8 hechos de este tipo. La cantidad más baja desde el año 2015. En la comparación con el mismo periodo del 2020, aún con la pandemia en su peor momento, las estadísticas de este año indican un descenso del 50%.
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