Carlos Javier Torres sabe perfectamente que su situación judicial es más que complicada. El entrenador de futbol femenino del club Deportivo Español fue procesado por violar a una de sus alumnas de sólo 15 años. La jueza Érica Uhrlandt consideró que hay pruebas suficientes para corroborar que el hombre de 41 años engañó a la menor burdamente para llevarla a su casa y que, una vez adentro, la encerró y la abuso sexualmente. Luego de ese episodio, cuando la víctima quiso escapar, intentó violarla nuevamente. El relato en cámara Gesell de la menor fue sumamente contundente y brindó detalles de la agresión.
“A la noche me pongo a llorar porque siento que Torres está detrás mío. Lo mismo pasa cuando me voy a dormir que me da la sensación que está acostado conmigo. Siento que me persigue por todos lados. Cuando fue el abuso lloré y le pedí por favor que no me haga nada”, contó la joven en sus primeras palabras ante los psicólogos que la escuchaban.
Según el relato, calificado por los especialistas como verídico y sin fabulación, Torres era entrenador en el club hacía muchos años y la joven su pupila. Explicó que el hombre la acosaba hacía varios meses: “Deje de ir al club porque me sentía incómoda porque él, cada vez que me veía, me decía “te amo” y me tiraba besos”, explicó la víctima.
Luego, dio detalles de lo que sucedió el 14 de octubre, el día del presunto abuso.
“A las 11 recibí un llamado de un número privado. Era Torres. Me dijo que vaya a la casa a firmar unos papeles. Yo acepté para ver de qué se trataba. Yo a él lo conozco desde que nací. Es amigo de la familia. Conoce a mis hermanos, a mi abuela, a mi papá, a todos”, contó la menor.
Más adelante, relató que llegó al club cerca de las 15 y se dirigió directamente al fondo de la institución, que es donde tiene emplazada su casa Torres. Cuando llegó la puerta estaba abierta y su entrenador sentado al costado de una mesa
“Nos sentamos y vi un papel pero no tenía nada escrito, estaba en blanco. Igualmente me hizo firmar eso. Después se paró y cerró la puerta. Se me acercó y me abrazó y me llevó a la fuerza a su habitación. Se tiró encima mío y me dio besos en la boca. Yo corría la cara pero él me agarraba fuerte y me los daba igual. Luego se sacó la ropa y y me sacó la mía”, recordó frente a los especialistas del Cuerpo Médico Forense.
“Quería sacármelo de encima, quería gritar, llorar pero no tenía fuerzas. No dejaba que lo sacara de encima. Pensé en llamar a mi mamá pero mi celular lo tenía él en su mesita de luz”, explicó.
Pero el horror no terminó en ese momento. En su relato, incorporó un dato que no estaba en la denuncia original. Explicó que “luego él se fue a bañar y yo me quise ir pero la puerta estaba cerrada. Cuando salió de la ducha y le pedí que me abra intentó abusarme de nuevo pero esta vez me pude defender”.
La jugadora relató también que, cuando finalmente le permitió irse, antes le dijo: “no cuentes nada porque nos perjudicamos los dos. Si abrís la boca es para quilombo”
En el escrito de 30 páginas de la jueza Uhrlandt,, se especifican los resultados de varios estudios psicológicos y físicos a la víctima. El primero en ser detallado es el examen médico legal en el que se habla claramente de lesiones y desgarros en las zonas genitales de la víctima.
En cuanto a los psicológico, el escrito presentado por la licenciada Marandino del Cuerpo Médico Forense indicó que “la víctima brindó un relato fue espontáneo, guardando coherencia interna y estructura lógica e inestructurado. Señaló, particularmente, a la persona involucrada brindando su nombre, vínculo de conocimiento y función que desempeña”.
En el punto 19 del documento judicial, se mencionan las pericias realizadas a la ropa de la víctima. El informe es contundente y no da lugar a dudas: “El estudio realizado por la División Análisis Físicos, Químicos e Industrial de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires sobre los elementos secuestrados estableció la presencia de fluido seminal de origen humano (dos manchas) en el sector de la entrepierna de la bombacha de la víctima”.
A la hora de defenderse en indagatoria, Torres prefirió no responder preguntas y sólo hizo una pequeña mención: “Soy inocente. A esa hora yo estoy entrenando a las chicas de primera división”.
Mientras tanto, la familia de la víctima sigue pidiendo justicia por la nena y pide que el detenido no salga en libertad. Paula Ojeda, la abogada de la nena, explicó que “la causa es muy fuerte. Esto tiene que ser un detonante ejemplificador para que todos los niños y niñas que pasen por una circunstancia así puedan denunciar y confiar en la justicia”.
Sobre el final del escrito, la jueza dejó asentado el procesamiento de Torres por los delitos de abuso sexual con acceso carnal por aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima en concurso real con abuso sexual con acceso carnal, ambas figuras agravadas por su condición de encargado de la educación. Esa acusación puede conllevar una pena de, al menos, 15 años.
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