Santiago Elio Pintos (25), un estudiante de Educación Física de la localidad tucumana de Concepción, fue víctima el lunes de un violento ataque por parte de una patota de rugbiers a la salida del bar donde estaba festejando su cumpleaños. Por la golpiza, que quedó registrada por las cámaras de seguridad del lugar, resultó gravemente herido, aunque se encuentra fuera de peligro.
Luego de la viralización de las imágenes y de la declaración de la víctima, finalmente la justicia tucumana ordenó la detención de cinco rugbiers, que se concretó en las últimas horas. Según informó el Ministerio Público Fiscal de Tucumán, Sebastián Elena (37), Erik Saracho (35), Gabriel Saracho (36), Patricio Gargiulo (30) y Maximiliano Ramírez (26), quedaron aprehendidos en los allanamientos realizados en sus domicilios, tras ser señalados de ser los presuntos autores del delito cometido en contra de Pintos.
El caso es investigado por la Unidad de Decisión Temprana, a cargo del fiscal Miguel Varela, quien calificó la causa como lesiones graves agravadas por el concurso premeditado de dos o más personas, en concurso real con el delito de amenazas. Los cinco detenidos serán formalmente imputados en una audiencia oral que ya fue requerida por el Ministerio Fiscal y que será fijada por la Oficina de Gestion De Audiencias (OGA) para las próximas horas.
El hecho ocurrió en la madrugada del último lunes, a la salida del pub La Bodega, ubicado en calle Moreno al 1200, en pleno centro de esa localidad. Según relató el propio Santiago a medios locales, a pocos metros de donde él se ubicaba, estaba sentado un grupo numeroso de jugadores de rugby. De pronto, uno de ellos se le acercó directamente y comenzó a increparlo por un insólito motivo: lo acusó de haberle pegado a su hermano. Pintos apenas pudo contestar y fue ahí donde comenzó todo.
En ese momento los separaron para evitar que la situación se agravara dentro del local. Cada uno se fue a su lugar y todo parecía que había terminado allí. Santiago, que estaba con su hermano, decidió abandonar el bar para evitar cualquier tipo de inconveniente. Sin embargo, el plan del grupo de rugbiers era otro. “Luego de ese encare (dentro del pub), nos separaron los chicos del lugar; el tipo me dio la espalda y se fue, pensé que ahí había quedado todo, en un mal entendido”, relató Pintos en diálogo con El Tucumano.
A la salida del pub, sobre la vereda, la patota de violentos alcanzó a Pintos y comenzó a golpearlo salvajemente. Dos cámaras de seguridad captaron la escena desde distintos ángulos y lo único que muestran es el salvajismo con el que atacaron a la víctima. Eran varios contra uno solo, algo que suele ocurrir en este tipo de peleas. Recibió patadas y golpes de todo tipo en el cuerpo, la cara y cabeza.
En un momento de la secuencia se ve cómo incluso lo golpearon y lo patearon aún cuando ya estaba indefenso en el piso. La mecánica del hecho remite al ataque que sufrió Fernando Báez Sosa, el joven que fue a asesinado en 2020 a golpes también por una patota de rugbiers. Santiago, a diferencia de Fernando, pudo salvar su vida.
“Estábamos muy tranquilos con mi hermano, recién llegábamos y a tres metros se divisaba un grupo de personas grandes. No los miramos ni nada hasta que uno de ellos se acercó y me empezó a amenazar con que le había pegado al hermano. Salieron a agredirme y casi me matan. La mandíbula la tengo lesionada por dentro, no puedo comer. Tengo dolor de cabeza”, dijo.
En el video puede verse cómo otros jóvenes intentan interceder para evitar que continúe la golpiza. A pesar de la violencia, la víctima logró ponerse de pie y salir del lugar. Pero las heridas que le dejaron fueron considerables. “No entiendo qué pasó, porqué me atacaron de esa manera entre tantos. Tenía miedo por mi hermano, tenía mucho miedo de que le hagan algo. Pero, la verdad que podría haber muerto”, dijo Santiago, quien después de la paliza sufrió traumatismos, hematomas y cortes en varias partes del cuerpo.
El joven estudiante de Educación Física aseguró que no conocía a ninguno de los agresores pero que con el correr de las horas, la declaración de los testigos y los videos de las cámaras de vigilancia, rápidamente lograron identificarlos. Medios tucumanos sostienen que serían rugbiers y jugarían en el Club Huirapuca, el único club de ese deporte de la región y cuna de algunos de los Pumas. “Los denuncié penalmente y socialmente, ya quedaron marcados, hay mucha gente que se solidarizó conmigo”, agregó la víctima.
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