V. asegura haber sido abusada por su profesor de hockey del Club Atlético y Progreso, ubicado en la localidad bonaerense de Brandsen. Ocurrió entre 2005 y 2006, cuando ella tenía entre 14 y 16 años. Lo denunció en 2016 y hay una causa penal. “Fernández Garaygorta Pablo Oscar s/ abuso sexual gravemente ultrajante por su duración y por las circunstancias de su realización cometido por un encargado de la educación”, es hoy el título del expediente de una causa que fue elevada a juicio oral pero que, según la joven sobreviviente del horror, también cuenta con irregularidades.
“Hoy me toca volver a ser víctima, pero esta vez de esa Justicia”, denunció en una carta a la que tuvo acceso Infobae.
“El señor tenía 39 años y ella 14″, detalló Sofía Caravelos, abogada que patrocina a V., en relación al acusado, quien también es conocido como ‘Pacu’, integrante de los cuerpos técnicos nacionales de la Confederación Argentina de Hockey (CAH) al momento de realizarse la denuncia. La causa fue investigada por el fiscal Marcelo Romero de la UFI N° 6 de La Plata, quien la elevó a juicio y será el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de esta misma jurisdicción el que juzgue al acusado en 2023.
En abril de 2018, después de año y medio en el que no se registraron avances en la investigación según la abogada, Caravelos decidió exponer el caso en los medios de comunicación y tras ese puntapié, la causa se reactivó: se completó la etapa de investigación e incluso se procedió a la detención del acusado. Luego, le otorgaron la prisión domiciliaria, aunque “con algunos beneficios’', según explicaron V. y su abogada: “Durante esa etapa quedó detenido en un country”, comentó Caravelos. La decisión de otorgar la domiciliaria fue del juez de garantías que intervino en la causa y esa medida la sostuvo el TOC N°3 de La Plata que lo juzgará. Incluso esos mismos jueces le rechazaron un pedido de excarcelación.
“Pasado casi un año de esa decisión -continuó la abogada-, el imputado pidió determinados permisos para poder salir a hacer distintas actividades. Nosotros nos opusimos y la fiscalía también. Planteamos que, si era tan necesarias las salidas, que efectivamente fuera excarcelado”. Sucede que la domiciliaria de Fernández se dictó en 2019 y el juicio fue pautado para 2023, cuatro años después. En caso de ser encontrado culpable, ese tiempo transcurrido será computado en la pena que le impongan. Ese delito se castiga con 4 a 10 años de prisión.
“Nuestro planteo de la excarcelación fue rechazado y, en plena pandemia, el señor tuvo la posibilidad de salir varias veces por semana para hacer distintas actividades. Entre ellas, elegir madera, porque tiene un nuevo hobby, que es la construcción de muebles o trabajos en madera. Y se ve que para eso no puede hacer los encargos vía remota, sino que tiene que ir a supervisar todas las semanas la compra directa”, describió Caravelos.
“¿Es lógico que la Justicia abra puertas a alguien que decidió manipular, tocar, someter y consumir la mente, el cuerpo y el alma de una niña?”, planteó V. en su carta sobre los permisos con los que cuenta el acusado.
Cuando ‘Pacu’ pidió la prisión domiciliaria en 2019, le hicieron un informe socioambiental en el que entrevistaron a la esposa y al entrenador principal de los seleccionados de hockey. “En comunicación telefónica, el Sr. C.R. explicó las labores que llevaba a cabo el causante desde el año 2010, cuando comenzaron a trabajar juntos”, expone el escrito.
En su solicitud, el DT refirió la “necesidad de contar con el señor Fernández Garaygorta para el trabajo, explicitando que cuenta con él para diferentes trabajos, dado que es la única persona en la que confía para todo”.
A la hora de detallar las funciones de ‘Pacu’, el entrenador habló de “coordinación general de diversas charlas para empresas, así también en las clínicas de hockey que brindan en diferentes clubes y municipios del país (con viajes de un día de duración) y realiza las filmaciones de todos los partidos y entrenamientos de las selecciones de hockey (mayores y juveniles, femeninas y masculinas)”.
Si bien entonces Fernández accedió a la domiciliaria, poco después fue inhabilitado para trabajar, sobre todo en un deporte como el hockey y con menores. Tampoco puede hacerlo en áreas o roles como profesor o coordinador de grupos.
Sobre las acusaciones, en el requerimiento de elevación a juicio oral se puede leer: “El imputado efectuó tocamientos lascivos, por debajo de la ropa. Ello en circunstancias en que ambos se encontraban en el club (...) En otra ocasión, el mismo condujo a la víctima a su vivienda donde hizo que la menor lo masturbe”. Además, se detalla que existe otra mujer que “refiere haber presenciado uno de los hechos acaecidos” por la denunciante, y también otra que cuenta haber atravesado un hecho similar con el acusado.
Fernández Garaygorta plantea que “eso no existió y que esto es un invento, que ella siempre tuvo problemas psicológicos y que es un invento de la madre de V., que había tenido una relación extramatrimonial con él. La defensa plantea en todo momento esta cuestión. La psicóloga y psiquiatra sostienen que no hay ni delirio ni mentiras, ni nada de eso en la psiquis de V.”, fundamentó Caravelos.
