En Rosario, que promedia más de 200 asesinatos anuales hace una década, los dos fiscales que encabezan las causas más calientes contra el crimen organizado podrían ser echados de sus cargos por una jugada política. Son Matías Edery y Luis Schiappa Pietra, quienes lograron condenar a “Guille” Cantero y a la cúpula de Los Monos y llevaron a prisión al temido Esteban Lindor Alvarado. Incluso, acusaron a su propio jefe, el ahora ex fiscal regional Patricio Serjal, por permitir junto a una poderosa estructura el juego clandestino en parte de Santa Fe.
La tensión es permanente para ambos. Viven con custodia fija hace tres años, asumen el riesgo de recibir un disparo: “Guille” Cantero recibió 22 años de cárcel este año por balear edificios judiciales. Sin embargo, hoy se encuentran más preocupados por no ser removidos de sus funciones. El senador peronista Armando Traferri, que no sólo no permite junto a otros legisladores que lo imputen por corrupción ligada al juego ilegal a causa de sus fueros parlamentarios, ahora busca remover a los fiscales que lo investigan.
Así, Edery y Schiappa Pietra recibieron a Infobae en el Centro de Justicia Penal de Rpsario, en medio de un cambio de estilo de la violencia mafiosa en la ciudad. Los tiroteos y crimenes sicarios dieron paso a una nueva saga de once balaceras contra estaciones de servicio, escuelas, el sindicato de Camioneros y locales gastronómicos llenos de comensales, donde hubo tres heridos y ninguna persecución policial. Así, los fiscales miran el mapa con nuevos ojos. “Tengo amigos que viven en barrios como Las Flores o Empalme. Escuchan tiros todos los días. Esto causa más conmoción porque parece que en cualquier momento y a cualquiera le pueden disparar. Todas las balaceras son preocupantes”, dice Edery. Ambos barrios, el primero en la zona sur, el otro en el noroeste rosarino, son zonas de criminalidad intensa, sectores clase media baja marcados por el control de Los Monos y las guerras de bandas, con vecinos que esquivan los disparos o los reciben mientras sus casas son usurpadas para vender droga.
Para los fiscales del Ministerio Público de la Acusación que integran la Agencia de Criminalidad Organizada, tanto las intimidaciones públicas, como el resto de las balaceras, crímenes o extorsiones, tienen una característica en común, son digitadas por presos a través de un teléfono. Así, descubrieron que hay delincuentes pobres que se vuelven millonarios en prisión.
“Es toda una paradoja en Santa Fe la cantidad de personas que entraron pobres a la cárcel y hoy son millonarios, manejan muchos grupos y la criminalidad. René Ungaro es un caso. Es un pibe que dicen que mató al ‘Pimpi’ Caminos”, el ex jefe de la barra brava de Newell’s asesinado en 2010. Sin embargo, dicer el fiscal: “El que tiró es otro, no hay dudas. Hoy es millonario y maneja una banda de estructura mediana que genera un montón de violencia y maneja un nivel de droga importante”, sostiene Edery.
Para Edery, la ciudad está dividida en zonas por las bandas que las controlan, aunque ese mapa es volátil en función de la mutación de las propias organizaciones por detenciones o muertes en disputas. El mapa que traza el fiscal en el aire revela posibles conexiones perversas con otro negocio histórico de Rosario. “También está Alvarado, el peruano Julio Rodríguez Granthon, que tiene dos condenas por tráfico de cocaína. Su plata la lavaba el ex director del Puerto de Rosario, Gustavo Shanahan, que también trabajaba el cereal en negro. En zona norte, algunos están muertos como Marcelo ‘Coto’ Medrano o Emanuel Sandoval, que manejaban muchísima droga. Otro es Daniel Godoy, que opera en el cordón industrial”.
Schiappa Pietra añade: “Todo con una fuertísima, no pacífica, regulación policial de todo el negocio. Y la Policía, en Rosario como en todo el país, sigue siendo el principal proveedor de casos de la Justicia. Hay que revisar todo”. Ambos fiscales desconfían de la fuerza provincial en ciertas medidas investigativas. En 2019, un policía especial que trabajaba para ellos fue descubierto mientras pasaba información desde dentro de la fiscalía a una policía de la banda de Alvarado. En los recientes allanamientos a la familia más cercana de “Guille” Cantero se dialogó directamente con las fuerzas federales que hicieron el operativo, sin pasar por la Policía de Santa Fe.
Edery continúa. “Acá hubo una intervención estatal complicada en materia de droga. El grupo policial que metió presos a Los Monos quedó preso en la causa de su rival, Esteban Alvarado. Por eso, nosotros tenemos investigaciones proactivas y no reactivas, donde la policía viene a traer un dato para investigar”, expresa Edery.
-La Policía de Santa Fe es una constante en todas estas historias.
Edery: Quedó muy en claro cómo una parte de la Policía le dio el negocio de la droga a Luis Medina, al que asesinaron en 2013 y tomó partido con Los Monos. Eso no quiere decir que Los Monos no hicieron lo que hicieron. Hicieron eso y cosas peores, pero ves cómo tenés a una policía jugando para un equipo. La Policía es parte del problema.
-¿Y cómo se desactiva a una banda narco comandada desde la cárcel?
Edery: Hay que debatir un régimen parecido al estadounidense para los internos que cometen delitos desde prisión. ¿Por qué resulta imposible debatir que ciertos presos tengan que hablar con un familiar por teléfono a través de un vidrio?
Edery habla, principalmente, de “‘Guille’ Cantero. El capo cayó en 2013. Hoy tiene ocho condenas, siete las recibió estando preso. “Eso te tiene que llamar a la reflexión como Estado. Y tiene el mismo régimen que todos los presos en Marcos Paz. Tiene sus visitas, la de su esposa Vanesa Barrios que va cada 15 días porque tiene arresto domiciliario. Y nos consta también que usa celulares”, argumenta el fiscal.
