Luego de que el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, criticara el informe preliminar de los peritos de la morgue judicial de Lomas de Zamora, la defensa de los nueve policías de la Bonaerense acusados por la muerte de Alejandro Nicolás Martínez (35) en un calabozo de la comisaría 3° de San Clemente del Tuyú pidieron que se hiciera una nueva autopsia al cuerpo del hombre que había sido detenido por causar destrozos en un hotel de la costanera. Y el fiscal que subroga esta semana la UFI N°2 del partido de La Costa decidió darles luz verde.
Así lo aseguraron fuentes con acceso al expediente a Infobae. Explicaron que el fiscal Pablo Mascioli, que esta semana reemplazó a Pablo Gamaleri a cargo de la investigación por la muerte de Martínez -porque el titular de la UFI N°2 está de vacaciones-, dispuso acceder al pedido de la defensa.
De esta forma, sostuvieron: “Va a disponer la reautopsia pero con los mismos médicos que ya la hicieron y para que los peritos de parte que la defensa proponga les puedan preguntar a los forenses todas las dudas que tengan”.
Hay que recordar que el informe preliminar de la autopsia al cuerpo de Martínez, cuyo resultado quedó ad referéndum de los estudios complementarios -como en la mayoría de los casos-, indicó que la víctima sufrió numerosos golpes en el cuerpo y que la muerte fue violenta: asfixia por sofocación.
El informe de los forenses de Lomas de Zamora fue clave para que el primer fiscal del caso, Gamaleri, indagara a los nueve acusados por la muerte de Martínez -todos desafectados de la Bonaerense- por el delito primario de “homicidio triplemente agravado por alevosía y ensañamiento, y en concurso premeditado de dos o más personas, por ser ejecutado por miembros de las fuerzas de seguridad abusando de sus funciones o cargos”.
Christian Rohr, Maximiliano Munche y José Carlos Pereyra son los tres policías acusados de matar a Martínez,y, subsidiariamente, de “tortura y abandono de persona seguido de muerte e incumplimiento de los deberes de funcionario público”.
Mientras que a los policías Paola Mansilla, Carla Cantranella, Evelyn Garófalo, Miguel Boulos, Sandro Mujica y Laura Chiarullo los acusan, además de ser partícipes necesarios del homicidio, por el delito subsidiario de “omisión de evitar tortura, incumplimiento de deberes de funcionario público y abandono de persona seguido de muerte”.
“Hay un testigo que relata que Martínez entró exaltado (a la comisaría) y los tres policías lo redujeron de cara al piso. Fue golpeado y tenía signos de asfixia por sofocación”, dijeron las fuentes consultadas por este medio sobre los elementos que llevaron al fiscal Gamaleri a ordenar la detención de todos los policías involucrados.
Cuando fueron indagados el domingo pasado por la noche, solo una de las agentes declaró. Fue la que acudió a la alerta desde el Gran hotel Fontainebleau, ubicado en avenida Costanera y Calle 3, a tan solo 11 cuadras de la comisaría donde moriría Martínez. La recepcionista había activado el botón antipánico ante la denuncia de los huéspedes sobre ruidos extraños en el séptimo piso.
“No se resistió a que lo levantemos y le pongamos las esposas, y en todo momento decía incoherencias: que había salido una mano por el colchón que le había pegado un tiro, que lo perseguían”, reveló la policía ante el fiscal Gamaleri. La oficial contó que, cuando llegó, encontró al sospechoso en el descanso de la escalera, en el sexto piso, junto a dos colegas y a otros dos empleados del hotel. Y dijo que mientras ellos lo llevaban al patrullero, ella fue hasta la habitación donde se alojaba la víctima.
“Estaba todo revuelto, el baño roto”, dijo y explicó que le sacó fotos a todo. Y agregó: “Había sangre, no era mucha, pero había”. También detalló que debajo de la mesita de luz había “una bolsita negra y sangre”. Tras tomar las pruebas para la causa por “daños” por la que fue aprehendido Martínez, la oficial bajó y encontró al detenido en la parte de atrás de su patrullero.
Fue ella quien lo llevó hasta la comisaría, ubicada sobre la avenida San Martín. “Refería que se derretía, que se electrocutaba y se le derretían los brazos. En el camino siguió con las incoherencias”, dijo. Ahora se investiga si cumplieron con lo que les pidió el fiscal: que lo llevaran al hospital si no estaba bien o, si como denuncian los detenidos, en el centro de salud “no quisieron atenderlo”.
Según el relato de la policía acusada, fueron directo a la comisaría, donde pidió ayuda para bajar al detenido. “Ahí lo sacan, forcejea, no quería bajar. Lo cargan entre Munche, (Christian) Rohr y (Juan Carlos) Pereyra porque forcejeaba todo el tiempo y lo entran a la comisaría”, continuó con la descripción de lo sucedido. Los tres policías que menciona la acusada son los sindicados por el fiscal como quienes golpearon y asfixiaron a Martínez.
Luego, la mujer describió que se fue de la seccional a seguir con su patrullaje. “Nos enteramos del deceso porque un rato más tarde nos piden que bajemos (vayamos) a comisaría”, cerró su declaración.
Para el fiscal, entre la medianoche y la 1.50, los nueve policías detenidos, cuatro mujeres y cinco hombres, “planificaron para dar muerte, asignándose y cumpliendo cada uno de ellos un rol determinado”, según la orden de detención a la que accedió Infobae el domingo.
Allí se detalló también el rol de cada uno: Munche, Rohr y Pereyra, “ejecutaron una extrema violencia física” a Martínez y durante “diez minutos” le propinaron “golpes de puño y aplastaron varias partes de su cuerpo mediante diversas maniobras”, produciéndole múltiples lesiones que le provocaron la muerte. Para el fiscal, esas acciones implicaron un acto de tortura.
Mientras que los otros seis acusados, cuatro son mujeres, “brindaron la cobertura necesaria para que no corrieran ningún tipo de riesgo, y asegurar el resultado de lo planificado, omitiendo dolosamente y abusando de los deberes a su cargo, proporcionaron el ambiente necesario y circunstancias” para obtener el resultado planificado, que sería -según la hipótesis de la investigación- la muerte del detenido.
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