Fernanda Valeria Piera tenía esa característica innata de los chantas eficientes. “Te veía la cara y te medía”, dicen quienes la conocen: “Acorde a eso, te cobraba”. Con 46 años, vecina de Maschwitz, beneficiaria del IFE durante la pandemia, había tenido una serie de empleos menores a lo largo de la década pasada. Con el tiempo, encontró otra ocupación: broker inmobiliaria low cost.
La mujer tenía un proyecto marcado, un barrio privado llamado Las Calas en la zona de Villa Rosa, donde según las acusaciones en su contra ofrecía una serie de posibles departamentos a desarrollar, más de 50 de acuerdo a detectives. No había una tasación firme de mercado, no todos valían lo mismo. Los cobraba “según la cara”. Podían valer 20, 30, 50 mil dólares.
Arreaba a sus blancos por Facebook, donde ofrecía el proyecto ubicado en la esquina de San Fernando y La Rioja. Uno de los interesados fue contactado el 24 de marzo pasado para la oferta. El hombre, un empleado público de 29 años, también vecino de Pilar fue al supuesto barrio privado, rodeado por muros de tablones con revestimiento de loza, con algunas casas a medio construir en estado de abandono, nada alentador. Sin embargo, parecía barato, el sueño de la casa propia en cómodas cuotas. Así, eligió la propiedad número 5 del lugar.
El hombre, entusiasmado por el trato, le entregó dos mil dólares a la mujer que llevaba en el bolsillo. Acordaron luego un plan de cuotas. Tiempo después, llamó a Fernanda Valeria. Nunca le contestó. Regresó al predio en Villa Rosa. Había un sereno allí. El sereno, al que había visto en una ocasión anterior, lo desconoció y lo invitó a que se las tome.
En julio de este año, el hombre se presentó en la Comisaría 6° de Pilar para reconocer que lo habían engañado. Denunció el hecho. Quería que le devuelvan su plata, o hacer justicia.
El caso quedó en manos del fiscal Andrés Quintana, titular de la UFI N°2 de la zona, que encargó tareas al Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la Policía Federal. El Departamento y el fiscal ya habían tenido un éxito en los últimos meses, cuando identificaron y arrestaron a una falsa médica que atendía pacientes terminales en clínicas de la zona.
Así, comenzaron a investigar. Intervinieron teléfonos, el de Fernanda Valeria, identificaron a sus cómplices. Descubrieron rápidamente que Las Calas, para empezar, ni siquiera era suyo. Había sido usurpado con el casero que controlaba la propiedad. Insólitamente, el emprendimiento Las Calas figura ofrecido en populares sitios como Zona Prop con promesas de “venta directa” y “entrega en 7/8 meses”, con porcelanato, pisos de madera, losa radiante, trámites de plano y todos los seguros.
Este fin de semana, los detectives de la Federal allanaron a los acusados. Fueron por el falso barrio privado en Villa Rosa. Detuvieron a Fernanda Valeria en su casa de Ingeniero Maschwitz. También, fueron por otros siete objetivos en la zona entre Merlo, Villa Adelina y Del Viso, donde los otros sospechosos que terminaron imputados fueron sorprendidos en ojotas. No esperaban el allanamiento: cayeron con documentos de posibles operaciones inmobiliarias truchas, talonarios de pagarés, ocho teléfonos y una notebook que podrán ser peritados.
En el barrio privado, por ejemplo, encontraron al supuesto casero con talonarios de pagarés. El resto de la investigación a cargo de la PFA delineó la extensión de la mentira: “Los departamentos son 60. En principio, los habrían vendido una o dos veces. En la escuchas surgen los reclamos. No los tenían para dar. Los vendían a 40 mil dólares, 50 mil. Dependía del cliente. Todo en cuotas. Se encontró un documento que sugiere que podrían haber vendido el predio entero”, asegura una alta fuente de la causa.
El número de esa operación: casi 400 mil en moneda norteamericana.
Así, los investigadores sospechan que el daño total podría sobrepasar ampliamente el millón de dólares. “Posiblemente, un millón y medio, todo rúcula”, esboza una fuente. Se identificaron al menos 13 víctimas en el esquema, con muchas más. Hay denuncias online que señalan a Fernanda Valeria por ventas truchas de terrenos incluso en 2016.
No actuaba sola. El análisis de las escuchas permitió a la Federal crear una telaraña de cómplices de Fernanda Valeria, nueve sospechosos supuestamente encargados de ser los intermediarios entre el núcleo del negocio y el resto de la operatoria, que incluiría contactos con escribanías, así como la firma de boletos de compraventa inventados y el arreo de víctimas. En la lista hay un subinspector de la Bonaerense, destinado a un Comando en el Conurbano, que estaría al tanto de todas las maniobras.
Mientras espera la apertura de los aparatos, el fiscal Quintana intenta despejar una duda: llegó al expediente una versión que indica que el predio de Las Calas habría pertenecido al programa Sueños Compartidos de Madres de Plaza de Mayo, gestionado por Sergio y Pablo Schoklender. Entre los engañados por la banda, hay un reconocido dueño de boliches de la zona oeste, aseguran fuentes del caso. También intentaron un trato que falló. Intentaron engañar, sin éxito, a un prominente político de la zona.
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