Entre los permisos con los que cuenta el imputado, según describió la abogada, también pidió ir a la localidad bonaerense de Lezama “para colocar muebles de jardín, como si fueran unos juegos infantiles”, y se quejó: “Pidió autorización para poder supervisar cómo se colocaban y el tribunal se lo dio”.
“La última novedad es que pidió mudarse. En su momento, se le dio la prisión domiciliaria en el country porque el juez argumentó que no sería en el pueblo donde vivía la víctima ni los familiares ni los testigos: estaría alejado de ese lugar”, dijo Caravelos. “Este nuevo domicilio que propuso ‘Pacu’ es en Brandsen. La misma localidad donde vive la víctima, sus familiares y todos los testigos que han declarado en la causa”, agregó.
“Hubo oposición de nuestra parte, e incluso presentamos una nota con poco más de 170 firmas de vecinos, porque ellos reclamaban poder saber qué era eso de que estaba cumpliendo una detención en la propia comunidad, por qué delito y qué beneficios tenía, y por qué se lo veía salir casi todos los días. Ese tipo de cosas reclamaban los vecinos, pero no fueron atendidos. Esa resolución está apelada y estamos esperando a que la Sala 4 de la Cámara de Apelación y Garantías de La Plata revise la situación de este señor, pero no creo que prospere”, reflexionó Caravelos sobre el acusado, quien ya se mudó a Brandsen.
“No se controla todo lo que tiene que ver con sus salidas -insistió la abogada-. Qué sentido tiene transitar una pena en tu casa saliendo a comprar madera dos veces por semana. A mi no me interesa que él se pudra en la cárcel. Yo no quiero que cuando salga, salga con más odio que el que tenía para seguir cometiendo más delitos. Pero así, de esta manera, tampoco se garantiza que haya una reflexión al menos de lo que ha sucedido con V.”.
Ante este escenario y a sus 31 años V. decidió escribir su carta pública para denunciar la situación. Infobae la reproduce en forma completa:
Fui víctima de varias y repetidas situaciones de abuso sexual entre mis 14 y 16 años, y no hay expresión alguna que pueda elegir para que logren oír, escuchar, entender el dolor que quedará alojado en mi recuerdo.
Haber tenido que borrar abuso con silencio porque la sociedad no estaba disponible para recibir mi relato y mi verdad en ese tiempo. Hoy lo puedo aceptar, pero es muy doloroso que parte de esa sociedad siga eligiendo no querer escuchar. Más doloroso aún es que hoy sea la Justicia quien siga respaldando a un perverso, a un hombre que con 39 años eligió abusar de una niña.
Hoy me toca volver a ser víctima, pero esta vez de esa Justicia. En el año 2016, después de 10 años de haberme silenciado y sentido encerrada, señalada, juzgada, con miedo de salir, me animé a denunciar, aposté a la Justicia; a la escucha y respaldo de la Justicia. Puse el cuerpo, el alma y la mente disponibles para ese momento y todo lo que iba a venir después.
Me encontré dando todo de mí, confiando. Por momentos con miedo, por momentos un poco débil, pero sintiéndome respaldada por algo en lo que creí, a lo que decidí conscientemente decir: “Sí, este es el modo, este es el camino correcto”. Ese algo que en un momento supo darme lugares de alivio, de apoyo, de escucha… Pero de repente todo ahí sucedió en un instante, así como si un viento pasara y eso que atraviesa lo diera vuelta y te descolocara sin previo aviso.
¿Quién fue ese viento para mí? La Justicia, que eligió dejar de escucharme, y volver a escuchar a los que escucha siempre, a esos que tienen cierto poder. La Justicia decidió fijar fecha de juicio para el año 2023, otorgar prisión domiciliaria en un barrio privado con permisos y salidas. ¿Salidas? ¿Es necesario que eso suceda? ¿Viajar 20km regularmente cada semana con la simple excusa de conseguir materiales para “X” actividad? Sí, esto permite la Justicia.
Y no solo eso, sino que ahora vuelve al pueblo donde todo pasó, a pesar del reclamo de la gente del lugar. ¿Cuánto más esperar, cuanto más sostener? Si ya está todo dicho y todo expuesto. Me invade la sensación de agotamiento, de sentir que de repente di un paso hacia adelante y 5 para atrás.
¿Por qué se avalan las trabas cuando uno quiere hacer lo correcto?
¿Es lógico que la Justicia abra puertas a alguien que decidió manipular, tocar, someter y consumir la mente, el cuerpo y el alma de una niña?
Sané y sigo sanando, un camino largo pero de mucho aprendizaje, agradecida igualmente hoy por poder estar atravesando este proceso.
Solo quiero decirles que sostener esto es muy doloroso, se hace cada vez más eterno, pero elijo seguir, no solo por continuar mí proceso, sino también porque sé que es injusto que la “Justicia” actúe así, no solo en esta causa, sino en tantas otras.
Escribo para intentar visibilizarlo qué sucedió, sucede, pero tiene que dejar de suceder. La Justicia Injusta y una historia imborrable que intenta encontrar su fin.
V.
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