La noche del 23 de julio pasado, F.M., de 21 años e hijo de un empresario de la localidad santafesina de Arroyo Seco, se juntó con amigos para comer un asado e ir luego a una cervecería. En un momento de la reunión, el joven se separó del grupo para ir por marihuana. Había acordado la compra con una dealer de la zona, Virginia Malvestitti. Fue en auto hasta el punto de venta, una casa en Baigorria al 600. Allí comenzó el calvario que culminó con el jefe de la banda narco Los Monos, Ariel “Guille” Cantero, y otras 15 personas más procesadas por secuestro y comercialización de drogas.
Es que, según el procesamiento, al que tuvo acceso Infobae, ese 23 de julio, unos segundos después de que F.M. bajara del vehículo en la puerta del punto de venta de droga, fue interceptado por un hombre vestido como policía que descendió de un Chevrolet Astra estacionado a unos metros. El supuesto agente le dio la voz de alto. En simultáneo, otro hombre apareció por detrás de la víctima y le dio un culatazo. El F.M. trató de escapar. pero no pudo. Lo subieron a la fuerza al coche, donde habían otras dos personas.
La víctima fue llevada hasta una vivienda de la intersección de Simón Bolívar y Bomberos Voluntarios, de la ciudad de Villa Gobernador Gálvez. En ese lugar, permaneció cautivo varias horas, mientras comenzaron las llamadas a sus padres para exigirles el dinero por su liberación.
Los secuestradores se comunicaron primero con la madre del joven. A través de WhatsApp, le enviaron audios y una fotografía del chico a modo de “prueba de vida”: en la imagen se veía al joven con los ojos vendados y dos pistolas apuntándole a la cabeza. La mujer creyó que se trataba de una broma y bloqueó el contacto. Los captores, entonces, le hablaron por medio del celular de su hijo: “Desbloquee a los pibes que le mandaron primero, porque si no a tu hijo no los vas a ver más, así corta la bocha”, la amenazaron en un mensaje de voz.
“Le dimos una hora doña, ya van 10 minutos. Fíjese lo que va a hacer que esto no es joda. Desbloquee a los muchachos porque voy a empezar a verduguear a tu hijo, viste la foto que te mandé, le voy a mandar un dedo”, la volvieron a intimidar luego.
Durante las negociaciones, los secuestradores exigieron USD 100 mil. Como los padres no contaban con el dinero, posteriormente bajaron sus pretensiones y terminaron aceptando un pago de USD 10 mil y algunas joyas. La entrega se hizo en las inmediaciones del Puente Cargill de esa localidad santafesina. F.M. fue liberado de madrugada, cerca de las 2. Durante su cautiverio, al joven le realizaron cortes con un cuchillo y lo golpearon: sufrió fracturas en un dedo, una mano y un codo. También le robaron el short de Independiente, la remera y las zapatillas blancas que vestía.
La investigación recayó en la órbita de la Fiscalía Federal N°2 y el Juzgado Federal N°3 de Rosario, y con el correr de los meses se estableció que detrás del secuestro estaba el líder de Los Monos, Ariel “Guille” Cantero, preso en la Unidad Carcelaria de Marcos Paz con ocho condenas por las que acumula más de 96 años de prisión.
Tras el análisis de legajos de transcripciones telefónicas, entrecruces de llamadas, impactos de antenas y datos vinculados a diferentes redes sociales, sumado a información obtenida de mensajería instantánea y declaraciones testimoniales, los investigadores determinaron la participación de varias personas que integraban una red de distribución y comercialización de drogas.
En ese marco, hubo más de 80 allanamientos a comienzos de octubre en los que cayeron varios acusados: Sabrina Ivana Barrias, Mayra Belén Mansilla, Agustina Belén Casas, Mariela Alejandra Gorosito, Gregorio Agustín Núñez, Laureano Aznarez Espeche, Marina Liliana Núñez, Gonzalo Weber y la mencionada Malvestitti. A ellos se les agregaron un menor de edad, G.F., y Alexander Daniel Alcaraz, quien se entregó por sus medios.
Los procedimientos fueron en domicilios de la Villa Gobernador Gálvez, San Lorenzo y en los barrios Godoy y Triángulo de Rosario. Hubo también operativos en otras cárceles, ya que Cantero no es el único recluso implicado en el rapto: también participaron del hecho Pablo Javier Pascua, alojado en la Unidad de Coronda; Leandro Vinardi, Cristian Nicolás Avalle, Axel Aldo Nahuel Vilches y Jonatan Leonardo Lencina, todos ellos detenidos en la Unidad de Piñero.
Estos últimos cuatro están señalados como quienes comandaron el secuestro extorsivo desde el interior de la cárcel de Piñero, mientras Cantero monitoreaba de lejos. El plan fue ejecutado por Espeche, Núñez, Alcaraz y Weber, con Mayra Mansilla oficiando de nexo entre ambos grupos.
De acuerdo a los investigadores, el secuestro “estuvo motivado en la necesidad de saldar deudas vinculadas al pago de material estupefaciente entregado para la venta por los sujetos aquí investigados”. Fue organizado por Virginia Malvestitti y su pareja, Pablo Pascua, quienes acordaron que parte del botín logrado tras el pago de rescate sería tomado a cuenta de una deuda que mantenían con Los Monos.
En una presentación conjunta, los fiscales rosarinos Claudio Kishimoto y Franco Benetti; de la Unidad Fiscal Especializada en Secuestros Extorsivos (Ufese), Santiago Marquevich, Pedro Rebollo e Ignacio Rueda, y lo de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), Diego Iglesias y Matías Scilabra, solicitaron el procesamiento de los 16 acusados, dictado ayer por el Juzgado Federal 3 de Rosario.
Cantero, Vinardi, Avalle, Lencina, Vílches, Mansilla, Agustín y Marina Núñez, Aznarez Espeche, Weber, Malvestitti, Pascua y Alcaraz están imputados por los delitos de secuestro extorsivo agravado por haberse cobrado el rescate exigido, por haberle causado a la víctima lesiones graves y por la participación en el hecho de 3 o más personas; y robo agravado por el uso de arma y por haberse cometido en poblado y en banda.
También por tráfico de estupefacientes agravado por servirse de menores de 18 años, cometido con violencia e intimidación y por la participación de tres o más persona, en carácter de coautores.
A Barrias, Casas, Gorosito y G.F. los imputaron por este mismo delito, pero a diferencia del resto quedó descartada su participación en el secuestro.
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