Mientras se aguardan los resultados de los peritajes balísticos que determinarán quién efectuó el disparo que acabó con la vida de Lucas González (17) el 17 de noviembre pasado, se conoció que el inspector Gabriel Alejandro Isassi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial José Nieva, sabían -o al menos, presumían- antes de disparar que a bordo delVolkswagen Suran iban menores de edad.
El dato se desprende de las comunicaciones de radio que realizaron los acusados. “En una de las modulaciones que hicieron durante la persecución, (uno de los policías) dice ‘cuatro masculinos menores’”, informó una fuente del caso a Infobae, y aseguró: “Ya sabían que eran chicos”.
En su declaraciones indagatorias, dos de los tres oficiales implicados admitieron haber disparado contra el Suran. Nieva, quien manejaba el Nissan Tiida en el que circulaban los efectivos, reconoció que tras bajarse gatilló “tres o cuatro” veces. “Esto fue una fracción de segundo, es algo que pasó rapidísimo”, afirmó ante el fiscal Leonel Gómez Barbella y el de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), Andrés Heim.
“Por la situación, un auto detenido, polarizado con cuatro personas adentro, un auto que salía de la villa.... Yo no sabía quiénes eran, si tenían armas, si tenían drogas, la verdad no lo sé”, continuó su relato.
Isassi, tras explicar que esa mañana se encontraban en la Villa 21-24 cumpliendo tareas bajo las órdenes de una fiscalía porteña en el marco de una causa vinculada al narcotráfico, también dijo haber disparado. “Estábamos gritando ‘policía’, en ese momento ellos aceleran, y el vehículo se abalanza directamente hacia mí. Yo sentí que atentó contra mi vida. Me colisiona a mí, y lo colisiona a Nieva, yo quedo entre el vehículo mío y el de ellos, quedo apretado. En ese momento que él (por el conductor del Suran) acelera y me choca, yo efectué un disparo”, aseguró.
Hasta el momento se conoce que, al menos, cuatro de los disparos de los policías de la Ciudad impactaron al auto. En la carrocería del Volkswagen se detectó un orificio en el parabrisas a la altura del acompañante, donde viajaba Lucas. También en la ventanilla y el asiento donde iba el chico; en la ventanilla derecha trasera y en el guardabarro trasero del lado del conductor. La autopsia, en tanto, reveló que la víctima tenía heridas de bala en el cráneo y en el pómulo derecho.
Por estos días, los investigadores tratan de establecer mediante peritajes qué disparos fueron realizados por cada uno de los policias imputados. Los peritos balísticos analizan las vainas secuestradas en el lugar y el proyectil que impactó en la cabeza de Lucas, que fue secuestrado, para cotejar con las armas del los acusados. Los resultados podrían estar para la semana próxima.
Mientras, los fiscales tratan de reconstruir la secuencia del hecho y dilucidar un contrapunto que surgió entre las declaraciones de los policías y la de los amigos de Lucas, quienes aseguraron que los policías nunca se identificaron y tampoco llevaban insignia policial alguna que los distinguiera. De hecho, dijeron que al ver el Nissan Tiida de los efectivos sin identificación y sin patente, pensaron que se trataba de ladrones que querían robarles y por eso trataron de alejarse.
Los oficiales, por el contrario, sostuvieron que al bajar lo hicieron con chaleco y dieron la voz de alto. Afirmaron que también que hicieron sonar la sirena, pero no pusieron las luces azules reglamentarias sobre el techo porque el aparato no funcionaba.
Un vecino que fue testigo de la balacera mientras paseaba su perro declaró y corroboró lo que dijeron los adolescentes.
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