“Uno de ellos se puso a manejar el micro. Nos pidieron que cerráramos las cortinas y dijeron que nadie se ponga mal porque ‘los cagamos a tiros a todos’. Una chica se puso nerviosa y no quería entregar las cosas, así que le apuntaron en la cabeza y otra chica sufrió un ataque de pánico y empezó a temblar”. El relato es escalofriante y pertenece a Antonella, una de las pasajeras del ómnibus de larga distancia que fue asaltado con violencia en la madrugada de hoy en La Matanza. Al igual que ella, otras 68 personas fueron desvalijadas y abandonadas por los delincuentes frente al predio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), sobre Autopista Ricchieri, en el partido bonaerense de Ezeiza.
“Tipo 5 el micro se frenó de golpe y escucho gritos adelante. Yo estaba con mi hijo de tres años que tiene autismo y mi nena de 9 años. ‘¡Bueno, todos abajo!’, gritaron. Entonces miré a los demás pasajeros y les dije que llamaran al 911 porque nos estaban robando. La mayoría estaba durmiendo y no entendían nada, obviamente”, detalló la mujer en diálogo con el canal TN. Antonella se encontraba sentada en la primera fila, en la parte baja del ómnibus de dos pisos.
Arriba, en los asientos ubicados en la parte media del micro, se encontraba Julieta, quién también relató lo ocurrido en la madrugada. “Estábamos todos durmiendo y de repente salió toda la gente volando. Había gente con discapacidad, adultos mayores, fue horrible”, contó entre lágrimas.
“Imaginé lo peor”, admitió en diálogo con Telefé Noticias la muer, quien además agregó sobre aquel momento: “Después alguien miró por la ventana y empezó a gritar: ‘¡Están armados! ¡Están armados!’”.
Julieta, quien después de rendir materias se fue a pasar cinco días a la Costa, logró recordar los momentos precisos en los que inició todo el calvario: “Se nos cruzaron dos autos y había un camión al lado, que intentó llevarse puesto un auto para ayudarnos pero no pudo. Rompieron el vidrio y entraron siete chabones. La verdad que eran unos especialistas, era gente que hace esto todos los días”.
“Todos vinieron y nos apuntaron encapuchados, pidiéndonos que demos todo: celulares, bolsos de mano. Un par se fueron arriba y otros abajo. A los choferes los llevaron al fondo de todo y ahí empezaron a patearlos. A todos nos apuntaron y nos pidieron que demos nuestras cosas”, recordó Antonella, quien estaba en la parte baja.
“Abajo tenían a los choferes tirados en el piso y a los pasajeros aprisionados, les pedían la plata, la recaudación. Nos hicieron cerrar los ojos y que pusiéramos las manos arriba del asiento y la gente se puso muy mal. Entonces empezó la desesperación con que les diéramos la plata y nadie tenía plata: estábamos todos volviendo de la Costa sin un peso”, insistió Julieta también en relación al presunto error que cometieron los asaltantes al confundirlos con personas que se dirigían hacia La Salada y que supuestamente llevaban dinero entre sus pertenencias.
“Nos empezaron a preguntar, ‘¿pero no van a La Salada?’. Se empezaron a poner nerviosos, porque decían que nos habíamos desviado. Todo esto con el micro andando. Nos podríamos haber matado. Fueron alrededor de 20 minutos horribles”, contó conmocionada Julieta. “Nos sacaron el celular uno por uno y nos amenazaron. Fue horrible”, insistió.
“En ese momento yo tenía la riñonera adelante, con el carnet de discapacidad y pedí por favor que me dejaran sacarlo. Me dijeron que no y me la arrebataron de la cintura. Mi nena agarró y le dio una piña al hombre, pero él no hizo nada”, relató Antonella sobre lo vivido y agregó: “Nos gritaban: ‘¡Ustedes tienen plata, ustedes tienen plata!’ y nosotros les decíamos que veníamos de la costa y no teníamos nada después del fin de semana largo”.
Sobre el final del calvario vivido, Julieta señaló: “Terminamos en frente al predio de la AFA. Había una ambulancia, pero ningún enfermero fue capaz de traernos un vaso de agua. Nos tuvieron tirados en el piso, con la gente llorando”.
En relación a la posibilidad de que los delincuentes se hayan confundido de micro, pensando que se trataba de uno que se dirigía a La Salada, Antonella detalló: “Uno de los pasajeros escuchó que uno de ellos dijo: ‘El jefe de calle se equivocó’”. “Estaba todo muy calculado. Se miraban entre ellos y se decían que el ‘jefe de calle’ les había pasado mal el dato”, insistió Antonella en diálogo con A24 sobre la posible complicidad de la Policía en el hecho. “Algunos pasajeros vieron escopetas y otros también pistolas”, agregó.
El hecho, caratulado “robo con armas”, es investigado por la fiscal Andrea Palin, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 9 Descentralizada de San Justo. “Estamos trabajando y se dispusieron numerosas medidas”, señalaron fuentes de la investigación consultadas por Infobae.
En tanto, efectivos de la comisaría de La Tablada -lugar en el que los pasajeros fueron trasladados para realizar las denuncias- se encuentran abocados a lograr identificar los vehículos en los cuales se trasladaban los delincuentes a través del análisis de las cámaras de seguridad y testimonios.
SEGUIR LEYENDO