Los seis alumnos de 14 años acusados de abusar de sus compañeras, y de fotografiar sus partes íntimas para luego distribuir esas imágenes, no serán sancionados y podrán seguir cursando el 2° año de la secundaria de manera virtual los primero días, y presencial después, según decidieron las autoridades del colegio católico Roque González de Posadas, Misiones, donde ocurrieron los hechos.
La decisión de la institución, conocida en las últimas horas y a la que accedió Infobae, va en contra de lo que había propuesto la fiscal del caso: que los varones terminen el año de manera virtual para no cruzarse con las víctimas. Además, se filtraron más capturas del grupo de chats de los acusados donde se habla de atar a una de las nenas, de “torturarla con una máquina” y hasta de golpearla.
Según lo que comunicó el juez de la causa, Cesar Jiménez, la decisión que tomó el colegio con respecto a los acusados es que sigan asistiendo a la institución de manera presencial, aunque en estos días comiencen con clases virtuales en lo que se conoce como enseñanza asincrónica. Esta determinación causo malestar en los padres de las víctimas que aseguraron que en una reunión privada les habían prometido otra cosa:
“Nos dijeron ayer a la mañana que los chicos iban a terminar el colegio de manera virtual y que no los iban a sancionar. Nos pareció bien pero después nos enteramos que cambiaron la decisión y que van a ir al colegio antes de que termine el año. Si mi hija quisiera ir al colegio se los va a cruzar de nuevo, es una locura”, contó Belén, una de las madres denunciantes.
La causa que instruye la fiscal María Laura Álvarez comenzó tras una sentada, a modo de protesta, que las alumnas realizaron durante un recreo en el colegio. Allí exhibieron carteles en lo que se podía leer sus reclamos: “No me siento segura en mi propio colegio”, “No es culpa de mi pollera”, “Merezco respeto” y “No es no”, se leyó entre otros mensajes. Ese mismo día, la madre de una de las chicas realizó la denuncia.
En esa presentación se cuentan detalles del padecimiento de las víctimas cada vez que ingresan al aula a estudiar. “Les levantan las polleras y les sacan fotografías de las partes íntimas, que luego las distribuyen en grupos de chats. Además, les tocan la cola deliberadamente o ponen la mano en la silla y se niegan a sacarla con el objetivo de que la nena se sienta obligada a sentarse”.
El viernes pasado, la fiscal Álvarez decidió impulsar la investigación con un escrito enviado al juez de instrucción César Jiménez. En ese documento se realiza una descripción de los hechos denunciados y se imputa a seis jóvenes, todos de 14 años, por delitos realmente graves: abuso sexual agravado por ser la víctima menor de edad, en referencia a los tocamientos en el aula, y producir, distribuir y publicar pornografía infantil, por las fotos que les sacaron a sus compañeras y luego distribuyeron.
En el expediente hay pruebas que van más allá de los testimonios de las nenas. Tienen que ver con mensajes de un grupo de chat llamado “Boxing torneo” donde participan todos los acusados.
En la primera captura, los menores hablan de violar a sus compañeras, de someterlas sexualmente en grupo y hasta de “raptarlas”: “Amigo, la raptamos a L. y listo. Nos la follamos”. Otro avala ese mensaje y sube aún más el tono: “Sino la atamos y le hacemos ver cómo nos la follamos a la hija de puta de C. Y mientras le pegamos”.
Pero hay más. En las últimas horas la justicia descubrió más conversaciones, igual o más denigrantes que la anterior.
En una charla entre dos de los participantes del grupo, hablan de torturar a una de sus compañeras: “Que se besen. La atamos y la hacemos ver como las follamos a la hija de puta de…. Y mientras les pegamos”. Otro responde: “Le azotamos la cola. Las dejamos todas rojas. Llevamos cualquier tipo de máquina para torturar”.
En otras capturas se ve como se mandaban videos pornográficos y, entre medio, las fotos que les sacaron a sus compañeras. “La atamos y la hacemos gritar como la puta que es”, remata otro en un mensaje final.
Si bien los acusados no pueden ser juzgados ni recibir ninguna pena por tener sólo 14 años, la Justicia y el colegio ya trabajan para que atraviesan distintos trabajos con psicopedagogos, cursos y talleres para aprender a respetar a las mujeres. Mientras tanto, casi todas las chicas que sufrieron los abusos no quieren volver al Roque González.
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