Horas después de haber encabezado una marcha frente a Tribunales para reclamar justicia por la muerte de su hijo, los padres de Lucas González declararán como testigos en el marco de la causa que investiga la presunta responsabilidad de los efectivos de la Policía de la Ciudad que balearon al adolescente en una de las entradas de la villa 21-24 del barrio porteño de Barracas.
Cintia López y Mario “Peka” González fueron citados para las 10 de este martes por los fiscales Leonel Gómez Barbella y Andrés Heim, que llevan adelante el caso y ya escucharon como los amigos de la víctima contradijeron a los efectivos de seguridad involucrados en la muerte del joven jugador.
A su vez, también se espera que los familiares de los tres adolescentes que sobrevivieron al ataque efectuado por los uniformados presten declaración entre este mismo martes y el miércoles. Durante la jornada de este lunes, los fiscales escucharon las declaraciones de los chicos acerca de lo ocurrido el miércoles.
Por este episodio permanecen detenidos el inspector Gabriel Alejandro Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas, todos acusados de homicidio por la muerte de Lucas.
El sábado por la noche, después de que los sospechosos se entregaran en la Comisaría Comunal 4 en Parque Patricios, el fiscal Gómez Barbella requirió que sean también imputados por la tentativa de homicidio de los tres amigos de Lucas que viajaban en la camioneta Volkswagen Surán, con el futbolista de Barracas Central en el asiento de acompañante.
A pocas horas de haberle dado el doloroso y último adiós al fallecido deportista en el Cementerio Parque Iraola, en la localidad bonaerense de Guillermo Hudson, amigos, familiares y vecinos se subieron a varios micros y autos en Florencio Varela y comenzaron la triste caravana hacia el Palacio de Tribunales, donde los padres de Lucas reclamaron Justicia.
En aquel acto, Mario González fue conciso: “Lo voy a simplificar, pido Justicia, nada más”. Las palabras de Cintia López, en cambio, quebraron a todos. Con un botín y las canilleras de su hijo en las manos, suplicó: “Le pido al juez que no los libere y a los tres, a los tres, a los tres, le dé perpetua, porque los tres son culpables, para que no haya un Lucas más”.
Julián, el adolescente que manejaba el Volkswagen Surán en el que fue murió el futbolista, dijo ante la multitud: “Mi amigo era bueno, era humilde, que se despertaba temprano todos los días. A mí no me lo devuelve nadie. Los que no tenía que proteger le sacaron el sueño a mi amigo, que quería jugar en Primera, como todos nosotros“.
Este lunes bien temprano, los fiscales también indagaron a los detenidos. “Uno de los policías aseguró que disparó porque le tiraron encima el auto, según él; y el otro que escuchó tiros y disparó porque vio que chocó a sus compañeros”, según pudo saber Infobae de fuentes de la investigación. Y agregaron que “nada dijeron” sobre el revolver de juguete hallado en el coche.
Dos de los acusados dijeron haberse bajado del auto Nissan Tiida de la Brigada de Investigaciones de la Comuna 4, que no tenía identificación, al grito de “policía” y con los chalecos identificatorios puestos, y que también hicieron sonar la sirena, aunque no encendieron las luces azules del móvil porque no funcionaban, según detalló la agencia Télam.
El primero en declarar fue Gabriel Isassi. No quiso aceptar preguntas. El policía rompió en llanto en dos oportunidades y dijo que realizaba labores por un operativo contra el narcotráfico a raíz de una orden judicial en la zona de la villa 21-24 ese 17 de noviembre a la mañana.
Según la declaración del policía, el auto en el que viajaba Lucas junto a sus compañeros de equipo había tenido movimientos “compatibles con maniobras de narcotráfico”, según consignó la agencia Noticias Argentinas.
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