Para Schiappa Pietra, el líder de Los Monos “es el producto final de un montón de cosas”. “Pudo ser lo que es porque hubo factores que permiten que el mercado de droga, la violencia e intimidación funcione como funciona. Ponerlo en lugar del malvado, del Guasón de Ciudad Gótica, nos reduce el problema”, expresa.
Edery agrega un nombre poco mencionado, pero de peso en el hampa del Gran Rosario: Leandro “Pollo” Vinardi, que opera en Villa Gobernador Gálvez, ciudad situada al sur de Rosario. “Es menos visible que ‘Guille’ Cantero, pero tiene un poder de fuego casi tan grande como el de él. Se reconocen como parte de Los Monos y él maneja la barra de Newell’s”, subraya.
Dentro del sicariato y el narcotráfico, los dos funcionarios coinciden en que actualmente hay “pibes que cometen delitos para algunas bandas porque les reditúa económicamente y en términos sociales, porque les da reconocimiento”. “La falta en el barrio de una escuela, un dispensario, durante unos quince años genera un arrastre que tiene consecuencias de esta naturaleza”, dice Schiappa Pietra. Edery complementa: “‘Guille’ Cantero usa justamente eso”.
No obstante, Edery remarca que en Rosario no se trata de pistoleros, sino también de lavado. “Son los que permiten construirles edificios, comprar dólares. Si no existieran, a los violentos les costaría mucho más comprar cocaína que se adquiere en dólares. La plata no la pueden enterrar porque se les pudre, entonces necesitan hacerla circular”, concluye.
-Todo es parte de un círculo. El lavado y la violencia en los barrios se vinculan entre sí.
Edery: El que vende dólares a los narcos es responsable también de la violencia. Con esos dólares, compran cocaína que se vende en un búnker por el que se disputan a tiros la zona con otra banda. Es casi como el ciclo de la lluvia.
Schiappa Pietra bromea en medio de la entrevista: “A lo mejor terminamos esta nota y ya nos echaron”. Los fiscales no solo tienen que pelear contra narcos y policías sucios: también contra políticos. En el horizonte cercano, se encuentra la declaración del senador Armando Traferri, que ellos mismos investigaron, ante la Comisión de Acuerdos de la Legislatura provincia por supuestas “escuchas ilegales” a él. La Legislatura tiene un régimen disciplinario que permite remover a fiscales por presunto mal desempeño. Traferri fue involucrado por el empresario del juego Leonardo Peiti, que señaló al senador por el supuesto cobro de una coima.
“No hubo ninguna escucha ilegal. Teníamos intervenido el teléfono de Peiti y éste recibe un llamado de un asesor parlamentario y ex diputado provincial del PJ que se llama Darío Scataglini, que dice al mismo tiempo llamar de parte de Traferri”, explica Schiappa Pietra.
Edery complementa: “Nosotros investigamos juego clandestino y también la corrupción que permitiría a ese juego. Notamos que la cúspide eran fiscales”, en referencia a Patricio Serjal, su ex jefe; y Gustavo Ponce Asahad, ex compañero, “así como senadores y policías que permitía que funcione la red”.
Edery explica que ese asesor parlamentario, Darío Scataglini, “intentó con Traferri darle la lotería, el juego legal a Peiti, que manejaba el juego ilegal”. Y realiza una llamativa comparación: “Es como si se discutiera en Santa Fe la legalización de la marihuana y ofrecieran el gerenciamiento del negocio a ‘Guille’ Cantero o Alvarado. Es lo mismo”.
Schiappa Pietra complementa con una frase de particular fuerza: “Es muy difícil investigar la corrupción política en Santa Fe. Esto es una muestra. A nosotros nos pueden echar para que no podamos investigar ciertas estructuras delictivas, solo con una decisión parlamentaria. No nos permiten exhibir la evidencia ante un juez sobre Traferri y que éste decida hacer lugar a la acusación”.
Por su parte, Edery señala que este tipo de injerencia del Poder Legislativo en el Judicial pretende llevarlos “a querer hacer lobby”. “Eso no solo es incorrecto. También genera que después pueda venir un legislador a decir: ‘Che, ¿te acordás cuando hace dos años viniste a pedir que no te echemos?’”, un posible circuito de cambio de favores.
Entre todo esto, Edery y Schiappa Pietra intentan vivir algo parecido a una vida normal.
-¿Alguna vez pensaron que podrían atacarlos a tiros?
Ambos: Sí.
Los dos fiscales tienen asignadas custodias hace tres años por las investigaciones que llevan adelante contra bandas narco. Recordaron que al avanzar contra la banda mixta de Esteban Alvarado, balearon la casa de una empleada de su unidad investigativa a modo de intimidación. “Fue un momento crítico, de consternación. Pensamos: ‘Nos van a balear a todos. En ese momento nos sentamos y planteamos seguir. Ahí armamos la Agencia de Criminalidad Organizada y acordamos que la forma de seguir era investigar aún más”, cuenta Edery.
Con respecto al escenario familiar ante el cambio rotundo de vida por vivir custodiados todos los días, Schiappa Pietra asegura que “hay momentos y momentos. Es una incomodidad importante vivir con custodia. Pero también se genera un callo y uno lo naturaliza”. Edery afirma: “La familia acompaña. Discrepa como también discrepa para elegir el lugar de vacaciones. Yo trato de no acordarme que vivo con custodia”. Mientras tanto, sus enemigos esperan, libres detrás de las rejas, o sentados en el corazón del poder.
fotos: Quique Galletto
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