El cuerpo de Diego Armando Maradona está sin corazón desde el mismo día de su muerte. Se lo extrajeron ese 25 de noviembre, hace ya casi un año, en la operación de autopsia que se realizó entre las 18 y las 22 de aquel día. Los especialistas decidieron sacar ese órgano vital pero también el hígado y los riñones para estudiarlos con mayor detenimiento. Se trata de un procedimiento habitual en causas donde las razones de muerte de una víctima no están del todo claras. La Justicia ya determinó dónde quedarán almacenados esos órganos y por cuánto tiempo.
Según los documentos de la autopsia que constan en el expediente, se decidió la extracción de esos tres órganos porque eran los que mayor información podían aportar, en un estudio complementario, para determinar la causa de muerte de Diego. En las fotos y los videos de ese procedimiento, que están reservadas y guardadas especialmente por los fiscales que intervienen en la causa, se observa el momento preciso en que se realiza el procedimiento y se reservan en frascos con formol.
El 2 de diciembre del 2020, exactamente una semana después de la muerte del astro del fútbol mundial, esos órganos fueron trasladados al Departamento de Anatomía Patológica de la Superintendencia Científica de la Policía de la provincia de Buenos Aires. Allí debía realizarse el estudio complementario a los órganos en búsqueda de características o anomalías que aportaran datos sobre la muerte.
Esa mañana, Cosme Iribarren y Laura Capra, dos de los fiscales que trabajaron incansablemente en el expediente, se trasladaron a esa dependencia, ubicada en La Plata, para certificar que todo se hiciera correctamente. En el camino fueron alertados que al llegar se encontrarían con un operativo especial diagramado por la Policía Bonaerense. Efectivamente se habían trazado distintos retenes y cordones pero no por mero protocolo. Un informe de inteligencia de esa fuerza policial alertaba que en redes sociales y en distintos ámbitos relacionados a la barra brava de Gimnasia se estaba planeando un ataque a esa sede con el objetivo de robarse el corazón de Maradona y guardarlo como trofeo.
No era solo una amenaza. Una fuente que conoce la interna de la hinchada tripera le confirmó a Infobae que la idea fue cierta y que, incluso, se llegó a estudiar por donde ingresar y de qué manera a ese edificio.
Finalmente, ese día no se produjo el ataque porque el operativo era demasiado grande para ser vulnerado. Los estudios complementarios pudieron realizarse con éxito. Los análisis determinaron que el corazón de Maradona pesó 503 gramos. Casi el doble de lo que pesa en una persona sana. Ese fue un dato fundamental que utilizaron los especialistas de la junta médica para determinar que la muerte de Maradona se debió a una insuficiencia cardíaca. Además, se encontraron distintas cicatrices producto de varios microinfartos de larga data.
“Lo qué pasó con el corazón de Diego es habitual. Por lo general se extraen los órganos que son de interés para la causa para poder estudiarlos como corresponde. A veces ese estudio tarda varios días por lo que vos, como investigador, no podes quedarte con el cuerpo hasta que terminas de analizar cada vicera para después devolvérselo a la familia completo. Lo que se suele hacer es entregar el cadáver cómo está. Por lo general, esas cosas no se cuentan porque no son agradables para la familia”, explican desde la Justicia.
El corazón del ex capitán de la selección, como el resto de los órganos que se separaron, ya no conservan la forma original. Está previsto que, para realizar el estudio correctamente, se le realicen diversas incisiones para poder analizar cada capa. Eso también pasó en este caso.
El protocolo indica que esos órganos de Diego quedarán resguardados por los próximos 10 años en formol. “Lo usual es que pasado ese tiempo se convierta en residuo porque ya no es de interese para ninguna causa aunque en este caso probablemente se envíe una solicitud especial para que se conserve dado la importancia simbólica que tiene el corazón de Maradona”, cuentan una fuente con acceso al expediente.
Todo ese tiempo, el órgano vital de Diego quedará resguardado, con custodia, en el Departamento de Anatomía Patológica que pertenece a la Policía Bonaerense. Las ironías del destino quisieron que esa dependencia policial esté ubicada a solo 300 metros del estadio de Gimansia y Esgrima de La Plata. Allí donde Diego fue feliz los últimos meses de su vida.
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