“Patinó”, se ríe un investigador. El 28 de septiembre, el padre de Santiago Mazzini, el abogado que atropelló y mató al piloto Julián Giménez a comienzos de agosto pasado, tuvo una breve charla por teléfono con su pareja. Habló de cómo habían celebrado el cumpleaños de su nieto. Curiosamente, también mencionó a su hijo Santiago. Aseguró que al chico “lo saludó por la medianera”. Fue un desliz incauto: lo que el padre no sabía es que estaba siendo escuchado, con una intervención telefónica ordenada por la Justicia para hallar a su hijo prófugo por el crimen.
La DDI de San Isidro de la Policía Bonaerense, dirigida por el comisario mayor Néstor Muñoz y a cargo de encontrarlo, tenía una cierta idea de qué casa podía estar hablando el padre. La mención a la medianera también fue clave. Les sonaba a la casa del hermano menor de Mazzini, ubicada en la calle Rafael Obligado, zona de Don Torcuato. Enviaron un drone para realizar una vista aérea.
Efectivamente, comprobaron que la propiedad estaba dividida en dos con una medianera, según confirmaron fuentes del expediente a Infobae. A la casa la habían chequeado semanas atrás. Mazzini, determinaron en esa ocasión, no estaba en el lugar. Si estaba en la casa de su hermano fue porque lo movieron allí poco antes.
Entonces, el fiscal Martín Gómez, a cargo del caso, ordenó que la casa sea allanada. La DDI llegó al lugar hoy viernes a la mañana junto con el Grupo Halcón, encontraron a Mazzini en remera y pantalones cortos. El abogado se indignó porque le derribaron la puerta. Lo que dijo después, con una actitud belicosa, fue más indignante todavía: “Eh, ¿por qué me rompieron la puerta? Yo no soy un delincuente, me rompieron toda la entrada y no soy un delincuente”, afirmó.
Luego, Mazzini depuso su actitud y fue arrestado. Logró pasar 93 días prófugo gracias a la ayuda de su familia, con una recompensa oficial de hasta cuatro millones de pesos para entregarlo que quedó sin dueño. Su novia fue encontrada junto a él en el operativo. Está embarazada de al menos cuatro meses.
Mazzini será indagado esta tarde por el fiscal Gómez bajo la calificación de homicidio simple. Su familia no podrá ser imputada por encubrimiento: el Código Penal impide que los familiares de un delincuente sean acusados por refugiarlo, asistirlo o mentir en su favor dados sus vínculos. En todo caso, el crimen que le costó la vida a Jiménez fue de una maldad excepcional.
Ocurrió a plena luz del día, 16:30 horas. El abogado conducía su camioneta negra marca Jeep, modelo 2020, por el cruce de la avenida San Martín con Ayacucho cuando comenzó una discusión de tránsito con Giménez, de 29 años, que hacía pocos meses se había recibido de piloto comercial. El piloto manejaba una moto de baja cilindrada. Si bien no hay testigos que corroboren el motivo de la discusión de tránsito, las cámaras de seguridad del municipio muestran que intercambiaron gritos durante varias cuadras y que hasta pudo existir algún tipo de roce entre ellos.
El desenlace se produjo segundos después cuando ambos cruzaron las vías de la estación Florida del tren Mitre. Según se puede ver en los videos, que resultaron claves para la Justicia, Giménez golpeó el espejo retrovisor izquierdo de la camioneta con su mano e, inmediatamente, Mazzini lo arrinconó contra la vereda y lo atropelló. Tanto la moto como su conductor quedaron atrapados debajo de las ruedas de la Jeep. Luego, huyó.
Una mujer que pasaba por la zona llamó al SAME. El piloto fue internado en el hospital Vicente López y luego derivado a la Clínica Olivos. Agonizó por 20 días pero, tras varias operaciones, murió a causa de las lesiones.
Gustavo, padre de Julián, ya está al tanto de la captura del hombre acusado de ser el asesino de su hijo.
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