Una semana después del inicio del juicio oral, este miércoles se conocerá el veredicto del jurado popular que definirá si el ingeniero electrónico israelí Gilad Gil Pereg puede ser encontrado culpable por los crímenes de su madre y su tía, Pyrhia Saroussy y Lily Pereg, o es considerado inimputable al efectivamente creerse un gato.
La audiencia comenzó pasadas las 8:30 con el alegato final del fiscal mendocino Fernando Guzzo, que pidió al jurado que dicte un veredicto de culpabilidad para Pereg tras considerar que cometió un “asesinato despiadado” con “plena consciencia de la criminalidad de sus actos”.
“Nunca negamos que tiene una enfermedad, que padece una patología” pero “no es inimputable”, manifestó el fiscal, que finalizó su presentación con una diapositiva con la frase: “Ni el maullido más fuerte puede acallar ni distorsionar la realidad de la humanidad del acusado y su juicio crítico al momento del hecho”.
Cuando empezó su alegato una de las abogadas que representa a la familia de las víctimas -que siguen el proceso desde Israel y Australia en vivo y con una traducción al inglés- Pereg, que seguía el juicio por un circuito cerrado de televisión, manifestó que había problemas con la transmisión. Minutos después fue trasladado a la sala, a la cual llegó vestido igual que el primer día, con una remera roja, un traje de baño y sandalias.
Este martes, Pereg declaró ante el jurado y reafirmó la versión que sostuvo desde que los cuerpos de las víctimas fueron encontrados enterrados en el fondo de su casa de la localidad mendocina de Guaymallén en enero de 2019.
“Yo veo a mi madre que me habla en la cabeza. Me dice que está secuestrada en un lugar oscuro. Que mi vieja está muerta es mentira. No vi una foto, no vi nada. No sé donde están. La policía y la fiscalía ocultaron los cuerpos en mi terreno”, señaló ayer el acusado conocido cómo “hombre gato”, por actuar como tal desde el descubrimiento de los crímenes.
“Mi madre y mi tía siguen vivas. Han sido secuestradas y están en un lugar oscuro del que no pueden salir. Mi madre me habla todas las noches, dentro de mi cabeza. Me dice que tengo que salvarla, y yo le digo que no puedo porque estoy encerrado. Es mentira que han encontrado los cuerpos en el terreno mío. Y si encontraron algo, fue algo plantado”, agregó.
Según la defensa, a cargo de los abogados Maximiliano Legrand y Lautaro Brachetta, Pereg habló por voluntad propia, respondiendo preguntas de los letrados. Habló estando en todo momento de pie y mostrando una evidente dificultad para armar las palabras y frases, describió el diario Los Andes.
Pereg está acusado del delito de homicidio agravado por el vínculo de su madre, Pyrhia Saroussy, y el homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego de su tía Lily, por los que podría ser condenado a prisión perpetua.
Legrand y Brachetta insisten que su cliente padece una condición psiquiátrica y piden la inimputabilidad.
Policías y funcionarios judiciales que participaron de los procedimientos en la casa de Pereg lo recordaron como un hombre “coherente”, “colaborativo” e “inteligente” en las audiencias de la semana pasada. “En ningún momento de esos días, mientras buscábamos a sus familiares, actuó como si fuera un gato”, señaló en ese sentido uno de los efectivos policiales que participó en varios de los allanamientos.
Ayer fue el turno también de la psicóloga María Jimena Rivas para dar testimonio en el juicio. La especialista atiende al imputado en el Hospital Psiquiátrico El Sauce donde está alojado: se entrevista con él de lunes a viernes, y entre una y dos horas diarias.
Rivas indicó que el diagnóstico de Pereg es parafrenia, un trastorno delirante crónico e irreversible que consiste en un delirio generalizado.
“Es una psicosis que puede producir inimputabilidad. Con tratamiento de por vida puede estar estable, pero es un delirio irreversible. No es normal”, amplió la profesional, y dijo que el imputado “tiene una estructura psicótica que puede alterar por momentos el juicio de la realidad”.
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