El 13 de marzo pasado llegó un llamado anónimo al 145, la línea para denuncias contra la trata de personas. Del otro lado, una mujer contaba sobre un hombre llamado Cristian Miguel Montes de Oca. que se hacía pasar por representante de artistas pero que, en realidad, abusaba sexualmente de menores, filmaba esas violaciones para luego venderlas y prostituía a todo aquel que cayera en sus redes. Además, hablaba de estafas y extorsiones con material de nenas de 14 años. Y, quizás, lo peor de todo: cada cosa que hacía la promocionaba en su canal de YouTube, a la vista del todo el mundo.
Siete meses después de ese llamado, la Justicia comprobó que la denunciante no mentía en nada de lo que había dicho. Peor aún, se había quedado corta. Lo que hacía el sospechoso era aún más grave de lo que pensaban.
La denuncia de la mujer recayó en la Fiscalía Federal N°1 de Lomas de Zamora, a cargo de Sergio Mola, y en el Juzgado Federal del juez Federico Villena. La investigación comenzó con distintos trabajos de inteligencia que quedaron a cargo de la Policía de la Ciudad.
Lo primero que se hizo fue comprobar que, efectivamente, Montes de Oca tenía dos canales de YouTube bajo su dominio: lo que se vio allí desagradable. El acusado muestra a menores de edad firmando supuestos contratos y se vanagloria de haber “contratado” a una chica porque le practicó sexo oral.
En un escrito del juez Villena, al que pudo acceder Infobae, se describe parte del accionar de Montes de Oca: “Resultaba notorio apreciar que el carácter de las publicaciones tenía explícitamente por objeto el reclutamiento de personas de diversos sexos, géneros y edades, bajo la promesa de realizar grabaciones de series, películas y publicidades”.
Víctimas que aportaron su testimonio para la causa hablaron de que el acusado les prometía que participarían de la cuarta temporada de la exitosa serie “El Marginal” o que serían protagonistas de una nueva película que se iba a estrenar llamada, supuestamente, “Mil días preso”.
Nada era real. Todo formaba parte de un engaño.
Pero en el recorrido y análisis por sus videos, los policías que realizaron los trabajos de inteligencia se toparon con algo muchos más grave y serio: el video de un abuso a una nena de 14 años.
En esas imágenes, que se puede ver en esta nota con la debida protección a la víctima, se puede observar como Montes de Oca muestra el material desde la pantalla de un celular y cuenta que intentó vender las imágenes: “¿Te gustó el video? No lo filtres por favor. Yo pasé un pedacito a ver si me dona el chico”, dice. También señala que la chica es mayor de edad, lo cual se comprobó que no es cierto.
Ante esta evidencia, el juez Villena ordenó que se intensifiquen las tareas de inteligencia. Los policías porteños realizaron escuchas telefónicas, seguimientos y se preparó a una agente para que se haga pasar por una interesada, y de esta manera grabar una cámara oculta.
En uno de los archivos de audio que se originó por la pinchadura del teléfono de Montes de Oca, se puede escuchar al acusado haciendo las veces de proxeneta, arreglando el precio para que un “cliente” tenga relaciones con una menor.
Algunas de las frases que dice el sospechoso:
—“Primero, para estar con…, tenes que poner ocho lucas. Si no la tenes, es en vano que te dé el teléfono porque no te va a atender”.
—“A ella le doy 6, y 2 me quedo yo. Ese es el negocio que hice con ella. Me da dos lucas por cada cliente. Le dije que eras amigo, pero le tenes que mandar el dinero primero”.
—“Ella necesita facturar. Son 3 horas. Hacés lo que quieras con ella. Avisame si va a ser el tema, y te hago al segunda”.
Al mismo tiempo que se realizaban este tipo de trabajos por parte de la Policía de la Ciudad, se recepcionaban distintos testimonios de víctimas que contaron atrocidades. Varias personas dijeron que el acusado tiene HIV y que, mientras tenían relaciones con él, se sacaba el preservativo sin decir nada. Esto también fue corroborado por la Justicia y adherido al expediente.
La investigación determinó también que Montes de Oca vivía en una casa en la localidad de Quilmes pero que recibía a sus víctimas en las oficinas de un estudio jurídico ubicado en Rivadavia al 1.600 en Ciudad de Buenos Aires. Las alquilaba por hora.
La denunciante original aportó detalles de los montos que manejaba Montes de Oca, y como realizaba las estafas: “Ofrecía trabajos en publicidad, películas y en videos de abuso. Para acceder a estos exigía a los postulantes el pago de $7.500 o $8.500 por gastos administrativos, como así también mantener relaciones sexuales con él”. La mujer agregó que “estos encuentros sexuales eran grabados y subidos sin el consentimiento de las personas implicadas al canal de Youtube”.
Otro detalle descripto en el escrito del juez Villena sumó aún más pruebas contra Montes de Oca: “En una página de fanáticos de River Plate publicó un video de su canal de YouTube bajo el usuario “Chadoca se CoPa”, destacándose las letras “C” y “P” en mayúscula, las que comúnmente en redes de pedofilia en internet son utilizadas como acrónimos para las palabras Child Pornography. El título y descripción del video rezaban: “Mi amorcito….participará de una serie infantil”.
Con toda esta información, y más aún, el magistrado ordenó el allanamiento a la casa de Montes de Oca y su detención. El operativo se realizó hace dos semanas pero trascendió recién ahora. Los efectivos secuestraron cuatro teléfonos celulares, dos tarjetas SIM, un troquel de tarjetas SIM, un pendrive, una cámara digital con memoria colocada, dos tarjetas SUBE, 17.500 pesos, tres cuadernos con anotaciones y una caja con documentación de interés para la causa.
Días más tarde el acusado fue procesado por delitos realmente graves: “Trata de personas con fines de explotación sexual agravado por haberse cometido mediante engaño, promoción de la prostitución, abuso sexual agravado por haber sido cometido con triple acceso carnal, por haber generado un grave daño en su salud mental y por haber tenido conocimiento de ser portador de una enfermedad de transmisión sexual grave y haber existido peligro de contagio”.
Cristian Montes de Oca, más conocido como “El rey del Voxer”, tuvo la oportunidad de defenderse desde la cárcel. Mediante un zoom en el que estaban presentes su abogado, el juez Villena y su secretaría, el fiscal lo indagó. Sin embargo, solo se limitó a decir: “Me voy a negar a declarar en esta oportunidad”.
Acto seguido tomó la cámara de la computadora y la apuntó directo a sus genitales. El procedimiento debió suspenderse.
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