Un inquietante suceso ocurrió en la casa de sepelios Dei sobre la calle 17 en La Plata este sábado por la madrugada. Carlos L., un hombre de 47 años, radicó una denuncia ante la Policía Bonaerense por el fallecimiento de su tío Héctor González, de 68 años, pensionado. Su tío se encontraba internado en el neuropsiquiátrico Santa Teresa de Ávila de la capital provincial, según confirmaron fuentes policiales a Infobae, por un diagnóstico de esquizofrenia. Había convivido con su familia bajo ese diagnóstico durante años. Sin embargo, su condición había empeorado, lo que llevó a que lo internaran en el Santa Teresa.
Allí, falleció, la causa de muerte fue marcada como un paro respiratorio por el médico de guardia y avalado por su médica de cabecera, que no vio el cadáver. Así, su cuerpo fue trasladado a la casa velatoria para su sepelio. Al ver el cadáver, Carlos L. notó que tenía marcas en el cuello de color rojizo además de una cicatriz, lo que generó escenas de tensión en la familia. Carlos contactó a la médica de cabecera de su tío, que desconocía esas marcas. Entonces, reportó el hecho a la Policía Bonaerense.
La denuncia, con una calificación de averiguación de causales de muerte, llegó al escritorio de la fiscal Betina Lacki, que ordenó medidas inmediatas, entre ellas la autopsia. El estudio realizado en la Morgue Judicial platene refirió que Héctor había fallecido por una “compresión cervical extrínseca”, es decir, que lo habían estrangulado.
Sospechan, principalmente, del compañero de habitación de González, un hombre considerado inimputable. Sin embargo, la fiscal Lacki busca reconstruir la cadena de responsabilidades en el centro médico, saber si la muerte de González era evitable o no.
Entonces, se ordenaron más medidas: resguardar la ropa de Héctor, procedimientos en la clínica como requerir el certificado de defunción y la colaboración del gabinete de Homicidios de la DDI platense. El expediente fue recalificado como un homicidio. El cuerpo, luego de la autopsia, fue devuelto a la familia.
Infobae contactó al sobrino de la víctima. Notablemente perturbado, se excusó de hacer declaraciones.
Gladys, hermana de la víctima, indicó al diario platense El Día que le dijeron a su sobrino que “lo habían encontrado muerto en un baño. Él fue e hizo los trámites para el velatorio. Parecía todo por causas naturales. Eso le habían dicho. Pero mi otra hermana, cuando lo estábamos despidiendo, le desprendió la camisa y vio que tenía dos marcas”.
“Ahí nos llamó y decidimos hacer la denuncia. La autopsia descubrió que había muerto por asfixia”, agregó. Así, la duda se convierte en qué pudo haber pasado en el neuropsiquiátrico. La información del caso no apunta a un suicidio. También, se vuelve un interrogante la responsabilidad del especialista que haya revisado su cuerpo luego de la defunción sin ver los signos de asfixia.
La historia clínica del compañero de habitación ya fue requerida, aseguran altas fuentes del caso a este medio. Se citarán peritos para determinar su peligrosidad, si era un riesgo para terceros y por qué compartía la habitación con González.
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