Ayer por la noche, el ministro de Seguridad Aníbal Fernández reveló un hallazgo alarmante: 648 kilos de cocaína fueron hallados en un contenedor en el puerto de Leixoes en Portugal. La droga había salido desde el Puerto de Guyrati en Paraguay en el buque portacontenedor Doña Verónica, para llegar a Portugal en un buque de bandera liberiana con destino final a Rotterdam, oculto en un doble fondo carga de maíz.
Ese contenedor con la droga, confirmaron fuentes oficiales, entró el 28 de agosto, donde permaneció 13 días en la terminal Exolgan de Dock Sud hasta el 10 de septiembre y luego partió en el barco CSAV Trancura. En el medio, hasta llegar a destino, atravesó puertos como Montevideo, Santos en Brasil, Rio de Janeiro y Tánger en Marruecos. Ninguna escala, según informó Prefectura Naval, duró más de dos días.
El caso, una de las jugadas narco globales más resonantes de los últimos meses, ya repercutió en la Justicia argentina. Tras la revelación de Fernández, la PROCUNAR -el área de la Procuración dedicada a investigar delitos de narcotráfico con el fiscal federal Diego Iglesias- fue alertada por el área de Narcocriminalidad de la Aduana del cargamento y presentó una denuncia en el fuero en lo penal económico que recayó en el juez Diego Amarante.
Hoy, según fuentes del caso, la PROCUNAR investiga una posible complicidad a nivel local. Por lo pronto, la droga es considerada mercadería en tránsito, lo que descarta en mayor medida un plan narco centrado en la Argentina. Sin embargo, se observa de cerca el proceso de escaneos. Un empleado infiel a nivel local es una posibilidad. La Prefectura Naval también envió un oficio a Iglesias replicando la alerta de autoridades portuguesas.
No es el primer caso de este tipo que se detecta en tiempos recientes. En marzo de este año, 23 toneladas de cocaína fueron descubiertas en contenedores descargados en los puertos de Hamburgo, Alemania, y Amberes, Bélgica, 16 mil kilos en Hamburgo, siete mil en Amberes. El cargamento está valuado en 600 millones de euros, según investigadores europeos.
La droga encontrada en Alemania estaba prolijamente oculta en latas de masilla de la marca Fox Colors, producida en Paraguay, con ladrillos envueltos en cinta plateada con un relámpago rojo estampado. Las latas eran muchas: 1700 de ellas fueron descubiertas en Hamburgo, de acuerdo a información de diversas agencias internacionales.
Los contenedores, precisamente, habían venido desde Paraguay. Aquí, en Argentina, hizo trasbordo.
Parte de ese cargamento, 16 toneladas, pasaron por Argentina: fueron cargadas al barco CAP San Artemissio, con un contenedor que zarpó desde Paraguay a través de la vía fluvial nacional. Como en el caso portugués, la carga permaneció en dos semanas en el Puerto de Buenos Aires disimulada en contenedores de masilla. La PROCUNAR también inició una investigación a nivel nacional por el contrabando, un hecho urticante para la administración de Sabina Frederic, que no determinó responsabilidades a nivel local.
De vuelta al caso portugués, autoridades locales no tienen dudas del paso de la droga por Argentina. Sin embargo, la trama local queda por verse.
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